Terapia de psicología.

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Jesus se despertó por la mañana. Estaba solo en casa, su madre estaba trabajando y Brad se había ido a comprar. Antes de levantarse se quedó retozando en la cama. Era tarde, había dormido muy mal, no había podido parar de pensar en si irse de allí o no e incluso había llegado a sollozar por sus desgracias. Él no era feliz. Se levantó y fue perezosamente hacia la cocina. De camino se frotó los ojos y en un abrir y cerrar de ojos se chocó de bruces contra la puerta.

- ¿Pero que coj...?

- Jesus, ¿Qué haces ahí tirado? - Jesus le mandó una mirada de odio a Brad, que había abierto la puerta de golpe.

- Vete a la mierda.

- Eh jovencito, respeta a tus mayores.

- "Eh jovencito"- Esas palabras retumbaban por la cabeza de Jesus. - "Respeta a tus mayores"- "No aguanto más a este... Impresentable". Jesus se incorporó y le dio un empujón a Brad haciendo caer las bolsas de la compra.

- ¿Y que tal si me respetas tu a mi? Deja de comportarte como un crío, que no pintas nada en esta casa. Algún día mi madre abrirá los ojos y te dará la patada, y espero que sea pronto.

- ¿Estás bobo? Mira lo que has echo, ni se te ocurra volverme a tocar, eres un maleducado.

- ¿Mal educado yo? Venga anda, el único maleducado que hay aquí eres tú, que te metiste en medio de esta familia y no tienes ni la decencia de tener un poco de respeto por los que ya estaban aquí.

Jesus tenía unas ganas insoportables de pegarle un puñetazo en la cara, pero sabía que si lo hacía podía meterse en un problema muy gordo a si que decidió irse a su habitación. De un portazo cerró la puerta y se tiró sobre la cama en la que, tras un rato pensando en sus cosas, se quedó dormido. Le despertó un ruido en la puerta. Era su madre pidiendo permiso para entrar. Tuvieron una larga discusión sobre lo que había pasado con Brad.

- Pero Jesus, ¿No ves que Brad tiene razón? Tienes que respetar a tus mayores.

- El respeto hay que ganárselo, y uno no se lo gana siendo mayor o menor, se lo gana por sus acciones, y de momento Brad no a echo nada ni por mí ni por nadie.

- ¡Jesus, no digas eso! Brad me hace feliz, ¿No te das cuenta?

- ¡Pues por mí como si se larga de esta casa para no volver nunca! - Su madre al oír eso no pude hacer algo que nunca pensó que haría. Le soltó un tortazo a Jesus. Este se calló y se puso la mano sobre sobre su dolorida mejilla. - Vete a la mierda. - Y de nuevo para contener las ganas decidió irse de allí.

Pasó por delante de todos sus amigos e ignorando sus burlas no dejó de mirar hacia delante. No vaciló en un solo paso hasta llegar al bufete de psicología al que a veces acudía cuando peor se sentía. En su casa no había nadie que le escuchase, y uno de vez en cuando necesita soltar todo lo que lleva dentro.

"Desde que Brad llegó a casa todo cambió. Cambió a mal. Yo apenas me hablaba con mi madre y al ver que estaba con otro hombre... Sabía que mis padres ya no estaban juntos, y nunca tuve la esperanza de que en un futuro volviesen a estarlo, pero de una forma u otra sentía que le estaba poniendo los cuernos. Y una cosa que tenía clara es que mi padre nunca se mereció lo que mi madre le hizo. Le dejó en la calle, sin nada, ni si quiera me dejó despedirme de él. Un día volví de la escuela y bueno... Se había ido. Y nunca más le he vuelto a ver. Eso es lo peor, y mi madre nunca me ha dado explicaciones de por qué le echó de casa, de vez en cuando me suelta "Las apariencias engañan", pero... No sé, creo que tengo derecho a saber lo que pasó entre mis padres. Y también la razón por la que Brad me tiene tanto asco. Desde el primer momento en el que llegó me trató como su criado, ni si quiera intentó caerme bien. Y ya son 6 años lo que le llevo aguantando, y ya no puedo más. Cuando le veo se me enciende un fuego dentro de mi, me entra una rabia... Por eso estoy pensando en irme de casa. Mi madre es lo segundo peor que me ha pasado en la vida, lo primero es Brad."

Jesus llegó a casa y se sentó en el sofá. Su madre apareció de repente y se sentó a su lado.

- ¿Se puede saber cual es tu problema?

- Tu cara.

- Vaya, mira, no te lo quería decir pero... Vete a la mierda

- Esta casa si que es mierda y, ¿Sabes qué es lo peor? Que a ti te da igual, vienes con el mismo aspecto.

- ¿Qué aspecto? - Preguntó la mujer prendiéndose un cigarro.

- El de una perdedora. Vienes aquí pensando que todo va a cambiar por si solo, como si lo tuvieses todo controlado, pero no.

- ¡Oh, vaya! Pobre Jesus, que está sentado en el sofá sin mover un dedo lamentándose por mis pecados. - Dijo su madre exagerando los gestos. - ¿Sabes en que te convierte eso? - Le preguntó ya más seria. - En el hijo de una perdedora.

Jesus no aguantaba más, le dio un manotazo la plato que había sobre la mesa haciéndolo salir disparado hacia su madre. - Eres patética. - Se levantó y se fue.

Corrió a lo largo de la carretera, cuesta arriba hasta llegar a su destino. Del bolsillo de la sudadera sacó unas llaves y se acercó a uno de los trasteros, abrió el portón contempló el viejo coche. Con un trapo lo desempolvó lo mejor que pudo y se sentó en el asiento del conductor.

"Ahora, ahora si que si, me voy a dejar de amenazas, de avisos, de chantajes. Me voy a ir, me iré para nunca volver. Mi padre me hablaba de la increíble ciudad, las calles llenas de gente, tiendas, luces... Ya basta de vivir de los recuerdos de otros, ha llegado la hora de crear mis propios recuerdos, mi propia historia."

Sacó el coche del trastero, lo cerró, giró la llave, pisó el acelerador y se fue.

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⏰ Last updated: Sep 11, 2015 ⏰

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El Jesus de los suburbios.Where stories live. Discover now