Angélica y su madre tienen poco contacto; la madre nunca se ocupó de la joven y la relación siempre ha sido fría. Quizá por eso las pocas veces que entablan charlas terminaban en discusiones propias de personas que no comparten ideales.

¡Angélica! Tienes que tomar las riendas de tu vida; no puedes andar por ahí sin atender las cosas de la empresa, algún día heredarás todo y es tu deber aprender y convertirte en la cabeza visible de la familia. ¡Angélica lo uno, angélica lo otro! Toda la existencia desde los diecisiete años se ha basado en premisas de lo que ellos quieren para la bella mujer que solo piensa en tener una vida sencilla. La vida de una persona millonaria puede ser completamente infernal; la presión de su madre y padre muchas veces la obligan a dejar de verlos por semanas enteras. Solo la Nana rosa trata de mantener el lazo unido entre aquellos que distan mucho de ser padres reales...Comprende que la forma en que tus padres han vivido es muy distinta a la tuya, dice rosa con voz apacible. Por favor no los juzgues, a pesar de todo ellos quieren lo mejor para ti, así delante de sus ojos la realidad que ellos ven no sea la correcta. No los juzgo Nana. Es solo que su total falta de comprensión es algo que me saca de casillas; nunca me ha interesado ser la líder de las compañías de mi padre, nunca el dinero me interesó, mi forma de ver la vida es no ser presa del tiempo, dar explicaciones, destruir a otros por dinero, adueñarme de recursos naturales, y dar conferencias de prensa son para mí la mejor forma de estar muerta. Nana tú me conoces mejor que nadie, tu comprendes lo que quiero, sabes cuales son mis expectativas; sé que mi padre no está orgulloso de mi, que me cree una fracasada, sé que lo más deseado por él fue un varón, y sé que me guarda rencor por no ser lo que él quiere que sea. En la voz de angélica se dibuja una expresión de tristeza que lleva una larga y tediosa historia de vida indigna, de años perdidos en soledad, de reprimendas e imposiciones de una familia poderosa que no ve más allá del dinero y el poder. En momentos así el abrazo de su nana la reconforta y le inyecta la fuerza necesaria para seguir adelante.
¡No te preocupes mi niña! Mientras mi Dios quiera que este contigo te apoyaré en tus decisiones; eres como la hija que nunca pude tener, te adoro por encima de cualquier cosa y me siento orgullosa de ver en lo que te has convertido. Esas palabras hacen que angélica llore a cántaros como una niña pequeña. A pesar de todo nunca deja de sonreír y después de hablar con su Nana todo vuelve a la normalidad; la vida sigue y no hay manera de echarse para atrás. Rosa es la madre perfecta, la guía por la vida como lo hace una verdadera madre; es su confidente y le acolita muchas cosas, y cuando debe mostrar seriedad lo hace con mano firme a fin de que la lección sea aprendida. Rosa y Angélica tienen un secreto muy bien guardado; la bella dama nunca se casará con ningún pretendiente que sus padres traigan; no por llevarles la contraria, simplemente porque su cuerpo y corazón pertenecen desde hace mucho a un hombre totalmente distinto y del que solo ellas dos saben.

Aquel misterioso hombre que ha conseguido el amor de la bella damisela responde al nombre de Dónovan. Un chico apuesto de la misma edad de ella, músico, pintor, poeta, amante de la naturaleza, y soñador empedernido. Parece ser el tipo ideal; solo una cosa hace de esto un amor a medias; si bien no es pobre, y goza de una estabilidad económica propia de una persona del común y perteneciente a la clase trabajadora, la familia de Angélica nunca permitiría que se mezclara con alguien que no ostente una fortuna similar a la de ellos; muchas razones acompañan tal decisión; el qué dirán, muchos aprovechadores, ganas de expandir su imperio contemporáneo, etc. Son razones que no son válidas para la joven pero que si la obligaron a mantener su amor en secreto. Donovan vive con su madre y dos de sus hermanos; la madre tiene por oficio el hogar, siempre anda pendiente de ellos, la comida que hace es una verdadera delicia y según como lo cuenta Donovan en la casa se respira ambiente familiar, de ese que es negado para Angélica. Cuanto no desearía Angélica una vida llena de amor y no de lujos. La hermana menor de Donovan, Laura aún está en el colegio cursando último grado; de ojos color marrón, tez blanca y estatura promedio es una chica bastante enojosa y constantemente pelea con Donovan por cualquier cosa. Se quieren pero a veces la joven se irrita con cualquier cosa que sus hermanos dicen; la verdad es algo que duele en la cara y ella es fiel testigo de eso. Pero más allá de eso Laura adora a sus hermanos y si bien cuando pelean no se disculpa formalmente la tecnología en la que está sumergida la humanidad juega del lado de la pequeña, ya que un mensaje de texto con un lo siento es suficiente para Donovan y su hermano Alejandro. Este último tiene dos años menos que Donovan y actualmente estudia arquitectura en la universidad abierta de Grecia. La relación con su hermano es muy cercana y a menudo entablan conversaciones que duran horas; es tradición tomar las comidas los cuatro juntos y por ninguna razón la tecnología se debe interponer entre lo sagrado (la comida) y lo importante (la familia.) así que cuando se sientan a la mesa los celulares y computadoras están totalmente prohibidos, así que se puede sentir un aire cálido donde aún se puede charlar decentemente entre personas. La casa de Donovan es bastante simple, pero con un aire tranquilizador que para la bella Angélica es un sitio ideal; o eso imagina ya que nunca ha ido y por ahora es mejor así. La casa es bastante espaciosa totalmente pintada de blanco. El cuarto de Donovan tiene una cama doble con un cubre lecho negro y almohadas blancas, una mesa con un computador, una mesa de diseño, dos lámparas en forma de bastón, un closet de color wengue, Y una enorme ventana por donde el sol se cuela todas las mañanas.
Cada vez que Donovan relata con lujo de detalles como es su humilde morada Angélica sopesa sobre todas las cosas que posee en su casa y reafirma que no es eso es lo que ella desea. En su casa todo lo que posee ha sido expuesto y hecho por grandes personalidades del diseño y nunca sus padres le han dado la oportunidad de elegir lo que ella quiere. Es triste que aun su cuarto sea algo ajeno y que no sea lo que ella quisiera. Dónovan y Angélica se ven una o dos veces quizá en la semana; en vista de que es la Nana quien pasa la mayor parte del tiempo con ella siempre encuentra una excusa para que Angélica vaya y se encuentre con su amor medio platónico, y es medio porque si bien no es imposible, por el momento no es real, más bien es utópico, un conjunto de Quimeras que la hace sentir viva por completo. Hay una pequeña casa muy acogedora de propiedad de la Nana; es allí donde los jóvenes se dedican el tiempo que pueden. Está ubicada sobre una avenida que da al parque principal del área metropolitana de la cuenca de ática y por donde la gente rica no cruzaría si no en coche y vidrios polarizados, no porque sea peligroso, sino porque son barrios estrato medio de la clase trabajadora y que nada tiene que ver con la opulencia de la Grecia estrato alto. Si dependiera de Angélica vería a su amor todos los días, pero no es prudente levantar sospechas frente a sus padres y los medios que siempre están tratando de encontrar noticias mal intencionadas de todo. Los días que se pueden ver el corazón de los dos amantes late solo el uno por el otro; los ojos de Angélica toman un brillo que los hace aún más hermosos y esplendorosos, él por su parte siente como su alma deja de ser propia para fusionarse junto con la de ella. Al verse lo primero siempre es un enorme abrazo que dura mucho tiempo, acompañado de frases perfectamente diseñadas para enamorados. Un enorme y sensual beso torna el ambiente idílico y perfecto, y Donovan sin falta le pasa tiernamente la mano por el rostro, desde la frente hasta el mentón.
Hacer el amor con ella es conocer la agonía de morir en la felicidad; Donovan es preso de la voluntad de aquella mujer que con cada beso, cada caricia y cada respiro agitado logra que el joven sienta la pureza de la eternidad en su cuerpo. Lo que siente no se puede describir en palabras, el lenguaje corporal es una mezcla de romance, salvajismo, erotismo, olor, sabor y descargas energéticas que hacen que el sexo sea una fusión de pensamientos traídos por deidades y un sentir corporal netamente humano que no da solo placer, da la sensación de una verdad absoluta, hacer el amor es una compensación de todo eso y Donovan vive por cada respiro que ella da, vive por su aroma, el sudor y la mezcla de todo lo que es ella, todo lo que hace lo mantiene en un hechizo de amor ante el cual sucumbe de forma voluntaria, la belleza y placer son el elixir que alimenta al joven. Angélica por su parte siente como su cuerpo torna mil sensaciones todas ellas juntas en cada beso, mordisco y caricia; la mezcla de sonrisas y palabras que intercambian durante el acto la hacen sentir realmente viva, nunca sentirá nada igual con nadie de eso no cabe duda, la conexión que poseen ellos va más allá de la carne y todo placer humano. Lo que siente es sobre natural, abarca todos los sentidos y el placer evocado es representado en unas pocas lágrimas que dibujan el máximo placer que ella pueda sentir. Después de eso recostarse bajo el cielo y aun con la respiración agitada y con una sonrisa inmensa es un placer comparable con el mismo acto de hacer el amor. Ambos disfrutan de la mutua compañía; hablan mucho de todos los planes, de tiempos venideros de lo que harán de las decisiones que deberían tomar en el futuro, etc. En medio de todo eso, el llamado del corazón obliga a Donovan a relucir con palabras hermosas compuestas con alma para el amor de su vida;

ENTRE ALAS DE AMOR Y DOLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora