Querido hermano

788 63 9
                                    

El pequeño Tyrion observaba desde la ventana de su habitación a su hermano mayor Jaime practicar con su espada que le encargó su padre a un famoso herrero. Jaime deseaba ser el mejor con la espada, y poco a poco lo estaba consiguiendo. Tyrion sentía envidia por su hermano. Jaime era respetado y querido por su padre, él no. Observaba como él podía decir y hacer lo que quisiera sin que su padre le gritara o le reprochara cada palabra que salia de su boca. Y eso, sin haber hablado de la adorada hija de Tywin Lannister: Cersei. Su hermana... Manipuladora, odiosa cuando quería, caprichosa ante sus deseos fueran los que fueran... Tyrion odiaba a su hermana, directamente, y el sentimiento era mutuo. 

Tyrion estaba tan concentrado en sus pensamientos, que no se percató que su hermano Jaime lo miró y le saludó desde afuera con una sonrisa. Tyrion hizo caso omiso. No sabía si se estaba mofando por el hecho de que él estaba fuera y Tyrion encerrado, que él podía luchar con la espada y Tyrion no. 

Horas más tarde, Tyrion siguió encerrado en su habitación, pero como la noche había dominado el cielo, tenía la chimenea encendida. Hacía frío, y era extraño en el Sur. Significaba el invierno se acercaba. Tyrion se encontraba sentado sobre su extensa y vacía cama, dónde acariciaba con cautela un pañuelo que cogió a escondidas de los aposentos de su padre, que aún guardaba las prendas de su difunta madre Joanna. Tywin no podía saber que Tyrion había cogido sin permiso una prenda porque lo castigaría cruelmente. Aun que le hubiera preguntado, la respuesta habría sido evidente, por eso se arriesgó. 

En aquel momento, unos golpes en la puerta hicieron que Tyrion reaccionara deprisa guardando el pañuelo bajo la almohada antes de que la puerta se abriera.

-Hola - era su hermano Jaime con una sonrisa -, ¿qué haces?

Jaime, tras cerrar la puerta, se sentó rápidamente junto a Tyrion aún con la sonrisa puesta, como si tramara algo.

-¿Qué quieres, Jaime? - le preguntó Tyrion sin preámbulos.

-¿Por qué me tratas como si fuera un desconocido? - espetó ya serio - Soy tu hermano, no me vengas con idioteces. 

Tyrion se quedó callado, como esperando a que dijera algo.

-Sé... que te es difícil - murmuró Jaime incómodo, él era así ante momentos de seriedad -. Esto de ser diferente. 

-Tú qué sabrás... 

-Mucho, Tyrion, sé mucho. A ver... no soy un genio, pero en estas cosas, entiendo. 

Tyrion seguía sin entender qué hacía su hermano en la habitación y para qué había venido. 

-Dime, ¿padre sabe que has cogido el pañuelo? 

Tyrion se alarmó al instante mirándolo con una mirada clemente.

-No se lo digas, por favor - murmuró aterrado ante la idea.

-No se lo diré, Tyrion - le dijo con seriedad -, porque eres mi hermano. No te odio porque seas diferente. Y no tuviste la culpa de la muerte de nuestra madre...

Tyrion sintió que su visión comenzó a ponerse borrosa y que de sus ojos caían lágrimas amargas ante tal pensamientos. De tantas veces que Cersei le repetía lo mucho que lo odiaba por la muerte de su madre, que él tenía la culpa, acabó creyéndoselo.

-Eh... Vamos... - susurró Jaime ofreciéndole apoyo - No llores querido hermano, porque no estás solo.


Lannister MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora