¿Navidad?

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El frio del invierno calaba sus huesos, mas el parecía no inmutarse ante ello.
Permanecía sentado e inmóvil en aquella banca del parque. Sus ojos dorados fijos en el hermoso ramo de rosas que sostenía con fuerza entre sus garras. Atento a todo lo que ocurría a su alrededor y a la vez sus pensamientos parecían vagar en otro mundo. ¿Cómo había llegado allí? ¿En que momento su vida cambioa de rumbo tan repentina e ilógicamente? Pasar de odiar a los humanos... A amarlos.
Gruño levemente, enfadado consigo mismo.
Hundió la nariz en la suave tela que adornaba su cuello manteniéndolo caliente.
No la necesitaba, pero aquella bufanda la había tejido ella con sus propias manos. Sus delicadas manos. Y en ella había quedado impregnado su aroma.
El gran Lord se hallaba confundido.
Caer ante los encantos de una humana. Patético.
Yako, su bestia, debía de estar burlándose de el en lo mas profundo de su alma.
El gran Sesshomaru, el demonio mas poderoso que jamás haya existido, el gran Lord gobernante de las tierras del Oeste se encontraba impaciente ¡Y me atrevería a decir que incluso algo nervioso! Esperando llegada de su ¿mujer? ¿hembra? ¿pareja?... Como le quieran llamar.
Bufo fuertemente.
La paciencia nunca había sido su fuerte. De hecho, esta era prácticamente nula.
Además ¿Quién en su sano juicio haría esperar a un Lord? Mas aun si este era nada mas y nada menos que un demonio. Uno muy poderoso. E impaciente, he de reiterar.
Haría pagar muy caro a esa humana, definitivamente.
Sus cejas bajaron sobre sus ojos mostrando su enojo a la vez que diversas formas de torturas para humanos acudieron a su mente causando que sonría maliciosamente.

Pasaron unos minutos mas.
Sentía las miradas de todos los humanos sobre el, en especial de aquellas mujerzuelas que se paseaban por el lugar.
Pero ¿Quién no lo miraría?
Sus facciones faciales eran simplemente perfectas, su piel pálida y aterciopelada, aquellas orbes que poseían un espeso y profundo mar miel. Era difícil no perderse en aquellos ojos. ¡Y su expresión! Severa, dominante, decidida y calculadora. ¡Era inevitable no verlo!
A muchas de las personas le llamaba la atención aquellas lacias y brillantes hebras platinadas que se mecían a la merced del viento. Aunque en aquellas fechas no era inusual ver aquel color de cabello. ¡Eran vísperas de Navidad!
El cielo se encontraba cubierto por una suave capa gris, pero eso no impedía ver la deslumbrante luna menguante que se alzaba imponente alumbrando tenuemente las calles nevadas de Tokio.
Y aquella luz propinada por el hermoso astro enmarcaba con sutileza en rostro del joven lord, haciéndolo ver aun mas hermoso.

Unas hebras azabaches danzaban suavemente con el viento.
Jadeos de la voz que el lord podría reconocer aun estando al otro lado del mundo.
—¡Lo siento!
El aroma a Jazmines inundo sus fosas nasales nublando sus sentidos. Reconocía a la perfección esa fragancia natural, esa voz...
Elevo su mirada ámbar, para encontrarse con aquellos ojos azules que mostraban cansancio extremo. Se perdió en ellos y su rostro se relajo olvidando toda la ira que venia conteniendo.
Ella intento sonreír entre jadeos y el se levanto de la banca observándola indiferente.
—En verdad lo siento, Sesshomaru, tuve que...— Corto su frase al sentir como el acomodaba con sutileza su cabello detrás de la oreja, con cuidado de no dañarlas con sus garras.
El sonrojo en sus mejillas aumento, divirtiéndolo y haciéndolo sonreír por dentro.
—Humana... —Su voz ronca y profunda penetro su cuerpo estremeciéndola.
La joven manifestó una mueca de disgusto y estaba por replicarle, pero se detuvo al ver como su acompañante estiraba hacia ella un pequeño ramo de flores.
Sus enormes ojos zafiros miraron sorprendidos las flores y sintió su sonrojo aumentar mas si es que eso era posible. Elevo su vista para ver la expresión de su amado, mas este tenía sus ojos miel fijos en algún lugar muy lejos de su mirada.
Sonrió enternecida y sostuvo suavemente el ramo entre sus manos.
Volteo a verla y no pudo evitar tener un muy leve sonrojo a verla sonreír con las mejillas de color carmesí y sus ojos brillantes, como dos perlas.
Hubo un silencio donde solo se escucho el susurrar del viento al jugar con sus cabellos.
—¿Qué es lo que querías mostrarme?
—¡Oh! ¡Claro! ¡Ven!—Rio mientras tomaba la mano de su compañero y comenzaba a correr entre la multitud, llevándolo a rastra tras ella.
Intento gruñir y ordenarle que lo dejase, pero su voluntad se quebró al ver como ella volteaba sonriéndole. Solo se dejo llevar.
Al final de una gran masa de personas, familias, novios, amigos y algunos animalillos, subieron unas pequeñas escaleras hasta un balcón.
Ella se detuvo de pronto obligándolo a el también detenerse.
La observo como queriendo manifestar todo su enojo y desaprobación en su mirada.
Y ella solo le sonrió.
— ¡Mira! —Elevo su brazo izquierdo y señalo algo en las alturas.
El, curioso, desvió su mirada al brazo de la joven, siguiéndolo hasta encontrar con aquello que con tanta emoción señalaba su pequeño dedo.
Era un árbol.
Uno realmente grande.
¡Enorme!
Pero no era cualquier arbol.
—Pino...—Murmuro el al ver el árbol cubierto de diversos adornos, con muchas formas y colores. Esferas con numerosos matices brillantes resaltaban en sus ramas, había gruesas guirnaldas decorando y arriba en lo mas alto se hallaba una gran estrella dorada, aunque algo opacada. También a un lado había una pequeña choza donde se podía ver, a un niño en una especie de cuna con algo de heno, también a una joven mujer vestida de azul claro y un hombre apoyándose en un viejo bastón con vestimentas cafés y blanquecinas, además de tres camellos, cada cual con un humano con extrañas vestimentas al lado. Sesshomaru no entendía del todo, pero sabían que eran artificiales, pues no podía oir sus latidos o escuchar su respiración. Todo estaba adornado con unas pequeñas luces que permanecían apagadas por el momento.
—Cuando den las doce y punto...— Murmuro sonriente la joven observando los adornos del árbol, ganándose la atención del joven albino—...Encenderán todas esas luces—Soñándolas con su índice— Y la estrella en lo mas alto brillara— Sonrió abiertamente.
—Hum..
—Entonces sabremos que ya es navidad. En tu época no existe esta fiesta, ¿o si?
—Nosotros, los demonios, solo celebramos nuestras festividades.
—Desprecian nuestra cultura—Hablo como niña pequeña inflando sus mejillas rojas por el fio mientras se cruzaba de brazos.
El solo la miro de soslayo severamente y paso su brazo de forma posesiva por la cintura de la chica que no hizo mas que aumentar su sonrojo y mirarlo confundida cuando el acerco su fino rostro al de ella.
—Despreciamos a su especie—Murmuro contra sus labios.
Su aliento cálido rozo sus labios y un dulce aroma llego a sus fosas nasales.
—Tu no—Dijo insolente
—Tengo algunas excepciones—Admitió ronco y burlón.
Ella acerco un poco mas su rostro al de el, pero el giro su cuello fijando su vista en los humanos que se encontraban en la parte inferior del lugar. Todos habían cesado su hablar de forma repentina.
Pasaron unos segundo en silencio cuando...
¡Puumm!
Cielo y tierra retumbaron mientras el firmamento nocturno se llenaba de una lluvia de colores brillantes. Las exclamaciones no se hicieron esperar, desde el pesebre y el tronco las luces se encendieron en la copa del árbol hasta llegar a la estrella que resplandeció alumbrando todo el lugar.
Y entre las tinieblas se veían las mas coloridas luces. Entre felicidades todos se pusieron a ver los fuegos artificiales que adornaban el cielo.
Incluso Kagome los veía fascinada y emocionada como la primera vez. Como cuando era una niña. Pues Sesshomaru estaba allí, con ella. Era su primera vez con el.
Sonrió ante el pensamiento y giro para ver su reacción, pero el joven demonio no miraba el cielo fascinado, tampoco veía el árbol o su estrella. El la observaba a ella, una mirada profunda que expresaba todo, incluso felicidad. Su mirada, era su modo de comunicarse. Pero su expresión logro confundirla.
Ella lo vio desorientada, enarco una ceja y de pronto sus ojos brillaron con preocupación, ¿Acaso no le había gustado? ¿No lo estaba disfrutando?
¡Claro! ¡Era una estúpida! ¡El era un demonio, jamás les gustaría las mismas cosas infantiles que a ella! ¡Que tonta había sido! No había pensando en el...
Sus ojos se humedecieron y pedían a gritos el perdón del albino quien a ver esto sonrió levemente tratando de calmarla. Acaricio su mejilla para luego llevar la mano a su abrigo y acercar su rostro al oído de la joven.
—Feliz...Navidad...—Pronuncio con algo de duda, pero aun así, su voz ronca provoco un escalofrió en todo el cuerpo de la joven—...Kagome...—Se separo de ella con lentitud a la vez que le mostraba como abría una pequeña cajita y extendía su contenido ante ella.
Lanzo una exclamación mientras llevaba unas manos a su rostro y abría sus ojos al máximo.
En la cajita aterciopelada no había nada mas ni nada menos que una fina y costosa cadena color plata, con el hermoso dije de una luna menguante.
Le miro a los ojos confundida y el desvió su mirada.
—Para que me recuerdes...Siempre...
La volteo a ver.
Su rostro era severo, pero en su mirada se veía que estaba algo nervioso.
Ella sonrió ante el leven sonrojo de su amado y no dudo en colgársele del cuello posando sus labios en los de el, palándole un hermoso y tímido beso.
El abrió sus ojos sorprendido y luego de unos segundos que fueron una eternidad para la joven sacerdotisa, correspondió sutilmente el beso, con cuidado de no dañarla con sus colmillos.
Fue un roce.
Un delicado roce.
Pero fue el mejor beso de sus vidas.
Pues fue sincero y en el transmitieron la ternura y el amor que sentían.
Se separaron y quedaron abrazados unos minutos admirando en cielo estrellado en luces (El abrazado a su cintura y ella a su cuello)
Para luego volver al templo Higurashi tomados de la mano, sonrientes, listos para una cena familiar mientras Kagome sujetaba con fuerza el dije de luna menguante que su amado demonio le había obsequiado.

ATENCION:

   El detalle del clima en Tokio y sobre la celebración de esta fiesta en Japón, tengo en claro que no nieva y que no suelen celebrar de esta forma, no todos celebran la navidad en Japón y cuando lo hacen es solo un cena para conmemorar la fecha, aun así, la nieve creo que le da un toque de magia y pureza a la historia y lo demás, simplemente...Para mi es mágico, así que decidí colocarlo en la historia. Por si las dudas xD.   


Intente subirla en noche buena pero tuve problemas con la pagina :c

Esta pequeña historia no tiene continuación puesto que es un Onee-shot

Los invito a visitar mi pagina de Facebook: ''Comunidad de Inuyasa y Sesshomaru'' <3
Gracias por leer! 
Nos vemos!













¿Navidad?Where stories live. Discover now