Capítulo 2 "Recuerdos."

814 57 3
                                    

—¿Quién eres? — pregunta mientras me aparta.

—¿Qué? Soy... yo... ¿No... no me recuerdas?

—No.

¿Cómo puede no hacerlo?

—Oh vaya, entonces solo... olvida que te abracé. También puede ser que yo te este confundiendo...  

—No quería incomodarte pero te vi tan perdida... —rascó su nuca nervioso.

Una combinación de sentimientos estaba a apunto de explotar dentro mío.

¿Yo lo estoy confundiendo o él no me recuerda?

Debía estár jodiéndome, definitivamente.

—No, estoy bien —examiné una vez más su rostro; esos ojos; ese cabello; esa mirada, yo no podía estár equivocada—. Puedo ir sola.

Le di la espalda y pronto me encontraba buscando mi hotel nuevamente.

En el fondo de mi corazón quería que me sorprendiera por la espalda y me abrazara fuertemente pidiendo perdón por desconocer a su amiga de la infancia justo como en las películas pero... el gran edificio se presento ante mi y Sergio se desvaneció entre la multitud.

/.../ El olor a café es lo único que me atrae del hotel así que decidí tomar uno.

Una señorita con uniforme muy elegante se acercó a mí, como si tuviera algo importante que decir.

—Disculpe — giro mi cabeza a mí alrededor... ¿Me habla a mí?

—¿Yo? —  pregunté señalándome.

— Sí... — su cara mostraba lo patética que yo me veía.

— ¡Oh! ¿Qué sucede? —sentí mis mejillas arder.

— Parece que la solicitan en recepción.

Evité preguntar nuevamente
y sólo la seguí.

En cuanto llegamos pude notar una silueta masculina con un ramo de rosas. Aún de espaldas comenzó a hablar.

— Me disculpo por no haber estado ahí para ti cuando regresaste a España —habló melodramático.

— ¿Dis... disculpa?

— Si, definitivamente soy un idiota.

— Tú eres... —giró.

— ¡Jorge! Soy Jorge.

— ¡Ah! Tú... —matenme.

Jorge, ese chiquillo raro y mocoso que me seguía a todos lados.
Jorge; el niño que sólo había sido procreado por sus padre con un único fin: Joderme la vida.

— ¿Qué pasa? No suenas muy feliz —ahora se mostraba decepcionado.

— Tampoco es como si quisiera ver al niño que siempre me hacia llorar y me pegaba —dije obvia.

— Bueno, sólo eramos niños...

Recordé cuando Jorge me pegaba y siempre que yo terminaba llorando por su culpa, Sergio me abrazaba y calmaba mi dolor.

Extendió el ramo de flores hacia mi y se arrodillo.

— April, hoy te pido perdón por todos esos días.

Ajenas a la situación, las dos señoritas no podían hacer nada más que contener la risa.

Avergonzada me arrodillé junto a él. — Para esto y ponte de pie, por favor.

— No, hasta que me perdones.

¡Baya pedazo de idiota!

— Jorge, eramos solo unos niños de ocho años, era normal ahora ¡Ponte de pie!

— Está bien... — se levantó.

Nuevamente extendió el ramo pidiendo  que lo recibiera y eso hice.

— No tienes porque volver a hacer algo así, son cosas del pasado y el pasado no volverá.

Se quedo a tomar una taza de café y nos quedamos platicando hasta que los recuerdos del pasado dejaron de ser tema de conversación.

Mi mejor amigo © |Olliegamerz|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora