Prólogo

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Mi nombre es Lena Kazouyoshi. Apellido difícil, ¿a que sí? Ka-zou-yo-shi. Las personas no tienen idea lo difícil que es aprender un apellido como ese a los tres años. Los compañeros te preguntan «¿Cuál es tu nombre?», y yo les decía un trabalenguas. Qué se le va a hacer.

Vivo con mi madre, Kokoro Yumiko, en Japón. Mi mamá está casada con Kotaro Kazouyoshi, mi padre. Mi papá, bueno, ¿qué puedo decir de él? No suele estar mucho en casa, es un cazador de vampiros. Ahora mismo se encuentra en Inglaterra. La Asociación de Cazadores de Vampiros lo envió allí para encargarse de unos asuntos urgentes. Antes trabajaba junto a mi madre, otra cazadora de vampiros, sin embargo ella se apartó de allí luego de que yo apareciera en sus vidas. No querían poner en riesgo la mía. A veces, los vampiros, pueden guardar resentimientos hacia los cazadores, buscando exterminarlos finalmente.

Resumiendo un poco mi vida, y remarcando lo más importante de esta, puedo decir que mis padres me encontraron en una plaza a solas cuando tenía cuatro años de edad. Genial, ¿no es así? No recuerdo el porqué estaba allí, pero lo que sí sé es que no estaba sola al principio... Pero eso es todo lo que recuerdo. Luego de eso no tengo registro de nada hasta la edad de los seis años.

Hace unos días recibí una carta de nuestro viejo amigo de familia, Kaien Cross, la cual informaba que había sido aceptada en su academia. Mis padres conocen a Kaien desde hace ya mucho tiempo, solían trabajar con él en la asociación. Kaien es un cazador de vampiros, pero hace unos años había decidido apartarse de la caza y crear una academia de estudio entre humanos y vampiros donde lograr una convivencia entre éstos mismos: La Academia Cross.

La Academia Cross es un gran centro de estudio para ser clara, allí conviven y estudian los estudiantes, divididos en dos clases: La Clase Diurna, compuesta por humanos de uniforme negro, ya que el color es más visible durante la luz del Sol, y La Clase Nocturna, oscura, conformada por vampiros de uniforme blanco, porque te permitía encontrarlos con mayor facilidad en la noche. Los Estudiantes de La Luna eran todos vampiros Nobles, pero sólo había un Sangre Pura, Kaname Kuran, encargado de mantener el orden entre los estudiantes de la noche. Altamente respetado por cazadores de vampiros y Nobles.

Ahora mismo estoy a punto de partir hacia la Academia Cross. Había sido aceptada, pero a mí parecer, hubo un error. Yo, siendo humana, no puedo estar en La Clase Nocturna. No soy una vampiro. Era realmente extraño. Lo más probable es que se tratara de un error el que me hubiesen admitido con ellos, de todos modos hablaría con el director Kaien en mi llegada y él me aclararía el asunto.

Las maletas están en la puerta y me estoy acomodando el moño rojo del uniforme blanco pálido frente al espejo. Me peiné nuevamente el cabello lacio y negro. Estaba realmente largo, me llegaba hasta los codos. Había pensando en cortarlo muchas veces pero al final me di cuenta que me agradaba así. Antes, de pequeña, lo llevaba a la altura de los hombros, allí enfatizaba mis hoyuelos y resaltaba mis ojos negros. Ya que mi piel era un tanto pálida, el uniforme blanco contrastado con mis ojos y pelo negro me hacían ver más blanca de lo normal. Sin embargo sólo sucedía en las estaciones frías, un poco de Sol ya me daba un color más oscuro, luminoso, bonito.

Podía escuchar a mi madre en la sala moviendo y tirando todo. Se encontraba nerviosa porque me estaba por ir.

—¡Lena! —mi madre gritó desde la sala—. ¡Ven a saludarme por última vez!

Salí de la habitación y me dirigí hacia la sala donde mamá se encontraba con algunas lágrimas en los ojos. Estaba parada con ambos brazos abiertos. Me acerqué corriendo y la abracé. Ella correspondió el abrazo apretujándome aún más. Me dijo que me quería y que me divirtiera, pero que no olvidara el estudio.

—Tráeme un joven a casa algún día, cariño —susurró en mi oreja.

—¡Mamá! —me quejé—. No traeré nada más que mis notas y mi presencia.

—Ya, ya —murmuró—. Igual tráelo.

Sonreí conteniendo una risa. Mi madre sabe como divertirme.

—Por cierto... —dijo. Fue en busca de algo a su dormitorio y luego volvió. Me extendió un libro—. Es importante que leas como mínimo la primera página.

Tomé el libro entre mis manos y lo observé: «Guía básica para convivir con vampiros, por Kazumi Izumi». Volví la vista hacia mi madre y asentí con la cabeza. La verdad es que no pensaba leerlo, pero le daría una ojeada para que se quedara tranquila (o porque sé que luego me preguntaría algo del libro, como si fuese un examen).

Mamá puso la mano en su bolsillo y sacó un dulce, el cual lo puso en el bolsillo de mi uniforme.

—Es uno de tus favoritos. —murmuró. Me abrazó nuevamente.

—Escúchame bien. —Me tomó de los hombros y me miró a los ojos—. Ten mucho cuidado, ¿si? No importa qué pase, sé fuerte y defiéndete, sé que puedes hacerlo. Convivirás con vampiros, bella... Eso es peligroso. Quiero que te cuides mucho —Volvió a abrazarme—. Te extrañaré más que nadie en este mundo... Eres mi gran orgullo.

Abracé fuerte a mamá con un nudo en la garganta. Desde chica me eran difíciles nuestras despedidas, y ahora no podía controlar las lágrimas que caían de mis ojos.
No llores, sabes que volverás, pensé. Pero de alguna forma, mi madre tan dramática, lo hacía ver como si fuese todo lo contrario.

—No olvides quién es tu familia. —Besó mi frente.

Kokoro, mi madre, me vió subir al coche que me llevaría hacia La Academia Cross. Desde la ventana de casa me saludó y lanzó un beso. Pude notar como de su rostro caían algunas lágrimas.

Me despedí con la mano por última vez y dirigí la vista hacia al frente. Todo cambiaba hoy.








N/A: Feliz bienvenida

Vampire Knight: Memorias de un vampiroWhere stories live. Discover now