Sonrojo, mariposas locas en el estómago, la mente echa un completo desastre y para variar unas nauseas locas. Gracias al cielo Lorena y el resto llegan a tiempo, para evitar un caos.

— ¿Vas a volver Geli? —es lo primero que pregunta Sofía nada más entra a la casa.

—Voy a volver pequeña.

—Siiiii —brinca a los brazos de la rubia al escuchar la respuesta —. ¿Ahora si vamos a hacer todo lo que me platicaste?

—Pues ya que todos estamos aquí.

Lorena mira con atención a su hermano, pues daba la casualidad que ella se encontraba paseando cerca de la sala, así que escuchó a la perfección lo último que le dijo a Evangeline antes de que todos entraran.

Sin temor a equivocarse, puede decir que a su hermano le gusta Evangeline.

●●

Los tres pasaron toda la tarde en el centro del pueblo de Ajijic —digo los tres, porque Lorena decidió quedarse en la casa, para darles más privacidad —, pasearon por el parque, vieron los murales de los negocios, jugaron con Sofía por un buen rato en la plaza, hasta que consiguió unos amiguitos ahí.

Una tarde en familia que les hacía falta a los tres desde hace mucho tiempo.

—Tú familia es muy agradable —le confiesa él mientras va conduciendo a su casa. Sofía va dormida en los asientos de atrás —. Son muy buenas personas.

— ¿Por qué dice, dices eso? —corrige de inmediato, aun no se acostumbra a llamarlo sin formalidades.

—Porque me sorprenden que hayan tenido tan buenas atenciones hacia mí —le da una mirada fugaz —. Al fin y al cabo, te traté de lo peor —murmura con pesar —. No merecía tanta amabilidad.

—Ellos no son rencorosos —sonríe con dulzura —. Lo pasado, pasado.

— ¿Tú esposo era de aquí?

—No precisamente —sonríe un poco. Alex. Todavía recuerda la primera vez que lo vio llegar por los pasillos de la escuela —. Él llegó a vivir aquí cuando comencé la preparatoria, ahí lo conocí.

— ¿Por qué no se quedaron a vivir en el pueblo?

— Ambos queríamos vivir en otro lugar, no quedarnos siempre donde mismo —ser mochileros, ese era otro sueño que no se pudo cumplir —. Aunque eso sí, venía a visitar a mi familia cada fin de semana.

— ¿Y actualmente tienes novio? —su pregunta la toma desprevenida, que bueno que no se encontraba tomando algo, porque si no todo el auto hubiera terminado empapado.

—Yo, aun no me siento lista —se sonroja de inmediato. Su soltería no es un tema del cual le guste hablar con su crush.

—Lo entiendo —estaciona el auto enfrente de la casa de sus tíos —. Llegamos.

—Gracias.

—Gracias a ti por tan hermoso recorrido —ella pasa saliva con dificultad —, ¿te veré mañana?

—Supongo —ante tal respuesta, ella lo único que quiere es darse de golpes en la pared.

—Hasta mañana pues —se inclina para depositar un beso en la mejilla de la chica.

Eso es de barbaros.

Le está echando sal, limón y tequila a la herida y no parece importarle. Si antes ella estaba enamorada teniendo poco contacto con él, ahora está más enamorada que nunca.

●●

— ¿Si me das unas gomitas de las de siete pesos? —le pide un niño de cinco años al llegar a la tienda.

—Por supuesto que si —Evangeline busca los dulce y se los entrega —, ¿algo más? —el chiquillo niega con la cabeza —. Siete pesos.

—Gracias.

—A ti, que te vaya bien —se despide de él.

Para ayudar a sus tíos, se ofreció ayudarles en la tienda —aunque solo sea por un día —, como compensación de sus cuidados.

—Buenos días —se sobresalta al escuchar la voz de Gerardo —, ¿se puede?

—Claro, ¿Qué vas a llevar?

—De hecho, vengo a hacerte una invitación —ella lo mira sin comprender —. Tus tías me platicaron del karaoke...

¡Oh no!

— ¿Me dejarías llevarte? —le pregunta con una media sonrisa en los labios.

—Si —responde sin antes pensarlo dos veces.

—Ha Sofía le va a dar gusto esa noticia —ya la regó. En donde dijo Sofía, debió haber dicho a mí me alegra escuchar eso.

Este hombre la ha traído en medio de un carrusel, vueltas y vueltas sin salida alguna. Solo ha provocado mareos por sus cambios de humor.

—A mí también me da gusto poder llevarla a ella como se lo prometí —le regresa con un poco de veneno.

— ¿Paso por ti en la noche?

—Ahí los espero —responde con una sonrisa congelada.

Hermosa. Es lo que cruza por la cabeza del hombre.

Imbécil. Esto parte de la mente de la rubia.

Sin duda les espera una gran noche, llena de risas, de recuerdos, de música... de confesiones.

Todo un karaoke de emociones.


***

*Somos jóvenes, Decepción tras decepción,seguimos en pie.

* Sin promesas ni exigencias. El amor es un campo de batalla.

Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora