El plan de Voldemort

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El día tan esperado por todos llegó, los aurores acompañarían a Harry a la estación de King's Cross y posteriormente al andén nueve y tres cuartos, mientras que Ron y Hermione serían acompañados por sus familias. 

Los Granger estaban algo desconcertados por el extraño comportamiento de su hija en los últimos días ya que, después de la salida al cine, en ocasiones ella había sido bastante hostil cuando acostumbraba ser muy dulce. 

En una ocasión en que una de sus vecinas le preguntó en qué parte del país quedaba ese colegio al que asistía, la chica le contestó que en Escocia. La curiosa y entrometida mujer insistió, queriendo más detalles y Hermione estalló, respondiéndole que ese no era su problema, y que era una asquerosa muggle entrometida. La mujer atónita por el comportamiento de la chica y perturbada por aquella extraña palabra con la que la había llamado, decidió marcharse.

Otras veces Hermione fijaba la mirada perdida en el horizonte, a través de una ventana abierta, tenía pesadillas por las noches y además en otra ocasión, una chica que vivía junto a la casa de ella, la sorprendió jugueteando con una serpiente que tenía enrollada en la mano derecha. La joven que la conocía desde su niñez se sorprendió grandemente debido a que Hermione normalmente no le gustaban ese tipo de animales y hasta les tenía fobia.

—Pero ¿qué haces, Hermione? preguntó la muchacha—. ¿De dónde sacaste a ese animal?

Hermione parecía absorta mirando al reptil, y sin siquiera girarse para mirar a la chica, contestó con voz aterciopelada:

—No lo sé, ella solo vino a mí, quería mi compañía.

—Pero, Hermione, es una serpiente.

Esta vez, la chica fijo una mirada despectiva sobre la otra.

—¡Déjame en paz! —dijo en un tono amenazador.

La madre de Hermione contempló sorprendida la escena por una ventana de la sala, pero lo que más le sorprendió fue lo que sucedió a continuación...

 Hermione, después de mirar con rabia a la joven que se metió a su casa, volvió a fijar la mirada en la serpiente que tenía sujeta en la mano derecha, pero esta vez esbozó una mueca de terror y con rapidez se sacudió el animal de la mano, el cual fue a parar dos metros lejos de ella, posteriormente abrió la puerta de la casa y se introdujo con rapidez a la sala mientras se frotaba la palma de la mano contra la ropa para intentar deshacerse de la fría sensación que le dejo el reptil. Al verl a  su madre, enseguida le contó lo sucedido.

—Mami, hay una horrible serpiente allá afuera. Hay que llamar a alguien, yo podría liquidarla con la varita, pero no me quiero acercar a ella.

Pero ¿qué dices? preguntó su madre confundida—, si hace solo unos segundos la tenías en la mano.

No sé por qué la tenía allí dijo la chica descorriendo un poco la cortina con la mano y contemplando a la serpiente con cara de asco—, pero me dio mucha repulsión cuando la sentí retorcerse.

¿Y por qué le contestaste de esa forma tan arrogante y grosera a Crhistin? volvió a inquirir Anastasia, su madre.

¿De qué hablas? preguntó Hermione confusa—. No la he visto hoy.

Hermione ¿te encuentras bien?

Sí mamá, pero debemos llamar al exterminador —respondió. 

Todas esas situaciones habían preocupado a sus padres pues, luego de haber tenido un cambio radical de conducta, ella parecía no recordar nada de lo sucedido. Al final terminaron por creer que tal vez se debía al estrés que solía acompañarla antes de empezar las clases mientras hacía sus deberes que le habían dejado los profesores para el verano, aunque ella nunca había reaccionado de esa manera antes.

El lado tenebroso de HermioneWhere stories live. Discover now