prologo

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Un grito a lo lejos me despierta de aquella horrible pesadilla, abro los ojos y me siento en el borde de la cama, estoy bañado en sudor y respiro jadeante. Me tranquilizo y voy al baño para lavarme la cara, luego me miro al espejo y me digo (otra vez) han pasado varios meses desde la primera vez que tuve esa pesadilla y aunque ya me he acostumbrado sigo levantándome tan agitado como la primera vez, regreso a la cama y me vuelvo a dormir.

A la mañana siguiente me levanto tranquilo hasta que veo la hora (8:00 AM) -mierda-. Salto de la cama y me arreglo como puedo. Salgo de la casa apresurado y tomo un taxi, me recuesto y empiezo a maldecir entre dientes
-¿Por qué no me despertaron?- decía mientras contaba los retardos de todo el año.
Ya iba por lo menos diez y aunque mis notas ayudaban si me suspendían en semana de finales tendría que quedarme una semana extra al final del año recuperando. Diablos a veces odio a mis padres, es verdad que casi nunca están en casa y tampoco hablamos mucho pero al menos se podrían preocupar de que llegue a tiempo al colegio. Llego en unos treinta minutos al colegio luego de pagar el taxi salgo corriendo y llego al salón lo más rápido que puedo. Luego de sentarme en mi puesto aparece la maestra de historia, es algo vieja y en extremo gruñona. Mientras avanzaba la clase vi como mi mejor amiga me hacia señas para llamar mi atención, cuando la mire a los ojos pude ver que estaba enojada y conociéndola se que es por mi pequeño retraso al colegio. Tengo que admitir que si alguien tiene el derecho de regañarme es ella y más aun porque es la única que se preocupa por mí, suena el timbre y ella se dirige a mí con paso apresurado y el seño fruncido, desde mi punto de vista parece alta aunque no pase el 1.65 de estatura
- ¿se puede saber porque llegaste tarde?-. Lo dice con un tono de enojo nada creíble
- no sirves como mamá regañona ¿lo sabias?- le digo mientras me río, ella me mira como una niña pequeña enojada y me pega en la cabeza
- no te rías, ambos sabemos que no puedes tener mas retardos- me dice con un tono serio con algo de preocupación -lo se- le digo, - pero mira aquí estoy sin retardo- le respondo de forma gloriosa mientras abro los brazos y esbozo una sonrisa victoriosa
-esta bien- dice Lyli con cara de haber perdido una discusión - ¿vamos a comer? - me dice mientras empieza a sacarme de mi puesto.
Mientras salimos me tope con Eliza. Era una chica linda; pelo negro hasta la mitad de la espalda, ojos oscuros y piel blanca, su cara tenía facciones de niña aunque tenia mi misma edad (16 años) a pesar de lo linda que es no era muy popular, pues, si algo se sabia de ella es que es un bicho raro. No lo malinterpreten no es por como viste ni nada sino por lo que ha pasado en el colegio. Un día en plena clase empezó a híper ventilar de la nada y a mirar a todas partes como una psicópata y así estuvo casi hasta la hora de descanso, otro día durante el almuerzo empezó a gritar como si le estuvieran arrancando las piernas, luego salio corriendo y se fue del colegio. A causa de esos sucesos su fama no es muy buena y prácticamente todos le tienen miedo pues no se sabe cuando volverá a estallar en gritos o algo peor. A pesar de todo eso sigue en el colegio como si nada (claro sin amigos), pero por alguna razón ella me intrigaba, me sentía atraído hacia ella aunque no de la forma que ustedes creen. Era mas como una curiosidad de quien era ella y porque actuaba tan raro, así que cuando me tropecé con ella en vez de seguir derecho o correr como los demás, le hable.
- ¡OH! lo siento ¿estas bien?- le dije en entono cordial, ella me miro entre sorprendida y alegre pero no dijo nada solo asintió con la cabeza y se fue rápidamente
-¿Que crees que estas haciendo?- me pregunto Lyli
- Me disculpaba con Eliza- le respondí como si me disculpara por haber hecho algo malo
-¿Es que acaso eres nuevo acá o que?- me dijo con tono de preocupación
- solo me disculpe eso no tiene nada de malo- le dije con tono sereno
- No pero recuerda que ella esta loca ¿Que tal te hubiera pateado o agarrado a puños?-Dijo en tono represivo
- Si supongo que tienes razón- le dije algo dudoso
- Por supuesto que la tengo- dijo como si lo supiera todo
- Ahora vámonos que tengo hambre- me dijo mientras me jalaba a la cafetería.

El resto del día paso como de costumbre y me fui a mi casa para hacer tareas y estudiar para las evaluaciones, pero cuando llegue a mi casa me quede sorprendido, mi papá ya había llegado y traía una bolsa
- Hola ¿Que es eso?- le pregunte aún sorprendido
- Son libros- me respondió algo feliz, si algo se de mi papá es que ama la lectura y cada vez que puede compra libros de lo que sea por lo que decidí mirar que había comprado mi papá. Entre los libros había de todo, uno de misterio, uno de historia universal; pero me llamo mucho la atención un libro completamente diferente a los otros. Es verdad que mi papá compra prácticamente cualquier cosa que se denomine libro. Aún así tenia ciertos géneros que no le gustaban, y este era uno de esos, el libro tenia por titulo "Quiromancia" y en la portada se apreciaba una mano completamente abierta en un fondo entre negro y azul oscuro que simulaba el espacio. Mire a mi papá extrañado y el al verme con el libro me dijo
- OH! ese libro me lo dieron de regalo por ser cliente frecuente- me dijo con un tono de orgullo
- Si quieres puedes quedártelo- me dijo tranquilamente. Mire el libro de nuevo y por alguna razón si me lo quería quedar (¿Porque diablos quiero leer esto?) pensé mientras lo abría. Al abrirlo la primera pagina contenía un pequeño prologo que decía "El camino de la quiromancia no es para cualquiera, muy pocos son los que pueden ver mas allá de lo evidente. ¿Serás tu uno de ellos?" (Basura) pensé, (¿Por qué estoy leyéndolo?). Después de revisar el libro y ojear varías páginas subí a mi cuarto, lo deje en mi escritorio y me puse a estudiar pero por alguna razón no podía concentrarme. Ese maldito libro me llamaba a gritos diciendo "léeme". Finalmente obedecí y abrí el libro. Esa decisión sello mi destino.

El tercer ojo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora