Capitulo 4: El inicio

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- Hey, ¿vienes a pedirme más ropa?

- No, idiota -le contesté con una sonrisa- Vengo a devolverte tu ropa. Gracias por el préstamo.

- De nada.

Christopher cogió la ropa.

- No te extrañes si no me ves en una temporada.

- ¿Y eso?

- Me voy de viaje con un amigo.

- Un amigo, ¿eh? -él me lanzó una mirada cargada de perversidades.

- Sí, un amigo.

- ¿Y a dónde vais?

- Creo que vamos a recorrer el país en general.

- Pero estarás aquí para el baile de graduación, ¿no?

- Creo que podré hacer un esfuerzo.

- Bien.

Me despedí de él. Mi madre y yo bajamos mis maletas y nos quedamos ahí esperando a Sam.

- ¿Lo llevas todo?

- Sí, mamá -dije cansada de ella- No se me olvida nada.

- Recuerda comer equilibradamente.

- Mamá, ya. Detente. Voy a estar bien.

- Más te vale.

A lo lejos vi el coche de Sam, o del hermano, acercándose a nosotrasAparcó delante nuestra y nos saludó.

- ¿Lista? -preguntó Sam.

- Espera un momento -me giré y miré a mi madre- Me tengo que ir.

- ¿Estás segura de esto? -preguntó apenada.

- No te me pongas tristona, no me voy a la guerra.

- Pues casi, casi -murmuró por lo bajo Sam, mi reacción fue meterle la cabeza dentro del coche.

- Vendré a visitarte, solo es un viaje.

Mi madre me abrazó.

- Te quiero, hija.

- Y yo a ti. Pero sigo diciendo que estas sacando las cosas de quicio.

Abrí la puerta del coche y me metí dentro.

- Qué bonita despedida.

Ignoré su comentario.

- Y bueno, ¿a dónde nos vamos?

- A Dakota del Sur, ahí tengo un amigo que nos podría ayudar con el tema del demonio.

- Guay.

****

Llegamos a Dakota del Sur sin problemas. Bajamos del coche. Sam picó a la puerta con normalidad y tranquilidad, todo lo contrario a mí, que estaba hecha un manojo de nervios.

En unos segundos, un hombre mayor con una gorra desgastada nos abrió la puerta.

- Sam, ¿qué tal vas? -luego se fijó en mí y miró a Sam esperando una explicación.

- Es Emily, una amiga.

- Hola.

- Bobby Singer -se presentó- ¿Eres cazadora?

- Aún estoy en prácticas.

- Tú no estás en prácticas porque no vas a ser cazadora.

- Ya hablaremos sobre eso.

- Me prometiste que no ibas a meterte en el terreno sobrenatural, solo turismo, ¿recuerdas?

- Claro...

- En fin... pasad -Bobby se hizo a un lado y nosotros entramos- ¿Qué os trae por aquí?

- ¿Podrías encontrar a Azazel?

- Si no da señales de vida no.

- Mierda.

- ¿Qué tal va Dean?

- Un demonio intentó matarle en el hospital.

- ¿Qué?

- Por suerte llegué a tiempo y me deshice de él. He dejado a unos cazadores vigilándolo.

- Por ahora no tengo nada -dijo Bobby- Pero te llamaré si encuentro algo o a alguien.

- De acuerdo. Gracias de todas formas, Bobby. Oye, ¿antes de irnos podemos usar un momento la parte trasera?

- Claro, ¿para qué?

Sam sin decirle nada a Bobby, me llevó a la parte trasera de la casa dónde. A lo lejos habías varias botellas alineadas.

- ¿Qué hacemos aquí? -le pregunté a Sam.

- Me gustaría ver tu puntería.

- ¿Mi puntería? ¿Para qué?

- Te vayas a meter o no en problemas con monstruos, lo mejor es que sepas usar un arma.

- Mi puntería es perfecta, ya te lo anticipo.

Sam se sacó de la parte trasera de sus vaqueros una pistola.

- Demuestramelo.

Cogí la pistola y apunté a las botellas. Comencé a disparar hasta que me quedé sin munición, solo le había dado a una.

- Una de diez -dijo Sam divertido- Que buena puntería.

- No es por dejarme en ridículo, pero sinceramente, en ningún momento había apuntado a esa botella.

Sam me miró alucinado.

- Como para que las armas de fuego no son lo tuyo, ya te enseñaré algo de defensa personal.

- ¿Quién eres ahora, el señor miyagi?

- Más o menos.

- Ah, pues que bien.

Chained souls (Sam Winchester)Where stories live. Discover now