─Maldita sea, Kean ─gruñí e intenté levantarme, pero mi gruñido se intensificó por el dolor.

─Es tu pierna ─explicó, echándole un vistazo─. No luce tan mal, pero ahora mismo no te recomiendo que te muevas.

─Tengo que llegar a ella ─insistí─. Además que tú tampoco luces tan bien que digamos ─le dije viendo su herida en el estómago.

─ ¿Por qué crees que vine arrastrándome hasta aquí? ─inquirió con sarcasmo.

─Entonces arrastrémonos juntos ─apunté.

─Eso sería muy romántico ─soltó con una fingida mirada soñadora

─, pero creo que si nos sostenemos entre los dos podremos caminar.

─De acuerdo ─acepté y dejé que me pasara un brazo por los hombros y me ayudara a incorporarme, a la vez que yo ponía un brazo sobre los suyos.

Una vez que estuvimos seguros de que no caeríamos hicimos nuestro dificultoso camino hacia Felicity.

Tuve que hacer mi mayor esfuerzo para no empujarlo lejos en cuanto vi que estaba boca abajo e inconsciente con todas sus heridas y la sangre a la vista.

─Esto es lo que no me dijiste ─lo fulminé con la mirada antes de soltarlo y arrodillarme frente a ella, tomando sus manos─. Fizz ─susurré y me sentí aliviado al sentir su pulso a través de sus muñecas─. Tenemos que sacarla de aquí ─le dije a Kean, girando la cabeza para verlo, casi a punto de desmayarse por el esfuerzo que había hecho─. Pero primero tengo que encargarme de ti.

─Estoy bien.

─No, no lo estás ─lo obligué a sentarse y lo ayudé a sacarse su camiseta para ver qué tan grave era la herida.

Hice una mueca.

─Si no hubiese visto eso, hubiese salido con alguna broma sobre tu quitándome la camiseta y desmayándote por mis abdominales ─dijo con dificultad mientras veía su propia sangre.

Lo ignoré, poniendo los ojos en blanco.

─Lo mejor que podemos hacer es dejar la bala allí hasta que podamos suturar la herida porque si no vas a morir desangrado.

─Bueno, gracias ─dijo sarcástico─. De todas maneras, ¿cómo sabes eso? ─inquirió sorprendido─. ¿Felicity?

─Sí, mi chica me enseñó eso ─sonreí con orgullo─. Y los libros también ─añadí.

Kean se rió.

─Por supuesto ─dijo─. Ahora en verdad deberías dejar de disfrutar de la vista y darme mi camiseta para tratar de no morir desangrado con la bala dentro ─me la arrebató y cubrió su herida con ella.

Lo miré por unos segundos, aún incrédulo.

Simplemente no podía creer que ahora mismo esté aquí.

─ ¿Qué pasó? ─pregunté y él entendió a la perfección a lo que me estaba refiriendo.

─Ese bastardo... ─sacudió la cabeza y luego agarró mis hombros y me miró con esperanza en sus ojos─. ¿Ian?

Se me contrajo el corazón y negué con la cabeza.

─Lo saqué de la fábrica, pero Lucas ya había... ─me cortó y asintió.

─Está bien.

─Kean...

─ ¿Crees que puedas sacarnos a los tres de aquí? ─me preguntó, tratando de no demostrar sus sentimientos.

Enfrentando Al Destino (Destino #3)Where stories live. Discover now