Descontrol.

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Guillermo no sabía cómo reaccionar ante ese beso y Samuel no sabía de donde había sacado aquella extraña valentía para hacerlo, ese era su primer beso, bueno, su primer beso con un hombre y no sabía que hacer pero no se sentía como algo malo, le hacia sentir tranquilo y a Guillermo también.

- Lo siento Guille, no sé por qué he echo esto-. Al separarse (después de un largo rato para ellos dos) se sentían con las mejillas rojas como tomates.

- Samuel...-. Guillermo le había llamado en apenas un pequeño susurro-. ¿Qué sentiste?

- ¿Eh?-. Samuel le veía confundido. Él creía que le iba a gritar o algo peor pero para nada se esperaba que Guille simplemente le preguntara eso-. ¿A qué te refieres con eso?

- Sabes a que me refiero ¿qué sentiste?-. Guillermo quería saber por qué le había besado y si sólo fue un simple impulso.

- Yo... me sentí bien-. Sus mejillas aún más rojas si eran posibles y se creó una tonta sonrisa de chico enamorado en su rostro-. ¿Y... tú qué sentiste?-. Los nervios de ambos estaban a flor de piel.

- A mí también me gustó-. Guillermo ocultó su rostro en sus piernas y Samuel sólo pudo acercarse para abrazar al pelinegro y darle un beso en la frente y dejar que su corazón y mente arreglen sus asuntos.

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Diez horas habían pasado desde que había llegado a ese sitio, no sabía cómo había llegado allí ni tampoco la razón por la cual se encontraba en el gran edificio de las juntas que creaban para revisar las noticias que sucedían.

- ¿Acaso no habías desaparecido y abandonado?-. El castaño suspiró para voltear a ver a su pequeño amigo.

- Creo que tanto tú como todos los demás podemos venir a este sitio cuando queramos-. El pelinegro rodó los ojos. Él no era nadie para estar allí y mucho menos después de lo sucedido.

- ¿Puedes explicarme la razón por la cual decidiste alejarte y abandonarnos?

- Mis problemas no deberían ser sus problemas Alex, soy alguien la cual a vivido muchas cosas como para hacer que alguien caiga en mis tragedias-. El chico se acercó a él para colocar su mano en su hombro en señal de apoyo.

- Sabes que puedes contar con nosotros Rubén y nosotros necesitamos de ti-. Sonrió. Él sabia lo que él pasaba o por lo menos lo suponía. 

- No pienso abandonarles, nunca los he dejado de lado ni siquiera cuando me fui durante tanto tiempo de su lado, sólo que tuve mis problemas actualmente-. El pelinegro sabia que él tenia razón pero seguía teniendo ese horrible sentimiento de que todos se alejarían y volverían locos-. No tengas temor Alex, estaré aquí, lo prometo-. Sonrió.

- Más te vale o iré hasta donde tu te encuentras rubia-. Ambos ríen y salen del sitio. Aunque en aquel día no se esperaban para nada lo siguiente.

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¿En qué momento de nuestras vidas suceden las cosas más extrañas y descontroladas que nos pueden suceder? Cuando llegamos a querer a alguien siempre llega aquella duda de "¿En verdad me gusta?" Durante el camino de querer a alguien llega esa y muchas más y aquello era lo que le sucedía a Guillermo después de su extraño momento con Samuel, el chico después de aquel suceso decidió alejarse solo por aquel día.

- Eres mi destrucción Samuel-. Rió y se alejó del techo para ir a sentarse y revisar su móvil, el cual tenia un buen tiempo sonando como loco-. ¿Qué es todo el alboroto que tienen contra mi pobre teléfono?-. En la pantalla se podía ver el nombre de Frank.

- Más te vale mover tu maldito culo redondo hasta la plaza en donde estuvimos hace tiempo, las cosas se pusieron demasiado descontroladas-. No esperó a dar una respuesta y de inmediato colgó saliendo de su hogar. En ese tipo de momentos lo que menos le interesaba era el volver su cabeza un lío de sentimientos por culpa de su mejor amigo.

Las cosas en el sitio no se encontraban para nada bien. Miles de personas que desconocía se encontraban a su alrededor, adultos y jóvenes pedían a gritos el subir.

- ¿Qué pasa aquí?-. Al llegar veía a sus amigos intentando controlar a todos haciendo que la gente se alterara mas.

- ¡Que la gente quiere noticias!-. Frank intentaba alejarse.

- Necesitamos ayuda-. Al terminar de decir aquello sólo pudo escuchar algunos golpes en la aparte de atrás, el descontrol empezaba a ser notorio y la gente gritaba por desesperación. Ni ellos, ni la gente entendía lo que sucedía.

- ¡DETENGAN ESTA MASACRE!-. Detrás de ellos se escuchó el grito de Rubén-. ¡No es necesario que se griten!

- ¡Tú no eres nadie para intentar controlar a esta gente cuando huiste por una tontería!-. Un chico de la parte de atrás se encontraba con sus puños cerrados. 

- Y tú tampoco lo eres-. El chico se quedó viendo a los ojos del castaño haciéndolo caer-. No es magia, no es esperanza, es su fuerza siendo derretida como mantequilla-. Sentado sobre una estatua del sitio hizo que todos quedaran callados.

- Tú estabas desaparecido y no mereces estar entre nosotros, siempre te vas y nunca nos ayudas en nada-. Una pequeña chica pelirroja de unos dieseis años se encontraba entre los primeros lugares observando al chico.

- ¿Y quién fue la persona que dijo que yo desaparecía?-. El castaño sonreía pero a lo lejos Guillermo podía ver que se encontraba nervioso.

- Tus actos hablan por sí solos-. La misma chica intentaba retarlo.

- Mis actos tienen sus consecuencias, no soy el único que se va y yo me fui por ayudarles y controlar todo este alboroto que tienen-. El chico sonaba seguro.

- Y si es así ¿Por qué algunos seguimos aquí cuando la mayoría ya están allá?

- Si tanto te interesa el estar allá entonces será mejor que dejes de ser tan grosera y que dejes incomodar gente, esto no es un reto de ver quién sube y quien no, esto se hacer para hacerte feliz-. El chico se levantó e inconsciente abrió sus alas.

> No es un juego en el que te encuentras, se trata de buscar a aquella persona que te haga feliz el resto de tu vida, no estas aquí por satisfacción fuiste y fuimos desterrado por cometer errores que nos volvieron idiotas y desaprovechamos nuestros deses en cosas sin importancia-. Las personas le veían sorprendidos-. Cuando alguno de ustedes logre encontrar a esa persona podrán volver a verme-. Y salió. Dejando dudas, preguntas y a un pobre chico de mejillas abultadas preocupado haciéndole correr directo a su casa. Tendría que hablar con Samuel.

Un paso para el final | Wigetta.Where stories live. Discover now