•Capitulo 2•

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-Por supuesto que debes ir. Es una oportunidad para conocer mejor a tu hermanastra.- Afirmo Kurenai, contenta ante la idea de que Hinata pudiera disfrutar de un lujoso fin de semana en el campo.- Además, te vendría bien un descanso después de tanto estudiar.

No le sorprendía que Kurenai viera la invitación como una oportunidad, pero Hina no le dijo que la llamada de su padre había sido una sorpresa desagradable para ella.

Apartando sus rizos negro-azulado de la cara y con sus ojos lila recelosos, dejó escapar un suspiro.

-No es tan sencillo. Tengo la impresión de que mi padre sólo quiere que vaya para que vigile a Hanabi y...

-Él te ha dicho eso?- La interrumpió Kurenai.

-No exactamente.

-Bueno, y no crees que podrías ser cosa de tu imaginación? Si, ya sé que tu padre no suele llamar a menudo, pero no deberías pensar mal de él. Tal vez sólo quiere que sus dos hijas se conozcan.

-Tengo veinte años y Hanabi diecisiete. Si eso es lo que quiere...Por qué ha esperado tanto tiempo?

Hinata respondió con cierta brusquedad porque, después de toda una vida de decepciones y rechazos, era relativamente cínica en lo que se refería a su padre.

Kurenai suspiro.

-Tal vez se ha a dado cuenta de que cometió un error. La gente suele ablandarse con los años.

Para no mostrarse amargada ante la mujer que era lo más parecido a una madre para ella, Hina no dijo nada. Kurenai... La señora Kurenai Yuhi, una viuda polaca, había cuidado de ella desde que era niña y pronto se hizo cargo de la casa en donde vivían.

Hiashi Hyuga era un poderoso empresario Japonés que había ignorado la existencia de su hija desde que nació. Odiaba a la madre de Hina, Hinamory, y ella había pagado el precio de esa hostilidad. Hinamory era una famosa modelo, comprometida con Hiashi cuando se quedó embarazada...

Pues claro que lo había planeado!, Había admitido su madre en un momento de honestidad. Tu padre y yo llevábamos un año comprometidos pero yo no le gustaba a su preciosa familia y me di cuenta de que el compromiso empezaba a enfriarse.

Como, en medio de tan delicada situación, Hinamory había engañado a su padre con otro hombre, Hina entendía la actitud de Hiashi Hyuga.

La verdad es que sus padres eran tan diferentes que no entendía cómo podían haberse comprometido. Hiashi, desgraciadamente, jamás había podía perdonarle esa humillación, ni las entrevistas que Hinamory había dado después de la ruptura hablando mal de él.

Por supuesto, también había cuestionado la paternidad de hijo que ella esperaba y a la final, Hinamory había tenido que llevarlo a juicio para conseguir una pensión. Aunque su padre tuvo que pagar, Hina había cumplido once años cuando su padre accedió a conocerla.

Para entonces Hiashi se había casado con una mujer griega llamada Ariadne, con quien tuvo otra hija, Hanabi. Hina siempre se había sentido como una intrusa, sin el apoyo paterno que cualquier niño necesitaba. De echo, podía contar con los dedos de una mano el número de veces que había visto a su padre.

Llevado al altarWhere stories live. Discover now