-¿Hola?...

 Mi corazón se disparo al escuchar el sonido de mi propia voz,  sentía como me faltaba el aire poco a poco y como  descendía una gota de sudor helada a través de mi nuca... Eché a correr sin dirección, presa del pánico y con el corazón en la mano,  corría y corría, solo necesitaba llegar a casa o algún sitio en el que poder orientarme, -mierda y mierda- , no quería desmayarme por un ataque de pánico y menos en mitad del bosque, no no y no. Hoy no.

A cada paso que daban mis pies  a través de arboles delgados y mohosos escuchaba esos pasos tras de mí, pero no me di la vuelta, no quise volver a mirar a tras, mi carrera ya no era por puro placer si no que se había vuelto angustiosa y terrorífica, sentía que  cada vez se acercaba mas a mí, por lo que yo apretaba la carrera haciendo zancadas largas. Sentí que las lagrimas se formaban en mis ojos al no ver una salida, por más que corría no me sonaba nada y más me daba la sensación de que estaba perdida. Salte unas piedras de arcilla de un gran salto, al llegar a tierra me salpique de barro la cara y la camiseta.

-¡Oh! Fantástico...

Me dije mientras me ponía en pie quitando restos de barro de mi pelo. Observé  horrorizada hacia atrás, no venia nadie, suspire y  mire a mi alrededor. Me di cuenta de donde estaba.

-¡El arroyo!

  El arroyo y el pozo estaban a mi frente (con gracias) abriéndome los brazos y tranquilizándome  -¡bien!- porque ya estaba cerca, recordaba que había pasado por aquí antes.  Me incorporé un poco apoyando las manos en mis rodillas, cogía bocanadas de aire de forma irregular, mi corazón aun iba desbocado, lo sentía palpitar fuertemente en la cabeza. Estaba cansada de tanto correr y mis piernas estaban entumecidas por el fuerte entrenamiento a las que las estaba sometiendo.

Escuche pisadas, eran como si caminaran por algo mojado o algo resbaladizo. Mire en su dirección, pero allí no había nadie. Baje la mirada  y atónita vi como la arcilla del suelo se dibujaban unas huellas que venian en mi dirección. Dios mío... 

No quise seguir mirando y ahogando un grito salí impulsada por algo más que el horror pendiente abajo. No me lo pensé dos veces en tirarme por la colina que estaba a mi derecha, pero ahora ya lamentaba el no a verlo recapacitado antes. Resbalando pendiente abajo caí al suelo conforme la primera piedra se cruzó en mi camino , seguí rodando,  raspando mis brazos con ramas secas, viendo como todo daba vueltas a mi alrededor y las rocas pasaban casi a un centímetro de mi cara, -ups- tragué saliva y me impulsé dejando caer mi culo en la superficie, hice esfuerzo contra el suelo para poder frenarme y justo pare delante de un conjunto de rocas grises  que tapaban mi visión, me sujete a ellas y me levante por la inercia palpando mi trasero que sentía que me ardía .

-Augh!!..

Mire a mi alrededor y me situé, detrás de las rocas estaba el camino de tierra seca que me había traído hasta este infierno, la hierba crecía a su alrededor y los arboles eran más dispersos. Cuando fui a rodear las rocas para salir de aquella pesadilla escuche un rugido, pero no de un gato ni ningún animal que pudiera a ver por aquí, si no parecía un rugido humano, una mezcla de grito desgarrador  y lamento a la vez. Sin querer mirar atrás corrí hacia el camino y cuando estuve lo bastante lejos pude volver la mirada atrás.

Solo me sentí segura cuando  traspasé  la puerta  de casa y puse  el cerrojo tras de mi.

 -¡Jesús!.

Apoyé la espalda contra la puerta un poco más segura. Aun me faltaba el aire y mis piernas temblaban, me lleve las manos al pecho intentando controlar la respiración. Fui a la nevera y saque una botella de agua, estaba chorreando de sudor, le di un gran trago. Acto seguido y aun temblorosa subí las escaleras y me di una ducha  rápida para quitarme todo el barro y suciedad de la aventura. Me sumergí en el chorro de agua tibia y deje que el agua me purificara calmando los espasmos de mis piernas.

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