Sinopsis

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Andina tenía mucha sed y por eso, se dirigió a un kiosco que había en medio de la playa.


Al caminar animadamente saltando en sus pasos como una niña pequeña, se topa con un chico más alto que ella, ojos color nuez, cabello revoltoso, y grandes músculos...pero sobre todo...grandes manos.


Le sigue de lado pero él se topa en el medio nuevamente. Ella lo mira raro ya que no lo conoce. Y él sonríe.


- Enana - se burla.


Ella lo ignora y trata de pasarle de lado, pero otravez, el se interpone.


- Vamos...tengo sed y pronto se acabarán los smoothies - dice ella impaciente.


Él solo rió y volvió a burlarse de ella.


- La enana quiere un smoothie - ríe y alza su mano enseñando el smoothie que había comprado.


- ¿Me dejas pasar?... - ya no tenía ganas de comprar uno.


- No - sonríe mostrando sus dientes.


- A la mierda - dice frustrada.


Se gira molesta. Éste chico se puso en el medio y le quito las ganas de comprarse una bebida. Y todavía no entiende porqué actuó así, no se conocen, probablemente es un chico consentido que le gusta molestar a las chicas raras como ella.


Al caminar siente unas manos grandes en su brazo y la hace girar. De alguna manera siente una extraña sensación en el cuerpo.


- Te enojas muy rápido enana - bebe de su smoothie.


- Deja de llamarme así - dice molesta y trata de alejarse pero él la detiene.


- Déjame...nisiquiera sé quién eres - miro sus ojos.


Al mirarlo, sus ojos no estaban conectados a los de ella, sino a la parte baja.


- Tienes unas tetas bonitas, sabías? - mordió su labio y la miró fijo.


Las mejillas de Andina eran rojas como el tomate. Abrió los ojos como platos al escucharlo decir eso.


- Loco - no sabía que decir, pero de una cosa estaba segura. Estaba loco.


- Loco por tus tetas, nena saldrías conmigo? - sonrió coqueto.

Oh Dios.

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