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Ese martes llegaba tarde al instituto,nunca llegaba tarde, no me gustaba pero ese día no me estaba saliendo como esperaba.
Cuando me quedaba una calle para llegar vi a un señor mirándome, no me daba buena espina por lo que decidí ir más rápido. Un momento después alguien me acorraló, era él.
-Dame tu dinero y ese bonito móvil que tienes en el bolsillo.
-No tengo nada de verdad, por favor déjame.- Estaba al borde del llanto. Al no hacerle caso sacó una navaja que tenía escondida en la manga.
-Si te digo que me lo des, me lo das sin rechistar ¡Vale!
Justo en el momento en el que empezó a apretar la navaja algo lo alejó de mi.

-Deja en paz a la chica- Lo miré, era un hombre alto, sujetaba a atracador contra la pared cogiéndolo por el cuello de su camiseta. Le dió un fuerte golpe contra el ladrillo y le dijo- Vete antes de que vuelvan las ganas de matarte.- y el señor se fue corriendo sin mirar atrás.

Yo estaba congelada observando la escena . El hombre alto se acercó a mi, lo supe al ver unos zapatos ,que parecían caros, delante de los míos. Una imitación mala de las convers.

-¿Estás bien? - Él dijo. Levanté la mirada, llevaba un traje completamente negro con la camisa del mismo color.Él tenía el pelo como una noche sin luna, completamente oscuro. Y sus ojos eran del más perfecto color miel que alguna vez me he encontrado en mi vida. Saliendo de mi aturdimiento contesté.

-Sí, estoy bien, muchas gracias, no sé lo que hubiera pasado si...- hipé. Estaba llorando y temblando, me di cuenta cuando el hombre puso una de sus enormes manos en mi hombro.

-Tranquila, ya se ha ido y tu estás a salvo, solo estás asustada. ¿ Vas a algún lado?

-Voy al instituto- dije tirando de una de las correas de mi mochila- Pero ya llego tarde y no me dejarán pasar.

-Bueno, tampoco deberías pasar a clase con esos ojos rojos. Todos te molestarían preguntando que te ha pasado.

-Llevas razón- contesté. Él tenía esa voz ronca y profunda que tanto me gustaba.
-Me llamo Luca, ven vamos por aquí hay una cafetería y te tomas un té . -dijo él
-Soy Alaia y muchas gracias pero no, esperare en el parque.
-No te lo he preguntado, éstas muy nerviosa y si esperas en el parque puedes volver a encontrártelo y ahí no estaré yo para ayudarte. Venga vamos.
Me quedé en el sitio,no sabía que hacer, no lo conocía de nada.
-¿A quién prefieres? A ese tipo o a mí- dijo él.
La verdad es que algo de razón tenía.
-Vale,vamos.- dije yo nos fuimos a una cafetería cercana, pequeña y acogedora. Con mesas y sillas blancas y sus paredes rosas.
Me separó la silla y me senté dejando la mochila a un lado en el suelo. Cuando él tomo asiento no pude aguantarme una sonrisa.
-¿Qué es tan gracioso?- me pregunto un tanto serio.
-Tú- contesté .
-¿Yo?
-Sí, te ves tan grande y ridículo en esta casita de muñecas.
-Lo de grande vale, pero ridículo, más bien diría masculino- Dijo mientras comenzó a reír.
-He dicho ridículo- respondí riendo también.
-Perdonen,¿tienen listo ya su pedido?- Nos interrumpió una camarera.
-Sí, para la señorita un té y para mi un café solo.
-Vale enseguida lo tendrán.
-Bueno,gracias por pedir por mi eh. - lo dije con una ironía que sorprendentemente él no pilló.
-De nada Alaia.
-Lo decía de coña Luca.
-Ah, bueno pues yo lo he pedido, así que te lo bebes.
-Vale, vale.
Nos trajeron nuestras órdenes. Comenzamos a hablar de todo y de nada. Me contó que trabajaba en una pequeña empresa a poca distancia de donde yo estudiaba. Tenía tres hermanos y dos hermanas. Era de Mónaco pero llevaba muchos años en España. Le gustaba el fútbol pero le gustaba más el golf. Yo le conté que quería estudiar derecho y que tenía un hermano mayor.
-Oye Alaia- dijo de repente serio.
-Dime- respondí.
-¿Cuántos años tienes?
-Diecisiete , ¿tú?
-Alaia tengo 37.
-Anda no seas exagerado - dije comiendo un trozo de galleta que nos habían traído.
-No soy exagerado solo digo la verdad- dijo mientras levantaban la mano para avisar a un camarero.

- Oye ¿ya nos vamos? no he terminado.

Tenía miedo , no quería que se fuera, había notado una conexión especial entre nosotros, podríamos ser amigos. Hace mucho tiempo que no me sentía tan a gusto y aceptada con alguien.

- Sí, tienes que ir a clase y yo a trabajar- Como no venía ningún camarero se levantó dejando un billete sobre la mesa y se fue. Yo cogí mi mochila y me la colgué al hombro saliendo muy rápido detrás de él .

Cuando salí él estaba casi media calle por delante de mí.

Luca!- grité, él no paraba. -¡Eh!- comencé a correr y conseguí atraparle el brazo.

-¿Qué quieres Alaia?- Dijo mirándome desde su altura desde la cual intimidaba mucho.

-¿Que qué quiero?, me ayudas, tomamos té, me cuentas tu vida, te digo mis años y de repente te asustas y te vas sin ninguna explicación.

-Que quieres , que seamos mejores amigos, pues no Alaia, solo soy un hombre que se ha apiadado de una pobre niña que estaba en peligro,madura de una vez.

-Pues ¿sabes que? A lo mejor el que necesita madurar eres tú porque eres un gilipollas.- Y sin decir nada más me di media vuelta y me fui.

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Bienvenidos a la historia de Luca y Alaia . Este capítulo ' es la introducción espero que os guste.

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ATT: Una soñadora sin tiempo.






Luca y Alaia. (Fire meet gasoline#1)Where stories live. Discover now