Doi: "Rescue me"

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¿Alguna vez sintieron el verdadero miedo? Aquel sentimiento que aparece cuando sabes que es tu fin, que no importa lo que hagas, ya no puedes cambiar tu destino


La joven de largos cabellos rubios se encontraba caminando lentamente por entre los árboles, era la primera vez que sentía aquel terror hacia la oscuridad, que resguardaba con recelo todos sus secretos

- ¿Cuánto faltará? – se preguntó con temor, sintiendo un nudo en la garganta - ¿Cómo no vi estos árboles al llegar?

Ralentizó su caminar a medida que los suaves murmullos empezaron a destruir aquel silencio que se había formado, le siguió la suave brisa que abrazó su cuerpo, haciéndolo temblar levemente. Miró a todos lados en busca de un rostro familiar, pero sabía que no lo iba a hallar, no si se quedaba más tiempo ahí

- Humana – llamó una voz desde el cielo, haciendo que levante la mirada, encontrándose al ángel – aléjate del territorio de los antropófagos

- Largo – pidió con cierto fastidio, siendo consciente que tal vez sea su única oportunidad de sobrevivir

- Déjame aclararte algo – prosiguió la voz, al tiempo que baja con cierta fuerza, levantando un poco de polvo hasta tocar el suelo – que parezca un ángel no significa que voy a comportarme como uno

- ¿Qué eres, entonces? – cuestionó, mirando a la joven con duda e inspeccionando sus alas con la mirada

- Un ángel caído – respondió con una sonrisa de lado – aquellos seres que descendieron del cielo hacia el infierno

- Bueno, si no tienes nada más que decir, me voy – agregó despidiéndose, dispuesta a darse la vuelta

- No me quedaré a pedirte volver, pero si sabes lo que es mejor para tu vida, tú serás la que me suplique ayuda – comentó mientras la seguida a paso suave y lento

La joven rubia se detuvo al instante, no importaba lo orgullosa que fuera, el ángel tenía razón, era su única oportunidad para salir de ahí

- Bien...supongo que volveré contigo – aceptó con resignación, volteando a ver a la de cabellera celeste

- Buena elección – contestó mirando las nubes para después extenderle una mano a su contraria – apresurémonos si no queremos tener más problemas

- ¿Cómo te llamas? – preguntó aceptando el gesto, sintiendo como empezaban a volar

- Aries, y tengo entendido que tú eres Acuario – informó mirando el bosque de un lado a otro, buscando algo sospechoso

- ¿Por qué viniste por mí? – cuestionó, mirando atentamente a la más baja – no tenías que hacerlo

- No, pero quería obtener los privilegios – respondió devolviéndole la mirada – nos dan diferentes obsequios si ven un cambio en nosotros

Dispuesta a preguntar algo, la rubia tuvo que callar al sentir como el ángel esquivaba bruscamente una flecha que se les había sido lanzada. Miró en la dirección de donde provino aquel puntiagudo objeto, notando como miles de ellos se dirigían hacia ellas

El ángel soltó a la joven en un intento de esquivarlas, pero por más rápida que haya sido, uno de aquellos objetos logró herirla fuertemente en su brazo derecho, tocando por poco su ala, bajó la velocidad del aleteo, haciendo que descienda lentamente, pero cuando le faltaba poco, sintió como sogas se le eran lanzadas, apretando con rudeza su cuello, piernas y brazos, provocando que caiga de golpe contra la tierra

- Tsk – pronunció con dolor, sintiendo la flecha más incrustada por culpa del golpe - ¿Quiénes se atreven a tocar a un ángel?

- Cállate – ordenó un joven de cabellos negros, al igual que sus ojos, juntando sus brazos y atándolos, obligándola a arrodillarse – tu amiga tiene suerte, no la encontramos todavía

- Malditos caníbales – comentó ladeando levemente la cabeza, logrando ver el cuerpo inconsciente de la joven, oculto entre la espesura de la hierba - ¿Cuánto pedirán por mi rescate?

- ¿De un ángel caído? – inquirió en un tono de burla una joven de un brillante cabello tono chicle – no nos darían nada por ti, preferimos tenerte como cena

- La academia les tiene prohibido tocar a alguno de sus alumnos, ¿Creen que van a salir impunes de esto? – inquirió, mirando con enojo a aquella joven

- Así como a ustedes el acercarse a nuestro territorio – aclaró un joven de cabello verde, jalando sin delicadeza el objeto que tenía incrustado, provocando que la de mata celeste suelte un fuerte grito

- Cállate, y agradece que no fuiste más lejos, si la niebla te tocaba hubieras muerto en cuestión de segundos – informó el azabache

No respondió, bajó la cabeza, moviendo con delicadeza sus manos atadas, dejando unas cuantas gotas de sangre



+Acuario+

No supo cuando despertó, tampoco recordaba el origen del fuerte dolor en su cabeza, o al menos hasta que sintió como una persona la jalaba bruscamente de dónde se encontraba acostada

- Oye, ¿A dónde se la llevaron? – cuestionó con preocupación un joven de cabellera azul, moviéndola con cuidado, tratando de que cobre la consciencia completamente – respóndeme

- ¿Q-Quién ... eres? – preguntó con dificultad, sintiendo como el dolor se expandía por todo su cuerpo

- ¿Qué pasó? – preguntó un joven de cabellera castaña mientras le quitaba a la joven y la cargaba entre sus brazos - ¿Puedes hablar?

- Volamos ... cayó ... antropófagos – pronunció tratando de explicarles lo sucedido

- Tsk, se la llevaron al norte – afirmó con preocupación el de mata azul, mirando en la dirección dicha – las rejas se cerrarán en un hora y media, tienen tiempo para volver – informó, extendiendo sus alas – iré a buscarla

- No puedes ir solo – lo detuvo el de cabellera plateada – te pueden capturar, y nosotros morir aquí

- ¿Qué quieres que haga? – inquirió con molestia – tienen a la persona que quiero, no voy a quedarme sin hacer nada

- No lo harás, pero podemos volver, y puedes ir a buscarla con más personas – propuso – noventa minutos, es el tiempo suficiente

El jóven de negro desordenó sus cabellos azules, pensando en qué podría hacer, terminando por aceptar, con desconfianza, la propuesta del de mata gris.

Les dirigió una mirada seria, para posicionarse adelante del de cabellos plateados, encorvándose levemente para que suba encima

- Rápido – ordenó en un tono severo, a lo cual el joven lo obedeció

Agarró fuertemente al castaño, el cual a su vez cargaba a la joven, para después impulsarse y volar. Los humanos sintieron la velocidad que poseía el vampiro, ya que el viento impactaba en ellos con más fuerza, y al sentirlo, el castaño cubrió con más cuidado a la rubia, para que no le afectara aquella corriente




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⏰ Last updated: May 12, 2020 ⏰

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