Entró a la habitación de su pequeña hija y la miró acostada con una delgada manta cubriendo su cuerpo. Ella dormía ignorando lo que pasaba, así que se acercó hasta donde estaba y puso su mano en la frente de la niña para sentir su temperatura que en ese momento, desde su punto de vista, era normal.


Sintió como todos los sentimientos se mezclaban en su interior, pero el enojo era el más fuerte de todos.


Miró a los dos chicos que lo observaban desde el marco de la puerta de la habitación de su hija, los dos con caras de terror – Harry aún sosteniendo el recipiente en sus manos -.


- ¿Por qué maldita sea no me llamaron? – fue lo primero que salió de su boca, ya que quería decir muchas cosas en realidad, pero no sabía por dónde comenzar.


Vio el cuerpo del rizado tensarse al escuchar la manera agresiva en que la pregunta había sido lanzada.


- Harry creyó que no era necesario – dijo, Niall, y él sabía que lo decía porque quería escapar del problema.


Pensó por unos segundos y en verdad quería gritarles, pero sabía que eso no era correcto en ese momento y menos el lugar para hacerlo.


- Los quiero fuera de mi casa.


Ellos se miraron entre sí y los miró dudar por un momento. Niall se encogió de hombros porque lo conocía y sabía que iba en serio con esa petición, así que simplemente emprendió camino por el pasillo que lo llevaría escaleras abajo para poder salir de su casa. Por su parte, Harry se quedó estático en su lugar, sin mover ni siquiera un músculo.


- Yo...

- Hablo en serio, Harry. – le interrumpió.

- ¿Cómo cuidarás de ella? – preguntó, luciendo enfadado.

- ¡Mejor que ustedes! – levantó un poco la voz – Ella es mí hija y no pueden tomar decisiones sobre ella como si fuera una mascota, porque es una niña. Lo correcto era que me llamarán para que la llevara a un maldito doctor.

- No maldigas – chilló.

- A la mierda con eso – se acercó a él. – Que yo sepa te graduaste para administrar empresas y no para curar enfermos – susurró, molesto. – Quiero que te vayas, y lo digo en serio. No quiero soltar más cosas de las que me pueda arrepentir más adelante.


Harry hizo un gesto y sus ojos se volvieron tristes. Había sido todo demasiado rápido y él no podía detenerse, simplemente era de esa manera.


- ¿Papi? – la voz de la pequeña llamó su atención.


Él volvió a mirarla y la vio removerse en la cama, una clara señal de que ella ya se encontraba despierta, a lo que simplemente se encogió de hombros y miró al rizado nuevamente.


- Es hora de que te vayas – murmuró antes de alejarse de él para caminar de regreso a la cama con su hija.

Stay |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora