No permitiré que eso pase.

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-Entonces...¿Puedes ejecutar cualquier tipo de magia?- Dijo el rubio clavando sus ojos verdes en la pelirroja.

-Si. 

-¿Y eso tiene limitaciones?

-Por supuesto.- Contestó ella, bastante agobiada por las preguntas, llevaban así un par de horas.

-¿Puedes llegar a morir si la utilizas demasiado?

-Podrían pasar cosas peores...- Dijo ella en un suspiro.-Gil, ¿Alguna pregunta?

-¡Puedes crear vida?

-Por supuesto.

-¿Como?

-Como todas las mujeres.- Ya estaba harta de este tipo de preguntas, no podían ser peores.

-¿Puedes devolver la vida a personas ya muertas?- El semblante de la chica se oscureció.

-No puedo devolver algo que nunca fue tomado, la vida se acaba, nadie la roba. Si lo ves de esa manera, no puedes hacer que una persona muerta por causas naturales, si es asesinada, ya es distinto.

-Tu maestro...- Empezó el rubio- Fue asesinado, ¿No?¿No intentaste revivirlo?-La chica suspiro de nuevo, esto se estaba volviendo demasiado personal para su gusto.

-Si, lo intenté. Pero por más poder que tengas, no podrás hacerlo ¿Como te lo explico?...- Chiro tomó su mentón mientras pensaba detenidamente como explicarlo.-¡Ya! Tu tienes dos mechas ¿Si?

-Bien.- Contestó el chico atento.  

-Ahora, una de tus mechas esta ardiendo y la otra no. Para que la mecha que está ardiendo dure más, debes pasar un poco de la otra mecha a la otra. Pero para la otra, eso sería quitarle un poco de su "Vida", y las posibilidades de que el nudo que las une se rompa son altas, por ende perderías ambas mechas.

-Sería algo como una equivalencia...- Dijo el rubio pensativo.

-¡Exacto!, Para revivir a alguien necesitas de algo equivalente, una vida por ejemplo. Si lo intenta una mujer, también podría entregar su fertilidad. 

-Es decir que puede entregar la vida que podría llegar a dar.- Ryans hizo una pausa- Entonces, que has hecho?- al escuchar esto, la chica esbozó una sonrisa amarga.

-Intenté las dos maneras, ninguna funcionó.

-¡¿Tu - Empezó el rubio sorprendido y con los ojos muy abiertos. El pelinegro estaba atónito.

-Probablemente, no tenga más de 30 años de vida, y nunca tendré un hijo. El nudo no funcionó, perdí demasiada mecha.

Ambos hombres guardaron silencio, y a Chiro no le gustó. Nunca lo había dicho, salvo a su madre, que cuando lo hizo derramó más de una lágrima, pero reinó el mismo silencio.

-Por esa razón acepté el trato. Mi madre esta encerrada en aquel castillo, y necesito sacarla rápido, si no, mi tiempo se acabará. No permitiré que eso pase sin antes haberla visto.

La princesa ilegítimaWhere stories live. Discover now