- ¿Dónde está mi chica? -me preguntó Ryan.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, de arriba a abajo.

- Hey -contesté-. ¿Qué tal?

- Muy bien. Veo que has podido escaquearte bien de tus amigas -decía riendo.

- Pues sí... Pero luego tengo que volver -dije.

- Vale. Yo también tengo que acompañar a Ronald a una tienda de deportes.

- Wow, así que con Ronald...

- Sí, gracias a ti y a tu amiga Ashley -decía riendo-. Bueno ¿Dónde te apetece ir?

- ¿Podríamos sentarnos en ese banco un momento? -dije señalándolo-. He caminado bastante.

En ese momento, empezaron a caer algunas gotas de lluvia...

- Pues, va a ser mejor que entremos en algún sitio.

- Joder, mi paraguas lo tiene Ashley en su bolso –dije enfadada.

- Yo... No he traído... -me dijo Ryan-. Toma, vamos a usar mi chaqueta para cubrirnos.

Cada vez llovía más. Cuando Ryan y yo, estábamos bajo la chaqueta. Nuestras miradas se cruzaron. Él, paró. Soltó la chaqueta. Yo también la dejé caer. Estábamos los dos, únicamente nosotros, descubiertos en toda la calle. Nos mojábamos, pero no importaba. Ryan pasó sus manos por mi pelo mojado, me acarició. Y me besó.

- ¿Por qué haces siempre esto? -le pregunté.

- ¿Qué?

- Convertirlo todo en algo tan especial.

- Porque tú, eres la que hace que me comporte así -contestó muy seguro y mirándome a los ojos.

Sonreí.

- Te quiero -dije.

- Yo también te quiero, Elizabeth.


Una hora después...

- ¿Tienes que irte ya? -le preguntó Ryan suplicándole quedarse un poco más.

- Sí... Me están esperando, se supone que llevo casi una hora buscando flores... -contestó Elizabeth.

Ryan reía.

- Tengo que irme, ahora llueve menos. Adiós pequitas -dijo Elizabeth sonriendo y bromeando.

- Vale, ten cuidado.

Se besaron. Y se fue.



Vagabond - MisterWives.

Más tarde en la heladería...

- ¡Ya era hora! ¿Y el ramo? -preguntó Ashley, con tono de sabionda.

- No me gustó ninguno...-contestó Elizabeth.

- Ya claro... Yo sé lo que está pasando... -dijo muy seria. ¡Tú estás mintiendo!

- ¡¿No me digas?! -dijo Caitlin riéndose con tono irónico.

- Eli Eli, te hemos pillado -dijo Dany.

- Por lo que se ve, hay un noventa y nueve coma ocho por ciento de probabilidades que apuntan a que mientes -dijo Christi bromeando.

- Bueno... Yo...

- ¡Cuenta! -dijeron todas al unísono.

- La otra noche... Después de la fiesta... Ryan... Me besó -dijo Elizabeth un poco tímida.

- ¡Dios! -dijo Dany.

- ¡Lo sabía! -dijo Ashley riendo.

- Se veía venir -dijo Caitlin sonriendo.

- ¡Bien! -dijo Christi.

- ¿Cómo que se veía venir? -preguntó Elizabeth curiosa riéndose.

- Por cómo os miráis, como te defendió de Ian... -contestó Dany.

Elizabeth se había sonrojado.

- Parece un buen chico -dijo Ashley sonriendo-. Así que disfruta que ya es hora.

- Sí, te lo mereces -dijeron todas.

- ¡Ey! ¿Y vosotras qué? -dijo Elizabeth.

- Pues mirad, Adam, el del club de física me pidió el teléfono el otro día. Y tengo que reconocer que es muy guapo -contó Christi muy contenta.

- Vaya vaya, Christi, que guardado lo tenías -dijo Elizabeth bromeando-. Oye Caitlin, y el fotógrafo que conociste en el parque ¿Qué tal?

- Muy bien, la semana que viene, voy a pintar a su casa -dijo Caitlin con cara de enamorada.

- ¿Y tú, Dany?

- De momento, no me interesa nadie. Estoy muy bien así. Aunque el capitán del equipo de baloncesto del insti... Me tira los tejos siempre -dijo riendo.

- Yo no tengo nada, ni quiero nada. Pero vaya tontería, eso de estar enamorada. Nunca he sentido eso. Y vivo feliz cómo una perdíz -dijo Ashley muy segura y contenta.

- Bueno bueno, señorita, ya lo sentirás alguna vez.



You lift Me Up - Mikey Wax.

Cuando llegaron al pueblo, en la parada...

- Me lo he pasado muy bien -dijo Christi feliz.

- ¡Y yo! -gritaron todas a la vez.

- ¡Abrazo grupal! -gritó Ashley.

Todas se abrazaron. Son muy amigas y tienen una amistad muy especial. Tiraron besos, y se despidieron.

Mientras Elizabeth, caminaba hacia su casa, su móvil vibró.

Ryan: ¿Has llegado bien? En este momento, estoy entre miles de balones de football. Te quiero.

Sonrió.

Justo cuando llegué a casa, estaba abriendo la puerta, cuando de repente, aparece mi madre con una sonrisa un tanto extraña que no había visto nunca en ella.

- Mamá... ¿Qué haces? -le pregunté riéndome.

Así sin más, veo una sombra en el suelo, de alguien caminado hacia nosotras. Viene del salón.

- Hola -dijo sonriendo.

Mi corazón bailó.

- ¡¡¡¡¡¡¡Ah!!!!!!! -grité con todas mis fuerzas, mientras corría para abrazarle-. Pero ¡¿Qué haces aquí?!

- Te prometí que vendría -contestó Eddie.


Un simple ya, lo dice todoWhere stories live. Discover now