Peeta

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Con mi caja de pinturas, en casa, puedo hacer todos los colores imaginables: rosa tan pálido como la piel de un bebé o tan fuerte como el ruibarbo. Verde como la hierba en primavera. Un azul que reluce como el hielo en el agua. Una vez me pasé tres días mezclando pintura hasta encontrar el tono perfecto para la luz del sol sobre el pelaje blanco. Verás, creí que era amarillo, pero era mucho más que eso. Capas de todo tipo de colores, una a una. Todavía no he conseguido pintar un arco iris. Llegan tan deprisa y se van tan pronto... No he tenido tiempo suficiente para capturarlos, sólo un poquito de azul por aquí o de morado por allá y vuelven a desaparecer. Vuelven al aire.

Recopilación de versosWhere stories live. Discover now