XIV. El Desastre 🎈

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— ¿Y respondiste la pregunta cinco? Era la más difícil pero la sabía y no hubo problema. —Mila asiente y hago lo mismo, más tranquila.

Ya habíamos terminado el último de tantos exámenes que nos tocaba esta semana y Mila y yo ya podíamos respirar tranquilas.

Caminamos hasta llegar a las escaleras del pasillo y nos sentamos allí esperando a que llegaran los chicos para irnos, como hacíamos últimamente.

Después de aclarar las cosas con Ian siento como si un peso se hubiese esfumado de encima de mí, y salimos a comer a un McDonald para dejar esos días atrás. Desde ese día hemos estado más cercanos a pesar de que cada uno ha estado muy ocupado estudiando.

Mila sigue hablándome pero la voz que ya considero insoportable de Ashley resuena en el pasillo junto con otras dos más y me es imposible no apretar mi mandíbula de la molestia que me causa ya escucharla.

Me levanto y le hago una seña a Mila para irnos de allí antes de que ellas lleguen, pero Mila se tropieza y termina en el área visible de ellas, por lo que cierro mis ojos fuertemente al escuchar sus risas.

Desde su brusco beso con Ian he querido ignorarla a toda costa, y aunque ya han pasado tres días desde que nos reincorporamos, sigo sintiendo la molestia latente cuando recuerdo su mirada al besar a Ian.

Esas ganas de joderme, y su diversión al verme no se me ha ido de mi cabeza.

No quiero cometer un acto en el instituto a pesar de que no me da vergüenza, sólo quiero seguir con mi vida en paz y armonía.

—Oh por Dios, pero si es la burla del instituto. —vuelven a reír. —Cuéntanos Annie, ¿qué tal te va conviviendo con Ian después de aquel intercambio de saliva? —me mira divertida y ríe. —Todavía puedo sentir sus labios sobre los míos.

Aprieto mis manos en puños y clavo mis uñas en mis palmas, como si ese dolor fuese a esfumar la cólera que me causa su desagradable aura.

Nunca he entendido como es que siempre atraigo gente como ella. Gente que está tan llena de odio que sólo quiere un objetivo, y ese objetivo siempre he sido yo. Posiblemente por eso es que he sabido siempre defenderme físicamente, a pesar de ser una "niña" o de ser la hija de papi.

—Aunque no es la primera vez que lo hacemos. —se acomoda y ve hacia arriba, como si pensara. —A decir verdad desde que llegaste todos han sido mucho más relajados, semanalmente siempre traían a una chica encima de sus piernas. —mira sus uñas ridículamente pintadas de rosa y luego con la misma mirada que me dio al besar a Ian me da una sonrisa torcida. Definitivamente Ashley es la personificación del demonio en perfección. —Y yo –enfatiza. –siempre estuve encima de Ian. —alza una ceja, retando.

No puedo evitar la risa que emana de mí al escucharla. No puedo creer que exista en serio una persona como ella en la vida real. Es absurdo.

—Creo que entendí mal, pero... —vuelvo a reír. — ¿acaso estás celosa? —coloco mis manos en mi cintura y miro hacia Mila, quien tiene una sonrisa en sus labios viendo todo. — ¿Ella en serio estuvo con él? —Mila ríe y se encoje de hombros.

—Creo que más bien ella estuvo detrás de él siempre. —susurra, pero se escucha perfectamente en todo el pasillo.

—Camila no tienes nada que aportar, así que apártate. —sisea Ashley, caminando lentamente hacia a mí.

Mila ríe pero no dice nada más, así que sigue observando y al estar ella enfrente de mí, coloca una de sus manos en su cadera y me observa con desdén.

—Ni siquiera eres tan bonita como para tener su atención. —me escanea de pies a cabeza y luego sonríe cínicamente. —No tienes ni una pizca de especial, sólo eres alguien básica que tuvo la dicha de tener un hermano atractivo.

Serendipia © [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now