*91 ¿Podrías perdonar?

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María tenía los ojos cargados de lágrimas. La angustia le impedía hablar frases enteras sin romper en llanto. Verán, María fue abandonada por su madre a los 4 años, y fue su abuelo quien durante su niñez la crió, la alimentó y le dio contención. Ahora, con 26 años, me relata haber vivido años enteros llena de odio y resentimiento contra aquella mujer que debería haberla amado, contenido y abrazado en sus momentos más difíciles. Pero su vida fue muy distinta de la que muestran las películas, de como uno imagina que debería ser. Y para María, existía una sola responsable.

Cuando entró en su adolescencia, María huyó de su casa. Buscó a su madre, buscó contención, buscó alguna pizca de felicidad en quién pudiera dársela. Encontró a su madre, pero la felicidad estaba aún muy lejos de encontrarla. Vivió con ella por años, sufriendo peleas y abusos. Hoy me cuenta con total asimilación que su madre le repetía que jamás había querido tenerla. Que arruinó su vida. Que el día que supo que quedó embarazada maldijo a la criatura que crecía en su vientre. No la quiso jamás. "Nadie jamás me quiso", dice, y el dolor en su corazón se refleja en sus ojos, que irrumpen en un llanto desconsolador. "¿Por qué?", me pregunta. "¿Por qué no me quiso? ¿Acaso yo elegí nacer? ¿Acaso yo la elegí como mi madre?". Tal sentimiento la llevó muchas veces a querer quitarse la vida. Pero ha elegido otra forma de castigo. Ha denunciado a su madre por violencia familiar, y dentro de pocos días de nuestro primer encuentro iniciará el juicio.

Enojo, odio, desilusión, resentimiento, ira."¿Podrías perdonar a tu madre?", le pregunto."Jesús ha perdonado todos tus pecados, María. Jesús es Perdón." María me mira atónita. Piensa que es un chiste. Comenzamos a leer la palabra de Dios y orar, pidiendo consejo al Señor de nuestras vidas, y poco a poco María fue encontrando el perdón. Encontrando la forma de perdonar a aquella persona que tanto mal pudo hacerle. Finalmente lo hizo, encontró en su corazón, gracias a la ayuda de Jesucristo, el perdón que tantos años de ira y enojo habían ocultado. Y la perdonó. Perdonó siguiendo los pasos de nuestro Señor. Retiró la denuncia, se enfrentó a su madre y le otorgó su perdón.

"No se dejen vencer por el mal, al contrario, triunfen sobre el mal, haciendo el bien." (Romanos 12:21)

Todo Lo Puedo En CristoWhere stories live. Discover now