C A P I T U L O 15 F I N A L.

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El pequeño muchacho de cabello rebelde y rubio llevaba puesto encima un abrigo negro de mujer, le quedaba hasta los tobillos y para acompañar aquel tan elegante atuendo, una corbata de papel higiénico alrededor del cuello. Era el día de su boda y también su cumpleaños.

Sus ojos azules como el cielo e intensos como el mar observaban a la chica, con aquel cabello cobrizo tan largo y lacio, "Danny" como él solía llamarle, llevaba encima una sábana blanca acomodada "Como vestido de novia" y un mantel de mesa en la cabeza, simulando un velo de novia.

Hoy sería el día en el que Mikaela Hyakuya y Danniel Hyakuya se casarían en una bonita ceremonia en el orfanato, toda la familia estaba presente y aquella muchachita solidaria se mostraba contenta y hasta un poco apenada, pero cuando Mikaela le dijo hace una semana que casarse con ella era su deseo de cumpleaños, Danniel no pudo negarse.

Claro que aquel acto solo era un juego para todos, en aquel orfanato todo siempre fue un juego.

Misa, quien era una de las muchachas encargadas haría el papel de padre para poder casarlos, llevaba un bigote y patillas pintadas con sombras cosméticas y ropa de hombre demasiado grande para su silueta tan fina.

-¡Si nadie se opone, ambos pueden casarse!- narraba Misa, con un tono bastante juguetón y amable.

-¡YO ME OPONGO!- Se escuchó el grito de cierto jovencito, de cabellos negros intensos y unos ojos tan verdes y vivaces que hipnotizaban.

-¡Yuu!- gritaron ambos casi esposos.

-Oye, esto estaba saliendo demasiado bien, teníamos que poner algo de emoción.

-Arruinaste mi boda con Danny, Yuu- se quejó Mikaela con una sonrisa furiosa.

-¿Por qué quieres casarte con Danny? ¡Recuérdalo! Las niñas nos dan asco...

-Cállate- le dijo Mikaela cruzándose de brazos.

-Vamos a comer pastel- Danniel frotó el cabello del rubio.- Vamos, Mika.

(...)

Una guerra de comida había terminado hace unos minutos, Yuichiro fue quien la había comenzado pues dijo que el betún del pastel estaba raro.

Los huérfanos del orfanato Hyakuya estaban en una "Pijamada" que consistía en dormir todos sobre mantas en el suelo, la pequeña Akane estaba recostada en el vientre de Danniel, contándole un bonito sueño en donde todos eran adoptados por extraterrestres y tenían hermanos verdes y de un solo ojo que les enseñaban a volar en Plutón.

-Los esposos deben dormir cerca el uno del otro- le dijo Mikaela, quitando a Akane de Danniel y recostándose a un lado de ella.

-¿Ah? Pero si tú y ella no son esposos de verdad- se quejó Akane- Y ni siquiera se casaron.

-Mika- les interrumpió Danniel sonriendo- ¿Qué es lo que siempre les he dicho? Debemos ser buenos con las demás personas para que las demás personas sean buenas con nosotros. Siempre hay que mantener presente que nadie se merece un mal trato, Mika, Akane es tu hermana, así que debes tratarla con mucho respeto y cariño.

Mikaela la miraba con aquellos ojos que solo un niño puede poseer, una pequeña criatura con sueños puros a flor de piel. Él se había enamorado de los pensamientos de Danniel más que otra cosa, de sus sonrisas que describía como sinceras y de sus ojos soñadores.

-Yo voy a ser bueno para ti, Danny- le dijo en un impulso de media noche- Para que hagamos los dos un mundo mejor, en donde pueda vivir nuestra familia y ser sus padres para siempre.

Owari no Seraph. "La tercera Hyakuya"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora