SEGUNDA PARTE.

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Las calles están vacías y mientras la mayoría de las personas duermen en santa paz, dos almas a bordo de un carro color rojo toman la carretera principal para huir de la bella y majestuosa Grecia. Donovan ha conducido toda la noche y solo se han detenido para tanquear el automóvil, hace seis horas que salieron y están a más de 600 kilómetros de casa, Pero más cerca de la felicidad.

El primer objetivo de aquellos dos soñadores es llegar a orillas del mar egeo donde una pequeña embarcación previamente contratada los espera para llevarlos lejos de las costas griegas y así huir de las garras de su poderoso y supongo que indignado padre. Por el momento lo único que parece preocuparles es el sitio donde van a descansar y comer algo. El viaje ha sido largo y en algún momento deben hacer una pausa para recobrar energía y sopesar sobre lo que están viviendo. Han llegado a un pequeño poblado de calles limpias y adoquines blancos; son las nueve de la mañana, así que no se ve mucha actividad por las calles del poblado. Se instalan en un pequeño hostal, atendido por una señora con muchos años y una jovencita que parece ser su sobrina o nieta quizá. Buen día señora, necesitamos una habitación por algunas horas, dice Donovan. Algunas horas, pregunta la señora observando el reloj pegado en la parte izquierda de la pared. Sí, afirma él con la cabeza, lo que sucede es que vamos de paso y solo necesitamos reposar un rato para continuar nuestro viaje. No es usual que pidan una habitación por algunas horas nada más, pero igual la señora accede sin hacer más preguntas. El cuarto es sencillo pero cumplirá con su objetivo una cama doble, un pequeño baño, una mesa con cuatro sillas, son todo lo que posee la habitación.

La nana no ha pegado el ojo en toda la noche; sabe muy bien que apenas se note la ausencia de Angélica, ella será la primera a quien interrogarán, por eso ha estado imaginando miles de preguntas y así mismo millones de respuestas para que no la cojan en la mentira, ni sospechen de ella. La enorme mansión está tranquila a pesar del ruido que se sobre pone por el ajetreo de la boda; es sábado y el enigmático casorio será al caer la noche.

¿Dónde está mi bella hija? dice con voz fuerte el señor y amo de la casa.

La nana se gira de inmediato y aunque por dentro está hecha un manojo de nervios, por fuera da muestra de templanza absoluta. Aún duerme señor, anoche dijo que quería descansar mucho para un día tan duro como el de hoy. Dormir, dice el, son las nueve de la mañana y hoy no es un día como cualquiera, que le sucede a esa niña por dios, dice el hombre algo ofuscado. Iré de inmediato a despertarla señor, pero este la frena en seco levantando la mano; no te preocupes yo me ocupo de ello personalmente. Un frío recorre el alma de aquella cómplice que sabe que en algunos segundos se desatará el infierno en la tierra al ver que su amada hija no se encuentra ni en casa ni en Grecia. Mientras el imponente Antonio guerrero sube la escalera, la asustada nana arde en un frenesí de sentimientos que la mantienen alerta todo el tiempo. El señor guerrero llama a la puerta dos veces. "Toc, toc" ¡despierta perezosa! Pero no obtendrá respuesta. "toc, toc" ¡levántate! Dice con tono más duro esta vez. No es conocido por su paciencia, así que entra arbitrariamente a la recamara solo para observar cuatro paredes vacías, y en la cama una carta sellada en un sobre color rosa. Hasta el más valiente tiembla cuando sabe que las cosas se saldrán de control. Su corazón se agita, las piernas le tiemblan y los pensamientos simplemente no fluyen de manera correcta en su cabeza, cada paso que da hacia la cama parece una eternidad y no puede evitar pensar que ha sido traicionado. Toma la carta en sus robustas manos y se sienta al borde de la cama. No da espera y la abre de inmediato y comienza a leer.

Padre: quizá no alcances a dimensionar lo importante de esta carta; durante mucho tiempo he vivido amargada, triste y en soledad a causa de tus caprichos. Desde que tengo uso de razón siempre me consideraste un objeto más de tu vida, siempre obligándome a vivir de la forma que tu consideras correcta, oprimiéndome como lo haces con tus empleados, dando la última palabra sin tiempo a defender, nunca estuviste para mí cuando más lo necesité, siempre trabajando por más y más poder, compensando todo con objetos vacíos y una vida opulenta a la que siempre me opuse. Todos los días fueron iguales; estudios, comida, buenas costumbres, pláticas irrisorias y nada de amor en una majestuosa casa que no tiene más vida que un templo abandonado. Si tan solo las cosas hubiesen sido de otra manera; ya sabes una familia normal donde se discutieran vacaciones en familia, donde riéramos todos por algo, donde al menos una vez en las noches alguien me diera un beso para conciliar el sueño. Pero no papá debiste ser el magnate que todo lo puede; jamás entenderé tu obsesión por tener más y más dinero, alejándote de tu familia, donde mi madre tomaba vacaciones sola, donde las pocas cenas eran tediosas y soporíferas porque siempre andabas discutiendo y humillando a alguien tras la línea del teléfono, Donde tus concejos siempre trillados y enmarcados en tener que acrecentar las arcas de la familia sin importar el precio que se deba pagar por ello. No puedo decir que te odio, porque esos sentimientos no nacen de un ser como yo, pero si te guardo mucho recelo por encerrarme y hacerme ver la cosas como tú las querías ver; eres un ser mezquino y egoísta que jamás ve más allá de su propia nariz. ¿Recuerdas cuando te pedí dinero para salvar las ballenas? En ese tiempo me uní a ese bello proyecto del cual me sentiré orgullosa toda la vida. Si haces memoria recordaras amado padre una bofetada de tu mano y un no seas tonta. Tenemos cosas importantes en las que pensar no en salvar estúpidos mamíferos que al final están condenados. Padre no tienes idea de cómo me marcaron esas palabras, esa noche lloré hasta el amanecer sintiéndome un ser despreciable, ya que muchos de los pozos que se excavan en al ártico y que matan a miles de ballenas y otros animales llevan por firma tu nombre. Durante muchos años soporte eso y mil abusos más por parte tuya, y pude haber soportado más, pero padre el día que me vendiste como una prostituta a esa maldita familia, ese día decidí que lo mejor para todos seria tomar caminos distintos, me marcho lejos, buscaré un nuevo comienzo lejos de tu infernal protección, cambiaré y lucharé por todo lo que considero justo, me enamoraré y tendré la vida que siempre quise tener. Adiós para siempre y espero que al final de tus días Dios te perdone por ser lo que eres.

ENTRE ALAS DE AMOR Y DOLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora