Vida sin rumbo

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Són las 3 de la mañana y aún me encuentro en la calle con mis colegas, 20 llamadas perdidas de mi madre y yo sentado sin hacer nada. No soy capaz ni de mover un dedo. Pienso en mi madre, pero no me causa importancia. Empiezo a escuchar a mi amigo Cristian pronunciar algún insulto, nadie tiene claro que ha dicho debido al alcohol, pero se empiezan a levantar y a gritar: "¡Vaya vaya, parece que va a haber pelea a las 3 de la mañana, jaja!". Soy el único que sigue sentado en el suelo y el que no quiere empezar a gritar como esta panda de tontos, así que cojo y me voy. Escuchó que me llaman por mi nombre, pero continuo mirandome las bambas mientras sigo caminando. Llego a casa, y mi madre está sentada en el sofá del comedor con un pañuelo. Decido no detenerme ni un segundo hasta llegar a mi cuarto. Voy por el pasillo y sé que me está siguiendo, acelero el paso y me encierro en mi habitación.

-¡Espera! Como puedes llegar a estas horas y encima sin dar explicaciones?

Bueno; pues está es mi vida. Una rutina en la calle hasta llegar tarde por la mañana, fumar, beber y no tener preocupaciones ni sentimientos por nadie, este soy yo, Aaron.

Un amor de calle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora