Capítulo 8.1 "Extraños"

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 Elijah permanecía de pie sobre ese muro, a su lado tenía una botella de agua junto a unos binoculares que Ben le prestó, estaba allí soportando durante horas el aburrimiento. Al menos aquella jornada pensaba en su bebé, el hijo que tendría junto a Scarleth, imaginaba momentos felices, quizás el olor del bebé, sus mejillas rosaditas y quizás el primer caminar. Estaba tan distraído mirando posibilidades en el destino que dejó caer la botella de agua en el camino, fuera del campamento.

Una ligera mirada a los alrededores bastó para descartar la presencia de otros moradores por allí, así que de un salto bajó hasta la calzada para tomar la botella y ponerla en el sitio dónde estaba originalmente ubicada, antes un sorbo de agua para aliviar la garganta, después una mirada hacia occidente, comprobando que unas siluetas grises y lentas venían acompañadas de una fría brisa que prevenía a el hombre acerca de la pestilencia de aquellos seres.

De inmediato Elijah subió nuevamente al muro, en su mente se imaginaba subiendo a la contención, para luego caer y ser devorado por los reanimados pero afortunadamente no sucedió, sino que el hombre logró subir sin ser aparentemente visto por los depredadores de la humanidad. Una vez sobre el muro, el hombre velozmente se trasladó hasta el interior del recinto con la rapidez que le otorgaba la adrenalina pero con la cautela de las nubes al pasar por el cielo, para no ser escuchado por las criaturas del exterior.

así qué comenzó a pasar por las diferentes carpas de las distintas familias que conformaban el campamento, para advertirles del inminente peligro que los acechaba. De forma casi automática, Viviane quiso apagar el fuego, para que el sonido de este no llamara la atención de los infectados, sin embargo el humo generado por el contacto de la llama con el agua, podría ser igual de ruidoso y visible, así que desistió de su idea. La mujer mayor optó por animar a Jake, Alice, Laura y Max a meterse en su casa rodante.

Scarleth, junto con el médico estaban en la carpa-consulta, hasta donde también llegó Elijah para advertirles del peligro.

Luisa, Norma, Zeke, Paloma, Alex, Ben, Colby, Isidora y Abbey se metieron todos a sus diferentes carpas. Ciertamente todos se escondieron pero no fue para evitar hacer ruido, más bien se ocultaron para no ver ni siquiera un poco a los muertos vivos, ellos eran la realidad ahora, aquella que resultaba incómoda, maloliente y hostil, una realidad que todos compartían desde diferentes estilos de afrontamiento, el pánico era el más común para algunos de ellos.

En el interior de la casa rodante de Viviane, Alice oraba, ella tenía las manos muy juntas mientras estaba sentada en el comedor de la casa rodante, Jake le tomó de la mano y también se unió a la petición de la mujer.

—Dios está con nosotros, él nos ayudará a sobrevivir a todos, solo tenemos que tener fe y creer lo que dice su palabra —dijo Alice, mientras todos se quedaron callados mirando a la mujer.

—Alice tiene razón, por algo todos estamos vivos, Dios quiere que vivamos —afirmó Jake, reforzando la prédica de su novia.

...

Lejos del campamento y aun siendo perseguidos por la horda de infectados, Lance, Chris y Aarón continuaban su debilitada marcha... Pronto Aarón cayó abatido por la ausencia de oxígeno, lo último que alcanzó a ver antes de sentarse rotundamente sobre un tronco para calmarse un poco, fue un par de hombres desconocidos aparecer entre la vegetación y los árboles.

Lance se quedó observando, él no dudó ni por un segundo en defender a sus compañeros, sin embargo uno de los hombres levantó sus manos, manifestando ser incapaz de hacerles daño.

—Hola, soy Jeremy, ¿puedo ayudarlos en algo? —preguntó el hombre de pelo negro y ojos celestes, parecía bien cuidado.

—Viene una horda, están como a dos minutos —respondió Lance.

LA ÚLTIMA PANDEMIA [Libro 1] [COMPLETA]Where stories live. Discover now