—¿Qué ocurre? — pregunté al ver su acción.

—¡Mierda, mierda, mierda! — maldijo varias veces — ¡Mi cajetilla se ha mojado!

—¡Luke! — farfullé — ¡Podrás comprarte otra!

—¡Pero ahí van más de diez cigarrillos sin encender! — se quejó — ¡No son gratis, Weigel!

—¿Quieres apurarte? — mofé irritada — ¡Hay frío!

Luke gruñó, y a cascarrabias continúo corriendo. Al llegar a mi casa entramos rápidamente, Luke se apoyó contra la pared y se dejó caer al suelo tiritando del frío, no lo culpaba, yo estaba igual o quizá peor.

—Voy por unas toallas — avisé y subí rápidamente a mi habitación.

Tomé dos de mi closet, al girarme de nuevo hacia abajo di un pequeño brinco al ver que Luke se encontraba en el umbral de mi puerta enredado con una cobija, mordía su labio, en la parte donde yacía aquel arito plateado de metal. Ya era costumbre por parte de él.

—¿Dónde la conseguiste? — inquirí apuntando aquella tela de color roja de algodón.

—Estaba en el sillón — se encogió de hombros y se adentró a mi habitación para sentarse en la orilla de mi cama.

—Mi madre me va a matar — jadeé y él esbozó una sonrisa. Rodé los ojos y le tendí la toalla, él la tomó y se quedó quieto en su lugar sin tratar de secarse. — ¿Pasa algo?

—No — murmuró — Oh bueno, sí, pero... no quiero que te pongas dramática, ni mucho menos sientas lastima por mí ¿bien?

—Bien — afirmé extrañada por su actitud.

Luke dio un suspiro profundo y a continuación se quitó la playera, donde pude ver de nuevo el tatuaje que acompañaba a la ruleta, sin entender aún, le dediqué un entrecejo fruncido, él puso su dedo índice sobre sus labios indicando que guardara silencio y seguido; se dio la vuelta. Entonces comprendí. De nuevo tenía algunos golpes en su espalda.

Llevé unas de mis manos a mi boca y reprimí un jadeo. Aún no entendía porque su padre le hacía eso, o siquiera como podía seguir mirándolo a los ojos. ¿Cómo podría llamarse padre haciéndole eso?

Di pequeños pasos hasta acercarme a Luke y analicé cada moretón que había allí, se podían ver con mucha claridad, el color morado con verde resaltaba fácilmente ante su pálida piel.

—¿Duelen? — pregunté a Luke mientras ceñía con mi dedo índice una de las marcas que habían.

Lo tenía a mí al frente con el torso completamente desnudo, y sé que en otras circunstancias estaría nerviosa, aunque esta vez era diferente. Quería interrogarle por aquellos golpes en su piel, sabía quien era el causante de cada uno, pero quería saber el por qué de ellos.

—No tanto — confesó observándome por encima de su hombro.

—¿Seguro? — pregunté insistente, sin embargo, Luke se dio la vuelta conectando su mirada azul con la mía y asintió con el semblante vacío.

Di un suspiro pesado, dándole a entender que no le creía, pero también que no insistiría. Había descubierto que Luke tenía el mal hábito de mentir para no verse débil frente a mí. A pesar de que ya tuviéramos una buena relación, y nos entendiésemos bien, no daba su brazo a torser con su carácter de macho alfa.

BOULEVARD © #1  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora