CAPITULO 2

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Me desperté gracias a un sonido que retumbaba todo el cuarto. Cuando mi mente empezó a reaccionar me di cuenta que era mi celular. Mire el contacto y conteste.

"Espero que sea una urgencia." Mi cabeza daba vueltas. Sentía que el sueño me consumía de nuevo.

"Te llamo para saber si vendrás hoy, hay muchos pedidos pendientes" La voz de Aida sonó del otro lado. Ella era mi ayudante en la pastelería que yo administraba, tenía el doble de mi edad y aun así trabajaba el doble que todos.

"Aida te dije que saldría de la ciudad, me ausentaré este día. Creí haberlo dejado claro " Me salió un bostezo a la mitad de la oración.

"Elisa, eso me dijiste el lunes ya estamos a miércoles. Tienes que venir. No podré sola con todo, al parecer la gente despertó con ganas de postres."

Me quedé congelada. ¿Era miércoles? Mire la fecha de mi celular y efectivamente. Había dormido todo un día completo. Me levanté de un disparo de la cama y me dirigí hacia el baño.

"No te preocupes, estaré ahí en menos de media hora" Colgué el teléfono.

Me quité la ropa lo más rápido posible y me duché en menos de diez minutos. Me vestí con unos pantalones, una camiseta de algodón negra y unos converse. Lo más cómodo para poder trabajar y ensuciarme. Me cepille el cabello. Me coloque un poco de brillo en los labios y me encamine hacia el pasillo.

Cuando estaba en el ascensor tome mi celular y marque el número de Rick. Contestó al segundo timbrazo.

"Me podrías explicar ¿Por qué dormí todo un día?" Solté un poco enojada.

"Buenos días Elisa. Puse un poco de esa mágica sustancia que utilizamos con Ferrer para que durmieras." Declaró sin importarle mi tono de amenaza. "Sabía que no podrías dormir así que te ayudé. Me preocupé un poco, ya que tomaste el agua demasiado rápido, pero que me estés llamando es una señal de que estás bien."

"Rick, eres un idiota." Maldije.

"Lo siento. ¿Estas bien? Te conozco y se cómo te pone esta situación de Ben. No quería causarte daños realmente."

"Estoy mejor, intentare distraerme todo el día con trabajo, si tienes noticias llámame." al mismo tiempo colgué el celular. La puerta del elevador abrió y fui hacia mi auto. Era un coche color negro, pequeño, pero que cumplía con mis necesidades.

El negocio que administraba consistía en la venta de pasteles y como una cafetería, pedían piezas completas, panqueques o rebanadas de tartas. Había ahorrado mucho para lograrlo. Ganaba lo suficiente para mantenerme alejada de todos los problemas y de no tener que volver a realizar actos ilegales por necesidad monetaria.

Como cazarrecompensas no me faltaba nada, hacia actos peligrosos que generaban mucho dinero, aun así, decidí partirme la espalda de esta manera donde no corría ningún peligro, donde puedo tener un futuro prometedor y de una manera normal. De esta manera era muy feliz, el negocio había crecido de tal forma que podría abrir otro local en la ciudad, además me distraía mucho, todo el día me la pasaba organizando, atendiendo o preparando pasteles. Aida y los demás chicos eran muy buenos conmigo y los mejores para llevar el negocio.

Cuando llegué al local, me di cuenta que Aida tenía razón. Había más personas de lo normal, la mayoría de las mesas estaban ocupadas y las dos únicas meseras que tenía estaban corriendo de un lado a otro. Aida estaba atendiendo una mesa cuando se dio cuenta de mi llegada y se dirigió hacia mí.

"Me alegra que estés aquí " Dijo apuntando una orden en una libreta "¿Cómo te fue con tu hermano?"

"¡Excelente! fuimos a la playa y me obligó a cocinarle pastel de chocolate." Conteste caminando entre las mesas.

Noche DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora