-vamos al parque, fiona -dijo vanessa, mi amiga.
-¿para qué? -rodé los ojos- estamos bien aquí en el centro comercial, además, hay que atender a la gente porque estamos vendiendo pastelitos.
-lo que digo es que los vendamos en el parque.
-no, no quiero ir al parque.
-¡floja! -bufó.
-hola... ehm... ¿hay alguien? -dijo un chico.
-atiende -le dije a vanessa.
-ve tú, floja.
me di la vuelta y sin prestar atención a quién se encontraba allí, hablé.
-bienvenido a muffinland, ¿en qué te puedo ayudar?
-¿tú eres la pervertida de ayer? -dijo.
en ese instante lo miré y noté que era el chico, sonreí pícara.
-hola, cariño, ¿trajiste ese gran culo tuyo? -le guiñé.
-dame mi pastelito de chocolate y me iré, babosa.
me reí- ¡uno de chocolate para el culón!
