Me di cuenta de que el cielo no era azul y me sentí estúpida, vi la tristeza precipitándose por mis muñecas.

Me acerqué a la muerte y la vi sonreír presumida, me dedicó una mirada fría y un poema hecho cenizas. Me acerqué a ella, vacilante, preguntándome si estaba ahí de pie observándome pero cuando mis dedos rozaron su cuerpo desapareció haciendo que me preguntara si ella solo había sido fruto de mi mente suicida.

Me advirtió y yo no le hice caso, me adentré ingenua en la boca del lobo.Pensé que algún día podría salir del ocaso y respirar fuera de los fantasmas que habían adornado parte de mi pasado. Seguí caminando sin darle importancia a todo lo que me había sucedido, sola y sin rumbo a cualquier lugar lejano y perdido.

Sentí el frío envolver mi falda al vuelo y esperé pacientemente a que alguien viniera a recogerme.
No apareció nadie y la muerte volvió a sonreír.Esta vez dejé caer por mis mejillas una pequeña muestra de mi agonía y mi subconsciente me recordó que no tenía a nadie en el mundo al cual le importara.

Mis rodillas flaquearon y mi cuerpo cayó en el asfalto como una pluma movida por la inestable brisa. Noté como algunas de las piedras se clavaban en mis rodillas. Levanté la cabeza y vi a lo lejos a la muerte sonreír, le chillé presa del pánico y ella me acompañó al final de mi agonía y al comienzo de mi eterno descanso.

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⏰ Last updated: Oct 20, 2016 ⏰

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Cinco Trozos De AlmaWhere stories live. Discover now