Calígula, un monstruo del Imperio Romano

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Ya con siete años, Calígula acompañó a su padre en unviaje a Siria, donde éste moriría, un 10 de octubre del año 19, envenenado por un agente del emperador Tiberio, quien lo veía como un peligroso adversario político, al menos según el historiador Suetonio. Así, al perder a su padre, Calígula empezó a proyectar gran parte de sus necesidades afectivas sobre Incitatus, un caballo al cual endiosaría al llegar a asumir el poder del Imperio Romano. Por otro lado los análisis psicológicos, en base a las evidencias históricas, dicen que, ya que durante su niñez Calígula no tuvo una buena guía moral en su padre y casi todos los adultos lo trataban como alguien a quien tenían que servir y cuyos caprichos debían satisfacer, Calígula se volvió consentido, inmaduro, egocéntrico y narcisista. Pero además la muerte de su padre significó algo terrible en sí mismo para su desarrollo psicológico: lo vio morir joven, pese a que era grande y poderoso, de modo que, en cierta forma y a partir de un sentimiento de identificación con su padre, creyó (aunque fuese inconscientemente) que tendría el mismo destino, y esto detonó en él una actitud nihilista y fatalista.

Ahora, y puesto que no podía ya seguir con su padre pues éste no vivía más, Calígula tuvo que ir a vivir a Roma con su madre, y permaneció allí hasta que se deterioraron las relaciones de su progenitora con el emperador Tiberio, quien no quería que ésta se casara porque, en su paranoia, temía que el esposo se convirtiera en enemigo político, así que en el año 29, bajo falsos cargos de traición, la exilió a ella y a Nerón César, y Calígula pasó a vivir con Livia, bisabuela suya y madre del emperador Tiberio.

Cuando la vieja Livia murió, Calígula pasó a vivir con su abuela Antonia, junto con sus hermanas Agripina la Menor, Drusila y Lívila. Según se sabe, Calígula mantuvo relaciones incestuosas con sus tres hermanas, aunque su favorita, y de la cual realmente se enamoró, fue Drusila, a la cual tomó cuando ésta todavía era virgen. Lejos de ser algo esporádico, esas relaciones incestuosas eran tan frecuentes que una vez Antonia encontró a Calígula y Drusila haciendo el amor... Paralelamente, en el año 30 Druso César fue encarcelado, y Nerón César, hermano de Calígula, murió un año después en el exilio.


Tiberio, el gran maestro de la depravación

Si a nivel de experiencias algo fue tremendamente decisivo en la conversión de Calígula en un monstruo, eso fue el hecho de ser llamado a Capri por Tiberio, cuando tenía 19 años, en el año 31. Allí, en la isla de Capri, por seis años Calígula tuvo que esconder el resentimiento que tenía hacia Tiberio a fin de sobrevivir. "Nunca hubo aquí un mejor sirviente o un peor maestro", dijo un testigo sobre Calígula y Tiberio, ya que en esos seis años Calígula presenció todas las crueldades y depravaciones que Tiberio cometía, pues el "viejo granuja" (así le llamaba Suetonio) hizo cosas como: empujar cotidianamente a personas del acantilado, principalmente criminales, pero a veces también mujeres y niños inocentes; realizar orgías con niños, niñas, mujeres, hombres y adolescentes; ordenar y presenciar torturas; cometer violaciones; nadar desnudo en una piscina, junto a niños vestidos de peces que le hacían felaciones bajo el agua... Según el análisis de los expertos, Calígula, siendo una versión temprana del Síndrome de Estocolmo, terminó queriendo ser como Tiberio, y aprendió de él una filosofía hedonista y amoral en que la finalidad de la existencia era el placer, en que la vida de los demás no valía nada, y en que la violencia y el placer podían combinarse perfectamente bajo el más cruel y depravado sadismo...

  Si bien en esos años con Tiberio también Calígula se entregó a cosas como las artes escénicas, la danza, el mimo y otras actividades consideradas inconvenientes para los nobles pero buenas en sí mismas, también aprendió a disfrutar de las orgías y el desenfreno, y hasta se hizo el hábito de asistir disfrazado (con peluca y manto para que no lo reconozcan) a torturas y ejecuciones. "Cayo vive para su propia perdición y para la de todos", había dicho Tiberio sobre Calígula, no sospechando de que el joven, aparentemente inofensivo, acabaría asesinándolo tiempo después.  

Biografías: asesinos serialesWhere stories live. Discover now