Capitulo 8

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Me encontraba parada en el medio de la cocina sin decir una palabra. Tenía a Melody llena de jugo de naranja y los ojos rojos. A su lado, estaba Kensel mirándome muy serio.

-Mi amor, me humillo frente a todas mis amigas.

-Lo se bebé, yo arreglo esto. Cheryl, acompáñame a mi despacho por favor.

-¿Vas a echarla? Le pregunto Melody con una sonrisa.

Ojalá. Pensé para mis adentros. Si seguía manteniendo este comportamiento insoportable, Kensel se cansaría de mí, me daría unos golpes pero saldría de esta casa. O tal vez me mataría para esconder mi cadáver en el jardín de su mansión. Me quede con la primera opción y decidí que haría todo lo posible para irritarlos.

-Cheryl. Me grito María mientras pasaba una mano para llamar mi atención.

-Lo siento, me quede pensando.

-Kensel te espera.

Me dirigí por el mismo pasillo de antes, abriendo la misma puerta, parándome en el mismo lugar y con el mismo miedo.

-Siéntate. Me dijo señalando el asiento de cuero.

-Cheryl, eres increíble. ¿Sabes las veces que quise hacer lo mismo? Me dijo mientras se reía.

-¿Qué? ¿No vas a enojarte? Le dije sorprendida.

-¿Estás loca? Te felicito. Dijo mientras extendía la mano para estrecharla con la mía.

-Cada vez que hagas algo así, ganaras algo en esta casa.

-La próxima puedo tirarle acido si quieres.

-No es necesario. Me dijo con la sonrisa todavía en sus labios. Cuando no esté Melody, podrás salir al jardín. Hay una gran piscina afuera.

-¿Enserio? Dije asombrada. -Me encanta nadar.

-Puedes ir.

-Gracias Kensel.

Luego de esa conversación, a él se le ocurrió que para que no trabaje ese día podíamos jugar al póker. Para mi desgracia yo apenas era una principiante y él sabía todos los trucos.

-Voy a enseñarte a jugar hasta que sepas hacerlo bien. Luego podemos ir a un casino por separado y ganar plata como en las películas.

Wow, tenía bastante imaginación.

-¿No juegas con Melody? Río ante mi comentario.

-Melody no sabe ni que son las cartas. Aparte eres mucho más inteligente que ella. Serias una buena compañera. Me comento mientras repartía las cartas y dejaba el mazo a un costado.

Se nos paso toda la mañana jugando al póker apostando con un par de dólares. Hasta que María nos llamo a comer. Kensel ese día comió con nosotros, parecía como si no le importara que trabajáramos para él. Al no encontrar a Dominik en la cocina me preocupe.

-¿Y Dominik?

-Es su día libre. Me contesto Colette.

-¿No eran los días 20 de cada mes? Se adelanto un poco. Le contesto Joey.

-Me lo pidió esta mañana y le dije que podía irse a su casa. Me dijo Kensel mientras me miraba curioso. -¿Porque preguntas Cheryl?

-Por nada.

Luego de varias conversaciones sobre lo que había ocurrido esta mañana a Tiffany le toco lavar los platos.

-Señor, ¿Porque Cheryl no lava los platos? También trabaja para usted. Le pregunto Tiffany con una sonrisa maliciosa.

-Porque ella no trabaja para ese sector de la casa. Y tiene ciertos privilegios que usted perdió señorita Morgan.

Asique su apellido era Morgan. Pensé para mis adentros.

-Cheryl, necesito que me acompañes a un lugar por favor. Me dijo Kensel dado por terminado el reproche de Tiffany.

-¿A dónde?

-Ven conmigo.

Subimos hasta el segundo piso de la mansión, nos adentramos en un pasillo con paredes rojas en donde se encontraban más de diez habitaciones numeradas. Kensel se paro entre el espacio que había en medio de la puerta cinco y siete. Empujo la pared y se abrió una pequeña puerta oculta.

-Entra.

Estaba todo oscuro, pero sorprendentemente no había olor a encierro.

-Bienvenida a mi guarida. Me dijo con una gran sonrisa en sus labios, mientras encendía la luz.

-Esto es increíble. Le dije atónita.

-Sí que lo es. Compre la casa por este motivo. A partir de este cuarto puedo espiar todas las habitaciones de la casa.

Me puse a observar la habitación que tenía una gran estantería repleta de libros y carpetas, las paredes eran blancas y había un par de cuadros colgados. A juzgar por las siete escaleras que llegaban a esa habitación, parecía normal. También poseía un gran sillón de cuero y una mesa para cuatro personas.

-¿Vienes muy seguido aquí?

-Sí, bastante. Lo uso cuando necesito pensar o estoy cansado. Ya sabes dónde encontrarme cuando me necesites.

-¿Puedo venir aquí también?

-Si me haces un favor sí. Me dijo mientras me desnudaba con la mirada.

-Dime que es lo que quieres que haga.

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⏰ Dernière mise à jour : Jan 18, 2016 ⏰

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