Pinturas y Pinceles

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Antes de marcharse definitivamente del comedor para regresar a clase, pidió a John que le deseara suerte seguido de un suspiro, él se la deseó y Ana, tras agradecérselo con una sonrisa, se fue. Ya en el aula aguardó a que todos los presos se sentaran en sus respectivos asientos.

- ¡Hola mis chicos! –saludó con alegría- ¿qué tal la comida?

- ¡De puta madre! –pudo escucharse por el fondo con cierta ironía.

- Estupendo –contestó sonriente.

Pero esa sonrisa desapareció de sus labios cuando, al mirar el sitio de Chris, vio que el recluso no estaba. Para cuando quiso alarmarse, la puerta se abrió de golpe dejando paso a dos guardias y un Chris esposado arrastrado a su asiento por éstos.

- Si el señor Evans no quiere estar aquí, no le obliguen –se dirigió a los guardias.

Entonces uno de ellos adelantó un paso hacia la profesora, con aire de supremacía y una sonrisa de despecho.

- Pintar cuadros o picar piedras –farfulló dirigiéndose a Chris pese a estar mirando a Ana.

- ¿Qué quieres hacer? –preguntó el otro guardia con la voz alzada demostrando mala leche, la vez que tiró fuerte del brazo de Evans.

- ¡Eh! No le haga eso –pidió ella al guardia, con el ceño levemente fruncido.

- Picaros a todos –respondió al fin, siniestramente tranquilo para después reírse brevemente de igual forma.

- O te quedas con nosotros o... -dijo Ana.

- ¡Venga, que no tengo todo el día! –insistió el primer guardia.

- Probaré aquí –contestó con sus ojos puestos en la señorita Tyler y una expresión pervertida dibujada en su rostro.

- Vale, Chris –concluyó.

Los guardias finalmente se largaron y como si nada hubiese sucedido, Ana comenzó la clase.

- Bueno... A ver chicos, ¿queréis un tema especial para pintar o queréis libre?

- ¡Pintarte a ti!

- ¡Mi cipote en tu boca! –exclamó Francis.

Esas fueron algunas de las contestaciones que los alumnos dieron a su profesora.

- Vale, hoy os dejo pintura libre. Demostradme qué sabéis.

Dicho esto se paseó por los espacios que había entre las mesas, los cuales eran como pasillos, preguntando uno a uno qué iba a dibujar y por qué. Todos estaban a lo suyo y como ya esperó entre las diferentes obras pudo contemplar varios tipos de pollas y demás brutalidades así como otras más normales, alejadas de lo psicopático. A algunos les dio ideas como por ejemplo vacaciones de verano o algún lugar bonito que hubiesen visitado. Sin embargo, el nuevo ni si quiera se esforzó en cambiar de postura, dejando en blanco el lienzo sin mayor preocupación. A razón de este comportamiento pasivo por parte de Chris, la señorita Tyler no tuvo reparo alguno en acercarse a él con la intención de cambiar dicha conducta.

- Chris, ¿ya sabes que pintar? –le preguntó con normalidad.

- ¿Yo?

- Sí, claro.

- Con sangre –se rió.

- Bueno, utiliza el rojo –sugirió.

- Prefiero tu sangre –cerró los ojos imaginando una escena en la que con un bisturí cortaba la pálida piel de la joven provocando que la sangre brotara a borbotones dejando un rastro carmesí, por lo que inevitablemente pasó su lengua por sus labios que dejaron escapar una pequeña sonrisa malvada.

Blood LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora