Capítulo 10

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El resto del día me la paso encerrado. No puedo creerlo.

Estrella lleva mucho tiempo enferma, lo viene padeciendo sola, sufriendo cada día en silencio. Mi padre lo sabía y no me lo dijo, le guardó el secreto. Por eso firmó esa beneficencia. Ella se lo pidió y sintió lástima. Quiso cumplirle un último deseo.

Estrella dice que es leucemia, que no la detectaron a tiempo. No siente dolores, pero el tratamiento es horrible. Empezó con quimioterapia hace poco pero no está funcionando. Ya no pueden eliminar las células leucémicas de su sangre y la degeneración es inevitable.

Me culpo. El dolor es algo que nunca permito entrar en mi vida. No me gusta, no lo quiero, y todo ese dolor de años tapado con lujos explota de pronto en mis ojos y grito y golpeo la mesa con todas mis fuerzas. El grito me hace doler la garganta, y las lágrimas se escapan. No me importa. Me lo merezco.

Podría haberme dado cuenta antes, con solo prestarle atención, con solo verle las ojeras o notar que siempre estaba cansada, pero nunca me importó lo suficiente mi madre. Siempre lejos, siempre en otro mundo, viviendo una vida que ni si quiera me pertenece. Cada una de las palabras que me dijo es cierta y ahora sí, me duelen. Me traspasan y se me clavan en todo el cuerpo. No soy nadie, no tengo nada. Lo único que me queda se está desvaneciendo por la enfermedad del diablo. Me tapo la cara con las manos y lloro en silencio por cada cosa que hice mal. Lloro por no haber querido lo suficiente a mi madre, lloro porque ya es demasiado tarde.

Al día siguiente el reloj biológico no me falla. Salgo a correr ni bien me despierto, todavía está de noche. Correr siempre me gustó, no es algo que haga con regularidad, pero liberar todo lo posible es lo único que necesito en este momento.

Después de desayunar hago un par de llamadas, empiezo los trámites para comprar un viejo corralón a reparar y bastante mal parado y salgo de mi departamento.

Estoy impulsado, o siendo empujado por la culpa, no podría decirlo con seguridad. El camino de tierra es espantoso. No acostumbro andar por estos lugares, pero el GPS me guía hacia la escuela rural a la que se supone que tengo que ayudar. No voy a bajarme del auto. Quiero ver, tengo curiosidad.

Según el GPS, me falta un kilómetro. Nada. Sería nada si no pasara algo inesperado como que el coche se frene y no arranque más. No sé que le pasó, simplemente dejó de funcionar.

Me bajo del auto y lo reviso, simulando que sé algo del tema, pero claro, nunca necesité saberlo. Opto por llamar a la grua y el seguro me dice que van a tardar unas dos horas en llegar. Me desespero. No puedo esperar dos horas en el medio de la nada a que vengan a rescatarme de este infierno.

Tengo opciones, pero ya llegué hasta acá, y ya que tengo tiempo, camino. Camino porque quiero ver, quiero saber. Quiero comprobar la teoría de Estrella, quiero saber porqué este lugar es tan importante para ella.

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⏰ Última actualización: Aug 15, 2018 ⏰

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