«Quiero llegar, quiero llegar, quiero llegar...»

—Ahí está su casa —señaló por la ventana el joven.

—Eso no puede ser una casa...

—Pues lo es.

Era una casa enorme, más bien parecía un castillo histórico, tenía un buen jardín y una bonita vista de la naturaleza. No podía dejar de mirar aquel lugar sin abrir la boca, en ese momento Ray se dio cuenta del gran parecido que los niños tenían con ella, pues hacían los mismos gestos y expresiones, se dio cuenta de que bajo tanta seriedad que portaba Brisa ella seguía teniendo a esa niña interior.

—¡Ray! —gritó una voz.

De repente una joven se abalanzó sobre él y lo abrazó con fuerza, él correspondió aquel gesto cariñoso, estuvieron minutos abrazándose y eso generó un pinchazo en Brisa.

—Cuánto tiempo, Sky, me alegro de estar aquí —se dirigió a Brisa, que en ese momento tenía el rostro serio—, ella es Brisa y esos son sus hijos, Aiden, DJ y Carrie.

Skylar observó con sorpresa a sus invitados, Ray le había hablado mucho de ellos y la pelirroja no podía evitar cierta curiosidad ante tantos relatos buenos sobre la chica de ojos grises.

—Encantada, yo soy Skylar... Pasad, vuestros amigos llegaron hace media hora.—Unos segundos después caminaron hacia la entrada y se encontraron con sus amigos, que los recibieron cariñosamente.

Estuvieron el resto de la tarde hablando sobre lo que habían visitado y lo que les había interesado del lugar, todos estaban conmocionados por aquella aventura y se alegraban de que se los hubiera invitado. A pesar de que todo estaba bien, Brisa miraba con recelo a Skylar, pues era demasiado cariñosa con Ray y eso le molestaba.

«¡Soy estúpida!»

—¡Brisa!¡¿Estás en la tierra?!

—¿Eh? Si —le respondió a Rose.—Lo siento.

—¿Te pasa algo? —le preguntó.

—No... Estoy bien...

Luego de una jornada de viaje y experiencias, Skylar asignó las habitaciones para cada uno y Brisa durmió a los niños temprano para tener un poco de tiempo para ella sola. Debía de dejar de sentir ese enfado hacia Skylar, no podía seguir así... Pero era algo que sorprendentemente no podía evitar, Skylar era una chica muy atractiva y que tuviera esa confianza de años con Ray le ponía los pelos de punta.

Al siguiente día fueron a visitar el castillo de Edimburgo y a dejarse impregnar de la naturaleza incontaminada del Arthur's Seat, el volcán de Escocia más imponente y espectacular del lugar. También vieron galerías de arte, museos, muchísimos pub tradicionales y comercios para saborear las tradiciones escocesas. En uno de éstos se encontró una tienda de instrumentos y Ray compró una gaita para cada mellizo además de comprarse una de las prendas más usadas por esos músicos, una falda escocesa. Luego, para ir a uno de los parques se la colocó mientras le enseñaba a tocar la gaita a los niños. Por otro lado, Calum y Rose se sacaban fotos amorosas, Sean coqueteaba con un supervisor del castillo y Natalia y Skylar hablaban en un lugar un poco más alejado, al parecer Skylar no estaba interesada en Ray, sino en su mejor amiga, cosa que le daba un poco más de tranquilidad, por eso el enfado se esfumó y se reemplazó por una felicidad, un alivio inmensos, aunque no quiso hacerlo notar demasiado sino sabía que el resto de sus amigos la molestarían.

—Pareces un músico escocés, en serio, podrías hacer un concierto ahora y te confundirían —comentó ella con sarcasmo, cuando Ray se le sentó al lado.

—Lo se, se me ve varonil —movió su falda escocesa.

Brisa rió a carcajadas y se acostó en el césped. Se quedaron unos minutos observando como los niños jugaban con sus tíos y como un nuevo amor surgía en el corazón de Natalia.

Todo era tan bueno en aquel lugar, no podía creer que aquellas vacaciones hubieran sido de ese modo, tan especiales, haciéndola vivir experiencias que ni en el fin de sus días podría olvidar, era tan emocionante, tan nuevo y se encontraba tan feliz...

—Seca esas lágrimas.

—No son de tristeza...

—Aunque no lo sean, no me gusta verte así —la regañó.

Unos segundos de silencio inundaron el lugar.

—Es que esto me supera, estoy sintiendo tantas cosas, tengo tanto en mi mente... No se como agradecerte por todo lo que haces por mi, y por ellos —dijo al fin.

—No tomes esto como si te hubiera hecho un favor, porque no es así, quise que vivieras lo que no pudiste, quise que vieras lo hermoso después de ver las cosas malas de esta vida. Quise mostrarte el mundo a ti y a esos enanos revoltosos que durante dos años os habíais perdido por pensar en como sobrevivir. Con esto te digo que solo te relajes, no pienses en querer agradecerme porque no aceptaré nada tuyo, te aviso...

A la joven se le escapó una amplia sonrisa y Ray, sorprendido, se la devolvió con la misma intensidad.

—De todos modos ya me estás dando lo que quería —comentó sonriente.

Brisa lo miró sin comprender.

—Estas sonriéndome, y con eso, ya soy millonario, no necesito dinero, no necesito regalos, ni viajes pagados por ti, con esa sonrisa y esa alegría prácticamente si tuviera que morir hoy, lo haría feliz —declaró con el corazón en el pecho.

Era la cosa mas tierna que le habían dicho, estaba tan sorprendida y emocionada que las lágrimas volvieron a surgir en sus ojos. Esas palabras hicieron que su corazón palpitara tan intensamente que no pudo no dejar salir esos sentimientos que tenía hacia él. Eran palabras fuertes e impactantes, ni si quiera él mismo esperó decir aquello, pero no se arrepentía ni lo más mínimo.

—Ven aquí.

Rápidamente, accedió a su pedido y dejó que él la rodeara con sus largos brazos llenos de calidez acogedora. Estaban tan próximos, tan cómodos, tan relajados, que ni se percataron de que sus ansiosos labios se buscaban para abrazarse y hacer que todo cambiara. Estaba con unas tremendas ganas de besar a ese chico loco que la abrazaba, que vestía con una falda y que tenía una gaita al lado, quién iba a creerlo.

«Al menos se puso la falda por encima de sus pantalones»

Estaban hipnotizados y no les importaba, solo querían seguir sintiendo esa cercanía, era un momento perfecto, era el momento que ambos ansiaban desde que esos sentimientos que eran mutuos surgieron. Debían besarse, lo deseaban demasiado.

«¡Ay!»

—¡Eres mi papá y te quiero, pero no te acerques tanto a mamá! —gritó DJ con rostro enfadado.

Ray se tocó la nariz, ésta le sangraba por el pelotazo que el niño le había propinado, quería gritar pero sabía que no debía. El niño tenía mucha desconfianza aún para dejar que su madre fuera cuidada y amada por otra persona que no fueran él, sus hermanos y sus tíos, lo entendía... así que con la mejor cara se dirigió a entrar en a los servicios de un bar, para poder limpiarse y curar aquel golpe tan grande.

«¡DJ arruinaste todo!¡Tal vez sea lo mejor pero... ¿Tenía que romperle la nariz?!¡Diablos!»

Brisa regañó fuertemente al niño y la salida se arruinó, así que todos tuvieron que volver la casa de Skylar por el incidente con Ray. Aunque a él no le importaba, lo único que quería era que se le presentara aquella oportunidad de nuevo, que se le presentara la oportunidad de darle un beso, ya era complicado intentar que ella bajara la guardia y estaba baja en ese momento, pero aún faltaba bajar las de los niños. Lo iba a conseguir, como se propuso y supo que lo haría.


BE HOPEWhere stories live. Discover now