Detalles del Futuro

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Los Vengadores estaban asombrados con la información que les estaban aportando los "viajeros del tiempo". Pero su charla fue interrumpida por unos pasos que se aproximaban a ellos. ¿Quién era? Pues Stark, tambaleándose como si estuviera mareado.

-Hola a todos. No os vais a creer el sueño loco y rarísimo que he tenido -comentó balbuceando un poco, pero nada más ver a Piper, volvió a quedarse de piedra- Sigo dormido, ¿verdad?

Sus amigos no pudieron contener la risa con aquella pregunta. Iron Girl se acercó a su padre, quien no dejaba de mirarla mientras temblaba como si fuera gelatina.

-No, papá. No estás soñando, soy tu hija del futuro -le dijo con la voz fina y tranquilizante que le recordaba a Pepper- Sé que estás en shock, pero si pudiste soportar a mis primos y el vídeo de 2042... creo que podrás con esto.

El filántropo no estaba tan seguro de eso. Delante de él se encontraba su futura hija, su heredera.

Una cosa era soportar el hecho de que unos desconocidos que decían ser futuros miembros de su familia habían viajado al pasado para ayudarles y mostrarles cómo se verían años después, pero otra muy distinta era el conocer a su propia descendencia, que internamente agradecía que se pareciera a él.

-Vale... me tomará bastante tiempo asimilarlo, pero creo que podré resistirlo -respondió algo dubitativo.

Una vez recuperado del todo, los héroes le explicaron al genio mecánico lo que les habían contado los primos. Al igual que se lo explicaron a Clint y los demás en la torre por el teléfono de Tony.

...

Después de media hora de charla y explicaciones, cada uno se fue a un rincón de la nave.

El soldado era el más nervioso e impaciente de todos. Su mejor amigo estaba en peligro de muerte y sólo el deseo de rescatarle le daba fuerzas para seguir adelante.

Su mirada se posó de inmediato en Romanoff, quien se había quedado dormida en una de las sillas.

Se veía tan inocente y adorable que, por un instante, sentía ganas de ir a su lado. Pero rápidamente descartó eso, pues no quería despertarla. Además, debía estar atento a la misión y dar las instrucciones para la pelea que vendría.










Sueño (Pov Natasha)

Poco a poco, mis ojos se abrieron, pensando que lo primero que vería serían a mis amigos y a Steve en la nave con destino a Rusia... pero no fue así.

No estaba en el Quinjet, sino en una casa grande y hermosa, iluminada por la luz del sol. Sabía que estaba soñando... pero todo era tan real. Me incorporé del lugar donde me encontraba, que resultó ser un enorme y cómodo sofá.

De todos los sueños que he tenido a lo largo de mi vida, ¿por qué sentía que este era especial? No comprendía nada, así que me levanté y observé por la ventana que tenía detrás.

Afuera había varios coches y una mesa gigante con decenas de platos y comida en el espacioso jardín. Un momento... uno de los vehículos era el Ferrari de Tony. ¿Qué demonios hacía allí?

De repente, escuché unos pasos que se acercaban a mí.

-Nat, ¿dónde estás?

Esa voz... No podía ser...

-Steve -susurré conmocionada.

Sin duda debía ser él. Reconocería su voz en cualquier parte. De la otra punta de la sala salió mi novio, igual de guapo que siempre. Se acercó con su característica sonrisa en la cara, provocándome mariposas en el estómago.

-Menos mal que te encuentro -una vez delante de mí, me besó en los labios- ¿Estás lista?

-¿Lista para qué? -le pregunté confundida.

-No me digas que lo has olvidado. Hoy es la función del "Lago de los Cisnes". Les prometimos a los niños que iríamos a verlos todos juntos.

Su respuesta me dejó anonadada. ¿"Los niños"? ¿A quiénes se refería?

Antes de que pudiera articular palabra, de la nada aparecieron unos niños de unos 7 años. Ambos tenían los ojos azules, pero uno era rubio; el otro, una niña, era pelirroja. Me recordaron muchísimo a James y Maggie. Pero no podían ser ellos... ¿o sí?

Vinieron corriendo con unos trajes de ballet azul y rojo muy elegantes. Nada más verlos de cerca, sentí una extraña presión en el pecho.

-¡Papá! ¡Mamá! ¡Vamos a llegar tarde! -exclamó el niño.

-El abuelo y los demás nos están esperando afuera -continuó la niña.

¿Qué? ¿Qué nos habían llamado? ¿¡"Papá y mamá"!? ¿¡"Abuelo"!? ¿¡Pero qué clase de broma era esta!? ¿¡Quiénes eran estos niños!?

-Si no nos damos prisa, os robarán el sitio -siguió el rubio, impaciente y a la vez emocionado.

-Tenéis que estar en primera fila para grabar nuestro baile -le siguió la pelirroja, haciendo pucheros.

-No os preocupéis, hijos. Llegaremos a tiempo -los tranquiló Steve.

¿¡"Hijos"!? ¡¡¡Yo soy estéril!!! ¡¡¡No puedo tener hijos!!!

Mi cabeza no dejaba de dar vueltas. Sabía que en cualquier momento podría desmayarme y despertar de nuevo, pero por alguna razón no podía. Más bien... no quería hacerlo.

Estaba viviendo mi mayor deseo: tener una familia propia con el hombre que amo. Sin darme cuenta, mi novio desapareció, dejándome sola con los niños. Era incapaz de apartar la vista de ellos. Eran tan idénticos a nosotros... tan hermosos.

Lentamente, la sala comenzó a volverse blanca y desvanecerse en el aire. Entonces lo entendí: me estaba despertando. Ansiaba quedarme un poco más, pero era inevitable.

Antes de que pudiera cerrar los ojos para salir del sueño, los pequeños me abrazaron por la cintura con sus gráciles pero fuertes brazos. Noté cómo las lágrimas se deslizaban por mis mejillas al sentir la felicidad que desprendían aquellos mini ángeles.

Me arrodillé, rodeándolos con los brazos y correspondiendo al abrazo. Una vez que lo rompimos, me miraron fijamente a los ojos. Esas miradas llenas de cariño, dulzura y... amor. Esos zafiros tan resplandecientes y perfectos. Exactamente iguales a los de Steve.

-Es hora de despertar. Te queremos, mami... -me susurraron al unísono. Sus tiernas palabras se quedaron gravadas en mi mente, acompañándome hacia el mundo real.

...

-Natasha... Natasha...

Los sonidos aumentaron, obligándome a despertarme de esa bella fantasía.

Esas voces... no lograba distinguirlas al principio. Por fin abrí completamente los ojos y me encontré con James y Maggie, sonriéndome de la misma manera que los niños de mi sueño.

-Natasha... Es hora de despertar -dijeron los hermanos al mismo tiempo.

Esas palabras... eran las mismas que les escuché decir a mis hijos imaginarios.

¿Acaso me estaba volviendo loca? ¿Qué me estaba pasando?












Los Mellizos Rogers (INACABADA)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant