War of Ashes

Capitulo 5: Forest Place

Los disparos revotaban por toda la oficina; el polvo danzaba sobre nuestras cabezas. La sala poco a poco se desmoronaba en una escena surrealista, los soldados del lugar hicieron sonar sus armas. Miller que estaba en cunclillas; logro alcanzar su arma que guardaba en su librero, un gran revolver 45 antiguo, y empezó a disparar a los hombres que disparaban a la casa.

- Mueran malditos, mueran. - Gritaban ellos.

Los soldados americanos que protegían el lugar eran acribillados, bajo el fuego de armas de gran calibre. Los disparos, eran tan constantes que llego el punto que era un sonido uniforme. Un sonido que gritaba: muerte.

La munición de la milicia que atacaba Forest Place, traiciono a los hombres y una granada en el traje de uno de los sujetos fue explotada por el disparo de Miller, destrozando el vehículo con el cual se habían hecho paso; y luego todo el grupo de atacantes fue asesinado, por disparos de los hombres de Miller, excepto uno... el mismo soldado que al principio, habían capturado, estaba escapando con este grupo de hombres; escondido detrás de los restos del vehículo explotado, los soldados de Miller tomaron al hombre y lo llevaron a los pies de la mansión, mientras Miller bajaba de esta con una mirada de odio que se podía sentir desde la distancia. Un solo golpe, con eso basto para callar a todos los que estaban parloteando y llorando; un potente golpe contra el rostro del soldado ruso.

-Esto es tierra de hombres libres, no de imbéciles comunistas - Grito Miller mientras golpeaba al hombre -. ¿Hablas mi idioma?

El hombre no respondió, solo se limitó a gritar cosas que solo una persona ahí entendió, el Dr. Hugo.

-Hoy amigos míos, un enemigo conocido por todos decidió atacarnos; millones murieron; y sé que todos perdimos a alguien este día, todos sufrimos el dolor de ver a la muerte a la cara; pero cada que veo a uno de ustedes- exclamaba Miller mientras caminaba entre la multitud que se reunía- veo esperanza... puede que esto sea lo peor por lo cual alguien puede pasar; es difícil de creer, pero les prometo a cada uno de ustedes, que este país renacerá de las cenizas a las cuales hemos caído. Allá afuera, tenemos a un enemigo, con sed de ver nuestros cuerpos sin vida; pero nunca lo harán. Los nuevos hombres y mujeres de este mundo no pueden tener miedo, ya no. Hemos visto a la muerte, olido su perfume, pero nos dio otra oportunidad; y no la desperdiciaremos. Y si tengo que morir hoy, tratare de llevarme tantos comunistas como pueda al infierno. Señoras y señores, bienvenidos al nuevo mundo y a lo que queda de él. Bienvenidos a Forest Place.

La gente camino, algunos se dispersaron; los heridos fueron en busca de ayuda; y los patrióticos, a buscar un arma y unirse al pequeño ejército de Miller; al ver esto, mando a sus tropas que restaban, junto con sus nuevos integrantes, a conseguir equipo e ir a entrenar al campo que estaba junto a los graneros; cerca de los silos vacíos de misiles.

-Tony, acompáñame a interrogar a este imbécil comunista, hablaremos después. Se que es apresurado pedir esto pero- Se quedó pensando mientras acomodaba su cabello hacia atrás- casi no tengo hombres ahora, y no confió en los "reclutas" nuevos. Eres toda la familia que me queda, y posiblemente, yo la única que te quede.

Senti el golpe, peor del cual el nuevo prisionero de mi tio sintió. Lo de mi madre, es algo que he estado preparando mentalmente, pero mi padre... su estación de policía se encontraba demasiado cerca de donde vi que fue la explosión.

-Perdona, no debi de decir eso, pero lamentablemente, es cierto, hijo- Puso su mano en mi espalda, tratando de consolarme, no sirvio-, Vamos, no tenemos mucho tiempo que perder estos días.

Lo único que pasaba en mi mente, mientras caminábamos junto dos soldados del antiguo pelotón de Miller, era en mi padre. Ahora mas que nunca, espero que se haya ido a una guardia al otro lado de la ciudad, lejos de todo esto.

Un disparo sonó en el aire. Borro mis pensamientos, por un tiempo.

-Hey ¿Qué demonios les sucede?- Grito uno de los soldados de Miller -. Esas armas rusas no las toquen, son demasiado grandes para ustedes.

-No me digas que arma es demasiado grande para mí, imbécil. Soy un tirador experto, no hay arma que no pueda usar- Decía alterado un gordo ciudadano, clásico estereotipo que al ver un arma, se cree Rambo- Te apuesto que desde aquí, puedo darle a lo que quieras.

-Mejor cállate, si no quieres que te arreste, por culpa de gente como tu saben nuestra posición.

-¿Arrestarme? Ja, no me hagas reír; ustedes son los culpables de que esta tranquila zona este infesta de comunistas ¡Traidores!

-Deja esa arma, es tu última advertencia- Apunto el soldado al pecho del hombre, justo como las ordenes decían. Mientras tanto Miller se estaba acercando, el hombre gordo, apuntaba su propia arma hacia el soldado -. ¡Ahora!

-Besa mi trasero- dijo el hombre mientras jalo el gatillo de la pesada arma.

Esa escena nunca la olvidare, el arma rugió en su mano una sola vez, el proyectil, logro impactar contra un muro de la mansión, haciendo un gran agujero. El hombre gordo, salió disparado con el arma, la cual golpeo fuertemente su cabeza. Estaba muerto antes de que el disparo del soldado llegar a su cuerpo.

La gente no corrió, caminaron de manera normal hacia los refugios. Los que estaban tomando las armas del piso, las llevaron rápido con los soldados que quedaban.

-¿Por qué no interviniste, tío?

-Porque el soldado estaba siguiendo mis órdenes, en caso de una desobediencia así, solo lo podemos castigar de esa manera, no podemos soltarlo, ya que podría revelar nuestra posición.

-Eso es... muy cruel.

-El mundo es mas cruel que yo- Dijo Miller con una mirada triste-. Vamos, tengo... tenemos trabajo que hacer.

Entramos en una puerta lateral de la mansion, ataron al prisionero a una silla de madera, y empezaron a golpear al hombre, sin decir una sola palabra.

-Dr. Hugo, aqui, ahora- Susurro Miller a uno de los soldados que golpeaba al prisionero-. Tony, podrias detener mi revolver un momento, tengo que utilizar medidas mas invasivas con este imbecil.

Extendio su arma hacia mi, y la tome. Pesaba mucho, mas de lo que recordaba que pesaba un arma, la ultima vez que tome una fue... con mi padre.