Capítulo 39: Hechizo de insonorización

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-Lo sé-presume.

Me recargo en el sillón mientras todos vuelven a sus conversaciones

Los minutos pasan, y Alex no regresa, por lo que decido ir a buscarlo tratando de no llamar la atención de los presentes. Me dirijo hacia la cocina y lo encuentro rebuscando en la basura.

-¿Qué haces?-digo desconcertada.

-Nada yo sólo...estaba buscando algo y creí que...-observa el cubo de basura-. Soy un idiota.

-Lo eres, sí-río caminando hasta quedar frente a él.

-Lindo sueño el que has tenido anoche-susurra Alex

- ¿Tú?...

-Parece que con la sangre humana mi poder de selecto se ha incrementado-esboza una enorme sonrisa.

-Me alegra-lo felicito dándole un beso rápido.

Pero en cuanto me acerco se tensa y sus ojos de nuevo comienzan a oscurecerse, así que no tengo otra opción más que alejarme. Algo anda mal.

-Alex, tenemos que hablar -le hago un ademán para que me siga.

Salgo por la puerta hacia el patio trasero, camino por el bosque con él detrás de mí, necesito estar lo más alejada de los oídos vampiros, si no me equivoco, aún no han tomado sangre humana así que no escucharan a unos cuantos de kilómetros.
Me detengo frente a un árbol caído.

-Cuanto tiempo estuve inconsciente-interrogo aun dándole la espalda.

-Tres días-dice sin más

- ¿Y cuándo fue la última vez que tomaste sangre humana?-esta vez se queda callado-. ¿Alex?

-Hace casi tres minutos.

Me quedo boquiabierta.

-Aún no puedes controlarte Alex-me vuelvo hacia él.

-Claro que puedo Sarah, mira a tu alrededor, estamos solos, aquí nadie oiría tus gritos, si no me controlara tan bien ya te hubiese matado-se encoje de hombros-. Incluso lo hubiera hecho anoche.

En eso tiene razón. Me doy cuenta del ligero sonrojo en mis mejillas.

-Te amo Sarah-coloca mis manos entre las suyas, su piel estaba muy fría, como de costumbre.

-Lo sé-susurro-. Es sólo que no puedo evitar preocuparme por ti y todo lo que está pasando.

―Tú no puedes evitar preocuparte por todo―ríe.

Tenía razón, eso no era todo lo que me preocupaba, había leído a R las veces suficientes y sabía todo acerca de los Vampiros Selectos, sabía lo incontrolables y peligrosos que podían llegar a ser.

-Hay algo más que debo decirte-dice con sutileza-. Tobías...está con los hechiceros.

Siento como si un balde de agua me hubiese caído encima. Tobías, mi mejor amigo... ¿Del lado de los hechiceros?, ¿Del lado de Robert Mathews? El culpable de la muerte de mis padres y de Emm.

Traición...

Es lo que es, es una traición, Tobías es un traidor, un estúpido traidor.

-Sabía que lo haría-en realidad, jamás creí que fuera capaz.

-Vayamos a casa, Jennifer llegó-toma mi mano y comenzamos a caminar en dirección a su casa.

- ¿Cómo lo sabes?-digo incrédula.

Señala su oído.

-Pero estamos a más de dos kilómetros.

-Sangre humana-dice de manera burlona.

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