Tú aceptas, yo acepto

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Al parecer el tal Frank Iero tampoco sabía nada de su "compromiso" y su reacción al enterarse de que el hombre sentado a su izquierda iba a convertirse en su esposo fue exactamente la que Gerard había esperado.

— ¡Usted está loco! —exclamó el moreno con incredulidad—, ¡No puede obligarme! ¡No, no hay manera de que acepté esta locura!

— Créeme amigo. Ya lo intenté y no funcionó —murmuró Gerard con indiferencia mientras encendía otro cigarro. Era el cuarto cigarro que fumaba ese día y apenas eran las once de la mañana. Eso decía mucho de cómo estaba yendo su día

El moreno le miró con una mueca de disgusto y luego dirigió su mirada de nuevo a Patrick— ¡No puede hacerlo! —exclamó, casi suplicante.

— Frank, has firmado con nuestra disquera y tu contrato establece que debes hacer lo que se te ordena —murmuró Patrick con calma.

— ¿Y que si me niego?

— Cielos, eres desesperante —murmuró Gerard. Su molesta voz chillona le perforaba el cráneo como agujas.

— Sabía que dirías eso —sonrió—, En caso de negarte nos veremos obligados a despedirte.

— ¡¿Qué?! —parecía que el moreno iba a sufrir un ataque en cualquier momento—. ¡No puede estar hablando en serio!

Gerard soltó una risita. El sujeto no sabía nada. No podía negarse así como así. Algo interesante que también notó sobre él era que su voz vacilaba al hablar. No lo culpaba, de hecho casi sentía pena por él por haber caído en las garras de Patrick y la compañía. Se veía tan joven y entusiasta, todo lo contrario a él. Dio otra calada profunda a su cigarro y luego exhaló el humo. Se sentía algo más relajado gracias a estos.

— Siempre habló muy en serio, Sr. Iero. Además, este matrimonio los beneficiará a ambos. Gerard obtendrá una mejor reputación y tú serás aún más famoso. No habrá nadie que no hable del compromiso entre ustedes. Serán la pareja del siglo.

— ¡Yo no quiero ser "aún más famoso"! ¡No quiero ser la "pareja del siglo"! ¡Y ciertamente no quiero casarme con este paria! —exclamó mientras señalaba a su dirección y movía los brazos con exasperación.

— Oye, estoy justo aquí, amigo —recalcó, molesto. Si ese tipo era caritativo y amable, entonces no sabía que esperar. Más bien parecía alguien muy gruñón para su gusto.

— A ti nadie te habló, ¿de acuerdo?

— Este asunto me incumbe tanto como a ti, enano, así que cierra tu boca si no quieres que te la cierre de un...

— ¡Caballeros! —Patrick irrumpió—, No es momento para discutir. Recuerden que sus futuros dependen de esto. Gerard, compórtate. Frank, estoy seguro de que esto te traerá más beneficios de lo que crees. Además, la relación entre ustedes no tiene porque durar para siempre. Recuerda que existe el divorcio. Sólo será temporal.

—  ¡¿Temporal?! ¡¿Beneficios?! —exclamó—. El matrimonio entre Kurt Cobain y Courtney Love también fue arreglado por publicidad y creo que todos sabemos cómo terminó.

— ¿Me estás comparando con Courtney Love? ¿Quién te crees que soy? —murmuró Gerard. Podía soportar que lo llamasen cretino en su cara, pero que lo comparasen con Courtney Love era algo del otro extremo.

— Sé quién eres, Gerard Way —respondió el moreno en tono acusador— Eres un maldito drogadicto a quién lo único que le interesa es el alcohol y drogarse. Tu reputación está destruida y si no me equivocó tu carrera también lo estará en poco tiempo. Toda tu vida se ha ido al carajo por tus vicios y no creo que mejore. Así que discúlpame por intentar no unirme a ti en matrimonio.

Do you love me? ↠ FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora