ilusionada

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Llegue a casa perdida en un sueño. Después de años de amarlo en silencio y a la distancia esta noche me había sorprendido. Cuando bailamos en el balcón su aroma me envolvió. Era como maderas dulces, tabaco y Constantine. Cuando acaricio suavemente mi brazo me tense no porque me desagradara si no porque tuve miedo de que descubriera lo mucho que me afectaba su presencia. Me sentía una tonta. Quería decirle tantas cosas. En esos momentos deseaba ser de esas mujeres abiertas capaces de hablar de todo y ser interesante pero nada salía de mi boca. Me perdía en mi mente en las miles de cosas que quería decirle y no podía. Cuando me pidió mi teléfono crei que me desmayaría. No entendía como un hombre como el que tenía miles de mujeres a sus pies podía estar interesado en mí.

En la subasta me perdí en mis pensamientos analizando su amabilidad hacia mí. Su forma de mirarme intensamente me derretía por dentro aunque por fuera pareciera fría. Cuando vi la hermosa flor en la pantalla me perdí en su bella delicadeza. No escuche quienes peleaban por ella solo quede en blanco mirándola. Pero ahora la acariciaba en mi cuello. El la había comprado para mí. El suave roce de sus dedos en mi piel cuando la colocaba me enviaba descargas eléctricas.

Guarde la flor en la cajita junto a mi cama en lo que me duchaba pero cuando salí me la volví a colocar. Entonces mi teléfono sonó. Me pareció raro porque solo me escribía mi hermano abri el mensaje y era de el. Constantine

" me tienes absolutamente cautivado... dulces sueños princesa..." sonreí como tonta

"dulces sueños príncipe..._ escribí valientemente. Me dormí y soñé con él. Bailaba en sus brazos y el me abrazaba a su cuerpo diciéndome "nunca te dejare ir..."

Al otro día desperté. Me vestí cómoda y me dispuse a leer los escritos que tenía pendientes. Mientras desayunaba llego un mensaje

" ¿ como dormiste princesa? Era el.

" muy bien príncipe y tu?

" muy bien ... soñé contigo... soñé que bailábamos" entonces sonreí " me gustaría mucho invitarte a cenar"

" no me siento cómoda entre mucha gente"

" te prometo que sea un lugar privado, solo quiero conocerte más..." me pidió

" en serio pasarías vergüenza conmigo en público Constantine soy un desastre...

" no eres un desastre solo extremadamente tímida te prometo que te cuidare por favor" suplico

" está bien solo dime donde y cuando"

" esta noche pasare por ti a las ocho"

" te espero..."

" yo también te espero..." contesto enigmáticamente.

Me quede en blanco una vez más. Mirando la pared. Mis pensamientos se mezclaban entre lo que sucedió anoche y su invitación. Solo rogaba porque no pretendiera que fuera una más de sus conquistas. Estaba tan enamorada de el que si jugara conmigo me rompería en mil pedazos.

Me concentre en mi trabajo y no salí de mi habitación. Cerca de las seis comencé a prepararme. Me bañe un largo rato. Elegí un vestido verde esmeralda y deje mi pelo suelto maquillándome suavemente. Ocho menos diez el me envió un mensaje de que estaba llegando y salí al salón. Mis padres estaban hablando cuando me vieron y quedaron de piedra

_hija..._ susurro mi madre asombrada_ ¿ vas a salir?_

_ Constantine me invito a cenar..._ dije simplemente

_ me alegra mucho hija, el es un buen chico_ dijo mi padre asombrado. Yo asentí y me quede allí hasta que el timbre sonó.

Dorotea el ama de llaves abrió y allí estaba el en un traje sin corbata pero viéndose increíblemente guapo. Entro a casa y vino directamente a besar mi mano de esa manera en que me derretía.

Saludo a mis padres con educación

_ cuida a mi niña Constantine es frágil_ dijo mi padre y yo me sonrojo

_ la cuidare como a la joya más preciada señor_ dijo el y me ofreció su brazo para salir. Cuando di vuelta para cerrar la puerta vi a mi madre en brazos de mi padre un unas lágrimas se escapaban de su rostro. Solo esperaba que fueran de alegría.

Extraña bellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora