Capítulo 3. ¿Quién eres?

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Mi cabeza únicamente me daba vueltas por todo lo que Ren Lewis (si, después de todo me ha terminado diciendo su nombre) me ha dicho, esto es de locos.
El sonido del horno me despierta de mis pensamientos, por lo que lo abro con cuidado y saco unas galletas, echas por mi. Las dejo encima de la encimera para esperar a que se enfrían, la verdad que echaba de menos la cocina, en el centro ese de mierda, sólo nos permitían ir a cocinar, los que podíamos, cuando a esos cabrones les apetecía. Aprieto los puños he instintivamente pegó un fuerte puñetazo a la encimera lo que hace que me haga un pequeño corte en la mano, chasqueo la lengua frustrado cuando Ren sale de su habitación y dice un poco agitado acercándose a mí:
-¿Qué ha ocurrido?, ¿estás bien?
Me tapo la herida con la mano ilesa y agacho la cabeza, aún no estoy preparado a mirarle a los ojos desde ayer por la noche que no puedo, noto su mirada sobre mí, cuando me dice esta vez más serio:
-Déjame ver.
Dejó ver la herida y le acerco la mano poco a poco, este mira mi herida y a continuación la encimera, agacho de nuevo la cabeza y le digo tapándome de nuevo la herida:
-Esto no es nada, no te preocupes.
Este me levanta la cabeza nervioso haciendo que yo tenga miedo, ¿por qué narices este hombre me da tanto miedo?, es un simple hombre. Este levanta más mi cabeza haciendo que le mire directamente a los ojos y me dice incluso más serio que antes:
-Entonces si hacerse una herida de tal grado para ti no es nada, explícame que puede ser peor.
En ese momento millones de imágenes de pruebas del centro me comienzan a invadir mi cabeza lo que hace que todo mi cuerpo comience a tambalearse. Ren observa mi reacción y me dice:
-¿Qué te han echo?
Aparto la mirada alejándome y le digo dandole la espalda:
-No es nada, será mejor que no te entretenga, seguro que tendrás algo importante que hacer.
Este se apoya en la barra de la cocina y me dice sin apartar su mirada de mi:
-Entonces todas las marcas que hay por tu cuerpo no han sido tampoco nada, ¿verdad?
Rodeo mi cuerpo con mis brazos intentando aguantar las ganas de llorar cuando noto dos fuertes brazos por mi alrededor tapando los míos y rodeando mi cuerpo, agacho la cabeza y le digo aún nervioso:
-Ya estoy acostumbrado.
Noto como este se aparta de mi bruscamente, pero yo no me muevo, no quiero mirarle, no quiero.
-Yuki, dime ahora mismo que te han echo, no me obligues a utilizar el mecanismo.
Me agarro el pecho y todo mi cuerpo vuelve a temblar de nuevo, me doy la vuelta y le digo al borde de las lágrimas:
-Adelante, ya nada me importa, al fin y al cabo soy un monstruo, todos me lo dicen.
Ren se sienta en el sillón y dice más relajado:
-¿Quién te lo ha dicho Yuki?
Le miró nervioso y tras un largo silencio digo por fin:
-Todos, y si no lo dicen lo piensan, en el centro cada día me ponen a una nueva enfermera, en las pruebas a mi y únicamente a mí me tapan los ojos para que no me descontrole, todos se asustan de mí, me miran mal, incluidos los otros como yo, ya no puedo más.
Ren se pone serio y me dice dando unos golpes al sillón:
-Ven.
En ese momento las palabras de George y de Kara vuelven a mi cabeza, tengo que ser fuerte, ya me he descuidado demasiado con este hombre.
Me seco las lágrimas con la manga de mi sudadera y le digo levantando mi cabeza:
-Si quieres una galleta ten cuidado que aún están calientes, yo ya no hago nada aquí así que me voy a mi habitación.
Cojo el paso y comienzo a andar intentando que no se noten los temblores de mi cuerpo esperando no recibir ninguna respuesta, cuando consigo llegar a mi habitación cierro la puerta detrás de mí y me dejo caer al suelo, agarro mis rodillas aún con mi mano llena de sangre y comienzo a llorar sin importar el que, hacia años que no lloraba así, más bien desde que llegue al centro, no puedo creer que tras años en un centro intenten hacerme llorar y no puedo y que llegue este hombre y lo consiga en segundos, ¿por qué? Yo siempre he querido hacer una cosa, morir, morir y no causar más problemas, ¿entonces por que no puedo?¿por qué es tan difícil como parece? Al día mueren miles de personas, ¿por qué no puedo ser uno de ellos?
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Tras un rato alguien llama a mi puerta despertándome de mis sueños, abro la puerta cuando Ren me dice serio como siempre:
-Acompañame, tengo trabajo que hacer.
Lo miro extrañado y le digo colocandome una venda en la mano herida.
-¿por qué tengo que ir yo?
Este lanza un suspiro:
-Ya te lo dije, vas a estar a mi lado valla a donde valla.
Asiento con la cabeza y comienzo a seguirle hasta que llegamos a un lujoso hotel, todo el mundo vestía glamurosamente, incluso Ren, por lo que todos me miraban a ver mi desaliñada ropa y la mayor parte de mi cuello lleno de cicatrices, me tapo como puedo el cuello con la sudadera sin dejar de seguir a Ren hasta que llegamos a una habitación en la cual en la puerta se encuentra un enorme hombre vestido de negro. En ese momento todo mi cuerpo pierde fuerza haciendome caer de rodillas apoyándome en la pared y con la mano libre me agarró momentáneamente la cabeza por el fuerte dolor. En ese momento Ren comienza a decir mi nombre y se coloca a mi altura junto a mí, cuando el dolor desaparece consigo mirarlo y le digo delirando mientras recuerdo a esos hombres vestidos de negro.
-Parar, yo no he echo nada, yo no he sido.
Tras otro momento de dolor sigo diciendo:
-A ese lugar no por favor, ese lugar no.
Echo mi cabeza para atrás sin dejar de agarrados y comienzo a gritar fuertemente, millones de imágenes comienzan a aparecer fuertemente por mi cabeza cuando noto algo cálido y veo una luz, ¿por fin he muerto? ¿al fin lo he conseguido? Abro los ojos lentamente y observo como Ren se sitúa a mi lado en el mismo lugar de antes abrazándome fuertemente, le miro confuso y digo finalmente con una temblorosa voz:
-Ren, ¿qué ha ocurrido?
Este me mira con los ojos iluminados y me dice finalmente empujando mi cabeza hacia su tronco:
-En cuanto lleguemos a casa me lo vas a contar todo, no puedo verte así, por favor.
Asiento con la cabeza e intento levantarme con ayuda de Ren, cuando por fin consigo mantenerme en pie asiento con la cabeza y Ren tras un suspiro vuelve a retomar el camino hacia aquella vigilada habitación, al pasar junto al hombre vestido de negro chasqueo con la lengua y entro al lugar tras Ren, al llegar los dos nos sentamos en un pequeño sillón en el cual enfrente se sitúa un hombre viejo, arrugado y vestido de traje, en ese momento mi instinto comienza a advertirme y sin darme cuenta de un pequeño movimiento que situo pegado a Ren, no es que me de miedo, si no que al no poder atacarlo a la ligera me siento indefenso, no me gusta admitirlo, pero es cierto, Ren me ha estado ayudando y apoyando en todo momento, lo que solo los más cercanos a mi han echo, por lo que no pienso ocurrir que a él le ocurra algo.
El hombre hace un horrible carraspeo que me pone los pelos de punta y dice finalmente:
-Bienvenido señor Lewis, hacia mucho que le esperaba, pero, ¿quién es su acompañante? No sabía que iba a venir con alguien.
Ren va a contestar pero yo me adelanto haciendo que Ren se sorprenda:
-Yo soy su guardaespaldas.
Tras eso Ren lanza una pequeña carcajada caso inaudible, miro al hombre y este se encuentra mirándome fijamente, que horror, pero lo voy a aguantar, le amenazo con la mirada cuando este se comienza a reír con unas secas carcajadas y dice finalmente:
-¿Quién? ¿tú el guardaespaldas del señor Ren? Anda niño deja de decir bobadas.
Ren coloca su mano en mi pierna haciendo que me callara y dice este finalmente:
-Señor Pur, no estamos aquí para hablar de mi guardaespaldas, así que valla al grano por favor, tengo algo más importante que hacer en estos momentos.
El tal "Señor Pur" me mira sorprendido y dice finalmente volviendo a la realidad:
-Si, tiene razón, pues el motivo por el que le he traído aquí es muy simple.
En ese momento un escuadrón de hombres se colocan a nuestro alrededor, en ese momento Ren se levanta de golpe y dice mirando desafiante al viejo:
-Una trampa.
El viejo se comienza a reír y dice intentando hacerme burla:
-¿Qué vas a hacer tú ahora guardaespaldas?
Una maliciosa sonrisa sale de mis labios y le digo a Ren emocionado:
-Ahora es mi turno de protegerte, no te alejes mucho.
Ren me va a decir algo cuando me quito la sudadera y la camiseta dejando ver todas las cicatrices de mi cuerpo, especialmente las de mi espalda, en ese momento dice el viejo:
-Aunque te desnudes no pensamos perdonarte niñato.
Miro al viejo dedicándole un guiño cuando las enormes alas blancas se formas tras mi espalda, doy un salto y me abrazó fuertemente a Ren cubriendonos con mis alas cuando comenzamos a ver miles de balas chocando contra mis alas, miro a Ren y veo a este absorto en el hermoso reflejo de mis alas, cuando ya no escucho ningún casquillo las alas se comienzan a transformar en negras y puntiagudas, empujo a Ren y le digo con una sonrisa:
-Por favor, no veas esto.
Este me niega con la cabeza por lo que no puedo seguir insistiendo, perderíamos mucho tiempo, por lo que alzó mis alas lanzando miles de pequeñas y afiladas alas hacia las cabezas o el pecho de los atacantes dejando únicamente con vida al asqueroso viejo que se encuentra escondido bajo su escritorio, soy unos pasos colocandome frente a él haciendo que este se pegue fuertemente contra el escritorio y me dice al borde de las lágrimas:
-Por favor, no me mates, esto lo estoy haciendo por mi familia.
Lanzó una maliciosa sonrisa y dejó caer mi ala quedándose al borde de su cuello notando como el sudor del viejo choca contra mis alas. Ren se acerca y dice serio:
-¿te creías que no sabía que esto podría pasar? No me tomes por tonto, ahora te tengo en mi poder, ¿qué harías por mi? A si, ya sé, venderme a tu hija por tu vida.
Este asiente con la cabeza y dice:
-claro, todo lo que necesites.
Lanzó un chasquido con la lengua por lo que los dos me miran, aprieto los puños y le digo al asqueroso viejo:
-¿No estabas haciendo esto por tu familia? ¿ahora tu hija ya te da igual?
En ese momento noto como el viejo trata saliva y velozmente saca un arma de su pantalón, y en un instante, antes de que el viejo pueda apuntar mi ala negra se clava en su sensible cuello haciéndole caer rodeado de un charco de sangre, escondo mis alas y le digo a Ren sin dejar de mirar al viejo:
-Todos tienes miedo de la muerte menos yo, no tengo piedad por nada, ¿ya entiendes por que soy un monstruo?

Soy un monstruo (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora