Capítulo 1.-Vida ¿Perfecta?

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La semana comenzaba, y no solo era comienzo de semana, era el comienzo de un nuevo semestre. Bien dicen que no sabes lo que el futuro te depara, y vaya que tienen razón en esa frase.

El clima de aquel día era demasiado agradable, el cielo azul y despejado, con una u otra nube solo adornando el manto celeste, el viento parecía silbar, el sol se encontraba oculto por minutos y después salía a reafirmar su majestad y brindar calor.

En la zona norte de aquella ciudad, se encontraba la zona de la alta sociedad, hogar de aquellas familias que por esfuerzo o quizás por negocios, tanto decentes como turbios se encontraban con una buena posición económica.

Dentro de aquella zona, se encontraba el campus de la mejor universidad, que, gracias a sus altas colegiaturas, presumía de tener un buen nivel académico, y de que sus egresados salían con los conocimientos necesarios y requeridos para poder incorporarse al mundo laboral de manera rápida y con un buen puesto.

En este campus, dentro de los edificios centrales, en el salón de la última planta, se encontraba sentado en primera fila, tomando notas y prestando toda la atención del mundo a su clase, un joven muy apuesto. El joven contaba con 1.85 m de altura, de complexión delgada, espalda ancha, en su cuerpo se notaba el trabajo de gimnasio, de nariz delgada, casi con perfil griego, de mandíbula quizá un poco cuadrada, con sus labios un poco carnosos, de piel blanca y cabello igual, el motivo, simple el joven padecía albinismo, y sus ojos, aquellos ojos eran lo que le daba el "toque perfecto" a aquel joven, contaba con unos ojos grandes de color azul zafiro, su nombre Jackson Frost Overland, mejor conocido como Jack Frost.

Jackson Frost era de esos chicos que son conocidos, pero no por malas obras o ser de aquellos que siempre se meten en problemas. Él tenía reputación de ser "el chico perfecto", el ideal para las mujeres, un joven atento, caballeroso, amable, servicial, o como lo definirían los rebeldes, "el chico bueno de la película", sumando a todo esto a ser el mejor promedio de su generación y de la carrera.

Jack

Las clases de aquel día, eran igual que siempre, algunas interesantes, otras apasionantes, y sí, algunas totalmente aburridas. Precisamente me encontraba en una de esas clases que entran en la categoría de aburridas, trataba de poner toda la atención del mundo, pero el profesor parecía que tenía somníferos en su voz, a toda costa luchaba para no quedarme dormido, además sería una grave falta de respeto al profesor, y mucho más porque estoy frente a él; toda la clase se ha dirigido hacia mí, y yo solo cuando he perdido el hilo de su conversación he asentido por cortesía.

El tiempo parecía correr bastante lento, sentía que cada segundo equivalía a un minuto, pronto la hora se acercaba, el reloj que estaba centrado justo en la pared de enfrente del salón marcaba la hora de la salida, la 1:00 de la tarde, mis ojos se desviaban del maestro al reloj y viceversa.

La hora sonó y por fin, mi largo día de clases había concluido. Comencé a guardar mis cosas dentro de mi mochila, revisando que no olvidara nada, me di cuenta de que era el último que se encontraba en el salón, incluso el profesor ya se había retirado. Antes de abandonar la habitación me cercioré de que no hubieran dejado olvidado nada, y cerré el salón.

Caminaba a paso lento, llegue a mi casillero para recoger mis cosas y dirigirme al estacionamiento, el reloj marcaba la 1:30 p.m. y yo iba saliendo del edificio donde tenía la mayoría de mis clases, siempre salía exactamente a esa hora como si yo fuera un reloj suizo, llevo cuatro semestres saliendo a esta hora, mi carrera: Derecho. ¿Qué se podría esperar de un hijo de familia acomodada y pudiente?

Llegue al estacionamiento del campus y pronto ubique mi auto. Un Sentra del año, de color negro, automático, aunque en lo personal siempre, desde que aprendí a conducir he preferido los autos estándar, de hecho, tengo un Sentra estándar de color azul, de hace cinco años.

El trayecto de la universidad hacia mi casa, me toma pocos minutos, 2:00 de la tarde he llegado a mi casa, una imponente mansión, que realmente y siendo sincero, no sé por qué vivo en una casa tan grande, si solo vivimos mi padre y yo.

Baje del auto arrastrando los pies, y tratando de caminar lo más lento que mi cuerpo me lo permite, pero después de años de rutina, me es imposible de conseguir.

¡Estoy en casa! – grité después de entrar

-Jackson, ¿Cuántas veces te he dicho que no grites cuando llegues? – ese era mi padre, bueno en realidad es mi tío: Aster Overland Mund, verán mi madre falleció a los pocos meses de que yo había nacido y mi padre, bueno, jamás se hizo cargo de mí, entonces, mi tío que es abogado, pidió mi custodia y legalmente me hizo su hijo, a excepción del apellido, mis padres ya me habían registrado cuando me adopto y no quiso cambiarlo

-Lo siento papá – dije con algo de fastidio – es que nunca sé dónde puedes estar, si en el despacho, o en la oficina, o simplemente no estar – dije cansado

-De igual manera sabes que debes llegar a mi despacho a ver si estoy – dijo él muy calmadamente, pero con algo de molestia en su voz, a pesar de no ser su hijo biológico me parezco bastante a él, de hecho, puede decirse que soy una copia de él, a excepción de los ojos, los de él son grises y el cabello, él tiene el cabello grisáceo, y no porque sea viejo, no pasa los 45 el hombre, sino porque así nació, cuando él tenía 25 años ya tenía el cabello grisáceo

-Lo lamento papá, no se repetirá – dije derrotado, no me gustaba discutir con él, además era la única familia que tenía

-Haz tu tarea pronto, porque recuerda que a las 5:30 tienes clases de alemán – dijo dando media vuelta para regresar a su despacho

- Si papá – dije derrotado.

Subí a mi habitación, deje la mochila en la cama y me acosté a un lado de ella, así era mi vida, mi padre/tío la controlaba prácticamente toda, mis horarios, mis salidas, mis calificaciones, incluso la profesión que estudiaba, quería que siguiera con el negocio familiar, para cuando él falte hacerme cargo yo del bufete de abogados y de las empresas familiares.

De mala gana me levanté de la cama, fui hacia el librero que tenía y puse el iPod en la bocina, pronto comenzó a sonar Help, de los Beatles, me encantaba todo ese tipo de música, música retro, tomé mi mochila de la cama y me dirigí al escritorio, me senté y comencé a hacer la dichosa tarea, media hora más tarde la había completado.

A las 5:30 llego mi maestro de alemán y comenzamos con la lección, una hora más tarde se retiró. A las 8:00 en punto cenábamos mi padre y yo y hablábamos de temas que para él eran importantes, política, finanzas, arte, literatura y su tema favorito; "Derecho".

Así era mi vida cada día, tenía 22 años y estaba encarcelado, salvo que mi prisión era la Mansión Mund, y mi carcelero era mi padre, esa era mi vida, la que mis compañeros llaman "perfecta" y que tanto envidiaban, yo no sé si llamarla así, mi vida se define dela casa a la escuela y de la escuela a la casa, mi padre me obliga a estudiar un quinto idioma, como si no fuera necesario el inglés, español, francés e italiano, controla absolutamente todo en mi vida, a veces me pregunto, mi vida en realidad ¿es perfecta?

Carrera por un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora