Suspiros del alma

Desvarío de amor

Inoportunan mi silencio...
¡Callen todos!
¿Qué no ven que estoy pensando en ella?
En la que ilumina mis días,
en la que desvela mis temores, y
hace añicos los males de mi alma.

¡Callen!
No insulten mi delirio,
contaminan el ambiente propicio,
si, ¡ese!, el ideal para evocar su aroma,
para sentir el roce de sus labios tibios.

No me juzguen sin saber mi amor,
no burlen esta demencia pasional,
porque si ustedes supieran de ella tanto como yo,
estaríamos todos locos, o ustedes quizá peor,
porque ella me quiere a mi, y a ustedes no.

En la distancia la perduro,
como el perfume que me dejó impregnado,
cuando ayer le dije adiós.
Como la sonrisa tatuada en mi alma,
que al momento de separarnos
me confesaba, también te quiero amor.

Es por eso que exijo su silencio,
corazón maldito,
deja de latir al ritmo de su nombre.
Mente divagante,
no te exaltes al pensarle,
y tu imaginación conscripta
de la realidad fulgurante.

Por eso,
silencio a todo mi ser,
se los ordeno
por favor.

¡Calma!
Que ahora mismo
me dispongo a amarla,
en los sueños dulces de mi cama.