"Vendido"

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Han pasado,no sé, creo que unos dos años en la misma pocilga. Sin hacer nada, comiendo galletas de agua y pan duro.

Un hombre corpulento, el mismo que me trae la comida, me lleva a una especie de oficina.
No sin antes pasar por las habitaciones ocupadas de mujeres y algunos hombres, dándome cuenta de que es un prostíbulo.
Así es, me tenían en una de las habitaciones de un prostíbulo.

Al llegar a la oficina, me topo con el jefe del lugar -Un hombre muy formal, aparentaba ser un hombre relacionado con la política o algo así-, un hombre de cabellos rubios, ropa negra y una máscara que tapa la mitad de su cara.

-¿Es este?- preguntó el hombre enmascarado.
- Así es, señor.- Respondió el sujeto que me trajo.
- ¿Puedo?- El rubio se acercó a mi.
El hombre se alejó de la oficina, dejando que el rubio me alzara un poco. - Es... Liviano, parece frágil y...¿Puede ser que hayas llorado, niño?- Asentí con la cabeza.-Y es un niño llorón.- Enumeró lo que aparentaba.-Es perfecto. Lo compro.- El rubio sacó su Billetera y le entregó varios billetes al jefe del prostíbulo.

Pasaron unos minutos de ellos dos negociando, para que termine llevándome a la salida.
Pensaba en salir corriendo para ir a mi casa, pero cuando salí no conocía nada, y aun si lo hiciera, estoy muy débil para correr por mi vida.

Me subieron a una camioneta negra, un mercedes Benz, con las últimas cuanto ventanillas tapadas con una cortina negra.
El rubio se sentó a mi lado, sacó un arma y puso la punta al lado de mi cadera.
- Si intentas hacer algo, disparo.- Dijo.-¿Entendiste?- Asentí.

Tenía miedo de lo que pasara en un futuro cercano, de lo que me hiciera ese hombre.

Hay otro hombre en el inmenso coche, está conduciendo, tiene su vista enganchada al tránsito.
Como es de noche, solo pude apreciar su pelo negro.

-¿Estamos en la zona segura?- Su voz, la pude escuchar mejor, era una mezcla entre grave y ronca.
- Así es, señor.- Respondió el conductor.
- Perfecto...¿Cómo te llamas?- Quitó el arma de mi cadera y me observó con detenimiento.
- Takanori Matsumoto.- Hace mucho que no hablo con alguien, y por ello me costaba hablar correctamente.
- A partir de hoy olvidarás ese nombre y serás... ¿Cómo se puede llamar, Aoi?- Observó la cabellera de su conductor.
- Lo que usted le ponga va a quedar perfecto, señor.- Pude ver la expresión de su rostro, era algo dañada y con tristeza oculta tras una forzada sonrisa.
-Serás Ruki.
Era un nombre bastante trillado, pero me gustaba.
-¿Cuánto tiempo llevabas ahí?- preguntó. Sabía que hablaba del prostíbulo.
-Emm... unos dos o tres años, creo.- Respondí.
-¿Y te han bañado alguna vez?- Negué, nunca me habían dado la oportunidad de bañarme. -Eso explica ese horrendo olor.- Tapó su nariz con su pulgar y dedo índice. Eso hizo que mi piel se tiña de rojo.
Traté de mirar por el parabrisas delantero, llegando a ver un camino pavimentado iluminado por las luces del auto, a sus costado, yacían árboles y arbustos.

《¿A dónde me llevan?》Fue lo primero que se me cruzó por la cabeza.



EsclavizadoWhere stories live. Discover now