Cuando llegue a su casa, quede impresionada por la belleza de aquella mujer, si mi amiga era hermosa, su madre lo era todavía mucho mas y no se veía tan grande, mas bien parecía su hermana mayor, con pelo negro y ondulado, con sus ojos verdes esmeralda y una piel tan blanca como el yogur. La saludé pero inmediatamente noté el rechazo en sus ojos. Las invitaciones por parte de mi amiga eran cada vez mas seguidas, me fui familiarizando con su gente, su padre tenia ese toque conservador y tradicional aunque el se decía muy open mind.

La primera ocasión que supe que el señor jauregui no tenia nada de open mind fue aquel fin de semana que me quedé a dormir en su casa, después de la cena nos retiramos mi amiga y yo a su habitación, ella apenas puso la cabeza sobre la almohada se quedo dormida, por mi parte yo si estuve dando vueltas en la cama, fue ahí que escuche todo, desde el primer grito del hombre hasta el llanto de la señora Jauregui. Maldiciones, groserías, golpes, lamentos, sollozos se escucharon en aquella habitación del final del pasillo, yo solo quería no haber oído aquello, quería entrar en aquella habitación y decirle al señor que no estaba bien lo que hacia, que no era correcto maltratar a una mujer, pero no lo hice, no me correspondía a mi hacerlo. No dormí muy bien, así que temprano Salí del cuarto y me dirigí a la cocina, ahí estaba la señora Jauregui preparando el desayuno.

- Buenos días - le salude, ella contesto pero no me dio la cara, me acerque a ella y muy cerca de su oído le dije - señora Lauren, no permita que Brad le pegue, usted no se lo merece - ella volteo a verme, yo le acaricie la mejilla y vi sus ojos invadidos de tristeza.
- Camila no te metas, esos son cosas entre mi esposo y yo - se dio la media vuelta y se fue. Me quede helada ante aquella aclaración, no podía entender como le permitía los golpes. Las siguientes invitaciones las rechacé, me dolía de sobremanera recordar aquel hecho, pero más haber visto tan triste a Lauren. Regresé a su casa en aquella ocasión en que Lauren cumplía años, Taylor no me invito por eso, sino para hacerle ver a su exnovio que ya salía conmigo y como él asistiría a la fiesta por ser el hijo de karma la amiga de Lauren, no quería que la viera sola.

Taylor me seguía gustando pues no negaba que fuera bella, pero apenas recordaba unos rizos la cara de Lauren aparecia en mis sueños, no podía creerlo pero me sentía cautivada por su madre. Como lo había prometido asistí a la fiesta, me puse aquel vestido negro que había comprado solo para lucir hermosa y que me pusiera atención Lauren.

Llegue a la casa Jauregui y me atendió un hombre, después de permitirme la entrada busque a la señora jauregui para darle su regalo, sabia de su amor por la lectura y no encontré mejor obsequio que aquel libro. La noche paso sin mayores contratiempos, el Señor Brad se había emborrachado al igual que taylor, así que me tocó ayudarla a subir a su habitación. Me quité el vestido y me puse un short y una camiseta para dormir, antes baje por un vaso de agua y la vi ahí, recostada sobre el sillón de la sala, por demás exhausta, me acerque y la miré.
- cansada? - pregunte y ella asintió, le empecé a masajear los hombros, estuve así unos minutos hasta que sentí como había quedado dormida, me atreví a darle un beso antes de despertarla - Lauren, es hora de ir a descansar - abrió los ojos y me agradeció, jamás me había sonreído de aquella manera, subimos juntas las escaleras y antes de entrar a su recamara me dijo
- Tienes unas manos muy suaves, haber que día me das otro masaje
- cuando quiera - contesté, pero en mis pensamiento le decía que no solo era buena en los masajes, sino en algo mucho mas placentero.

El semestre de nuevo terminaba, ya era un año más vieja pero aun así seguía siendo 23 años mas joven que Lauren. Mis padres festejaron mi cumpleaños 22 invitaron a algunos amigos entre ellos Taylor Jauregui, yo a quien quería ver era a su madre.

El tercer semestre de universidad estuve mas presente en su casa, ya parecía que vivía ahí en lugar de mi departamento, taylor y yo nos poníamos de acuerdo para hacer trabajos juntas, ya no tenia intención de conquistarla, solo la veía como mi amiga, pero a quien quería enamorar era a su madre. Cada visita que hacia llevaba conmigo una rosa, rosa que ponía en un florero después de haberla aspirado. Pasé horas a su lado, me enseñó a cocinar, me hablaba de ella, éramos dos grandes amigas, había ocasiones en que llegaba visita y con pesar tenia que regresar a la habitación de taylor que se la pasaba pegada a la computadora chateando con cuanta gente podía. Un día de mayo sin aviso alguno decidí decirle lo que sentía, Que la amaba y que ella habitaba completamente mi corazón.
- No seas tonta Camila, soy como tu madre - sonrió, quizás creyó que era una broma.
- A mi madre no la miro como te miro a ti Lauren, se que estas casada y que tu hija es mi amiga - no me dejo continuar, se acercó a mi y puso su mano en mi pecho.
- aquí debe estar alguien de tu edad, no una mujer adulta como yo, no te confundas. - se retiro de conmigo, sentí ganas de llorar, deseaba ser 20 años mayor, para que asi pudiera entender que no era solo una locura de juventud, que la amaba como nunca había amado a nadie. Como pude y armándome de valor dejé de asistir a su casa, si teníamos que hacer trabajos los hacíamos en mi departamento.

La amo señora (camren adaptacion)Where stories live. Discover now