Decepcion

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El chico que nos habíamos encontrado en la estación 9 3/4, Percy, nos condujo hacia la sala común de Gryffindor. Nos indicó donde estaban nuestras habitaciones, y yo subí a la mía. En una silla, frente a la cama, estaba mi nuevo uniforme: corbeta de Gryffindor, bufanda de Gryffindor, túnica de Gryffindor... ¡Maldito sombrero seleccionador! Este debería ser el uniforme de Slytherin. ¡Esa era mi casa, la casa en la que debería estar ahora!¡Junto con Crabbe y Goyle! ¡Junto con Draco! Él era mi único amigo, y ya no lo tenía cerca. Debería esperar y verlo en los pasillos.
- Bueno- me dijo una chica, sacándome de mis pensamientos- soy Hermione Granger.- me tendió la mano. Tenía una cabellera castaña, y unos ojos también marrones. Había traído millones de libros con ella.
- Kiera Lestrange- le conteste, dándole la mano.
- ¿Tus padres son Bellatrix y Rodolfus Lestrange, verdad?
- Si- afirme- ¿y quiénes son los tuyos? No había escuchado hablar de los Granger entre las familias mágicas...
- oh, claro que no- me dijo con una sonrisa- mis padres son muggles.
No... ¡Por favor, no! ¡Una sangre impura, en mi misma habitación! ¡Por siete años!
La mire con asco.
- ¿qué te pasa?- me preguntó confusa.
- ¡Eres una sangre sucia!- le espeté yo, espantada.
- prefiero que me llamen hija de muggles...- aclaró ella- además, ¿qué importancia tiene eso? Sigo siendo una bruja, igual que tú.
- ¡Claro que no!- le dije, enojada- ¡no nos parecemos en nada!¡tú eres una mugrosa sangre sucia!¡no mereces aprender magia!¡eres solo basura!¡no deberías estar aquí!
Ella me miró y empezaron a correr lágrimas por sus ojos.
-N-n-no lo entiendo- me dijo entre sollozos- ¿qué te hice para que me odiaras en menos de una hora?
- Naciste- le conteste con toda la frialdad del mundo.
Ella se fue a su cama, llorando desconsoladamente. Me acosté en mi cama, lo más alejada posible de ella. ¡Qué horror!
Cuando pensé que ya se había dormido, la sangre impura murmuró:
- No entiendo porque el maldito sombrero la envió a Gryffindor.
- Yo tampoco.- le espeté yo, lo suficientemente fuerte para que me escuchara.
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Al día siguiente, tuve un día muy apretado. Primeras clases, presentaciones con los profesores, etc. Además, en ninguna clase coincidimos con Slytherin. ¿Y si no volvía a ver a Draco? Pero en la tarde, cundo iba camino a la sala común de mi casa, me lo encontré junto con Crabbe y Goyle. Me acerqué, emocionada, y abrace a mi primo:
- No sabes cuánto te extrañe...¡eres mi único amigo!- le dije feliz.
Pero él se zafo de mis brazos.
- Me gustaría decir lo mismo, pero no extraño a los traidores.
-¿traidores?- le pregunte confundida.
- No te hagas. Sé que le pediste al sombrero seleccionador que te mande a Gryffindor.
-¿porque querría ir a Gryffindor?
- Siempre lo note en ti. Eras muy débil. Muy... Confiada. Pero tenía esperanzas en ti. Ahora ya las perdí todas.
- Pero Draco...
- ¡No vuelvas a hablarme nunca! ¡Sucia traidora!
Conteniendo las lágrimas, le dije:
-¿sabes qué? ¡Está bien! ¡No me creas! ¡Pero tío Lucius y tía Cissy me van a creer! ¡Y me tendrás que pedir perdón!
Salí corriendo a el gran comedor, y me senté en la mesa Gryffindor, conteniendo las lágrimas.
- ¿Estás bien?- me di cuenta que quien me hablaba era otra vez el famoso Harry Potter.
- S...supongo que si- le conteste.
- No te vez muy segura- me dice- ¿Segura que no quieres decírmelo?
- No, gracias.- ¿Gracias?¿En serio acababa de decirle gracias a alguien que no era un adulto?
- No hables con ella, Harry.- le dijo un niño pelirrojo, muy parecido a Percy. - Ronald -se presentó fríamente, dirigiéndose a mi- y aléjate de él.
Quise decirle que no tenía porque ser así conmigo, que no había porque desconfiar tanto, pero estaba tan enojada, que le espeté:
- Pelirrojo. Expresión estúpida. Ropa de segunda mano. Debes ser un Weasley.
Él me miró con cara de pocos amigos.
- El sombrero seleccionador obviamente no se sentía bien cuando te mando a Gryffindor.
- Obviamente- le conteste.
Pero antes de seguir discutiendo, llegaron las lechuzas con los mensajes. Una se acercó a mí, dejándome una carta. Era de tío Lucius.
" ¡No puedo creer que nos hayas traicionado de esa manera!¡a nosotros, tus queridos tíos, que te dimos todo nuestro cariño, nuestra educación, nuestros cuidados! ¿Y así nos lo pagas? ¿Sabes qué triste está tu tía Narcissa? Ella creía en ti, Kiera, igual que yo. Pero siempre supe que eras demasiado débil, gentil, irrespetuosa.
Y lo peor de todo, será la decepción de tu madre al enterarse de que la hija que tanto quiere, tanto añora y adora, de la que estaba tan orgullosa, le dio las espaldas a su familia, a su nombre, y a todo. ¡Azkaban, y ahora tú!
¡No pienses en volver a casa!
Le mandamos tus cosas a tu prima, Nyphandora Tonks. No puede educar a una niña, pero tú ya eres un caso perdido.
Con dolor y tristeza,
Lucius Malfoy"
No pude evitarlo. Salí corriendo del comedor, a la habitación. Me acosté en mi cama y hice lo que no había hecho en años: llore. Por estar en la maldita casa de Gryffindor, y no en Slytherin. Por la idiota y mugrosa sangre impura con la que tendría que lidiar por 7 años. Por el odio de Draco, mi primo, mi mejor amigo. Por la desconfianza de Weasley, y por alguna razón, por la compasión de Potter. Por la decepción de mis tíos. Por tener que dejar la mansión Malfoy. Por tener que vivir con Nyphandora. Y, principalmente, por lo que pensaría mi madre cuando se enterase.

Kiera Lestrange #Wattys2016Where stories live. Discover now