Capítulo XIX

Mulai dari awal
                                    

Babe se había relajado de inmediato al ver entrar a su abogado. Abrazó a Hell y se llevó una mano a la cadera; había estado conteniendo el aliento.

-Esto no puede ser, no puede ser... Se me va de las manos – decía horrorizada.

-Tranquila, hasta a DD le pasaban estas cosas de vez en cuando.

-No, tu padre lo tenía todo perfectamente atado, créeme – se acercó más a él y susurró - ¡Tenemos casi tres kilos de heroína en el sótano!

Hell le acarició la espalda y preguntó por el resto de la familia. Ava, Tears y el niño con Sky en las Vegas, su tío Jack Golding en Italia. ¿Por qué nadie lo avisaba de esas cosas? Ah, claro, porque era un completo idiota. "He estado perdido con Kira. Tengo que centrarme enseguida", pensó con remordimientos.

De repente tocaron a la puerta. O más bien fue echada abajo. Richard seguía discutiendo con el policía cuando fueron engullidos por una marea humana de personas de cabello oscuro. Eran Jack Golding y toda la familia italiana.

-Madre mía... - soltó Hell llevándose una mano a la garganta.

A Babe se le llenaron los ojos de lágrimas. Conforme iba entrando más gente en su casa más sensible se ponía, tal vez porque se sentía más segura a sabiendas que la familia de su marido no dejaría que nada le pasara. Ellos también estaban metidos en negocio turbios en Italia. Era un completo caos lo que acababa de asolar el recibidor de los Capobianco. Hell ya no sabía ni a quién saludaba.

-¡Ay, mi niño! - gritó una mujer gorda vestida con un vestido floreado y un moño recogiendo el pelo canoso.

Era su abuela. Tenía el rostro lleno de arrugas y se limpiaba las lágrimas con las manos tostadas por el Sol. Llevaba varias cadenas de oro y joyas caras. Olía a lavanda.

-Estoy bien, iaia, estoy bien – rio Hell abrazándola.

-¡Ay, qué delgado estás!

-Como bien, te lo prometo.

-Cuando puedas pasa unas semanas con tu abuela, con lo que yo te quiero...

-¡Pero si estuve un mes entero el año pasado!

La abuela obvio el comentario, repitió lo guapo que estaba y se marchó a asolar a su nuera esta vez. Hell saludó como pudo al resto de familiares. Había una treintena, entre tíos, tías, primos, primas, las parejas de estos y sus hijos. Era algo estresante. Aunque le encantaba ver a la familia, uno: la policía estaba compartiendo el mismo espacio, y dos: como buena familia italiana estaban empezando a pelearse con los agentes.

Uno de sus tíos amenazaba sin reparos al policía jefe. Con su cuñada y su sobrino no se metía nadie, no señor, ellos eran los Capobianco, una respetable Familia de más de cincuenta años. ¿Qué ofensa era aquella? Hell tuvo que explicarle que las cosas allí eran algo distintas. Aquí la policía no funcionaba así, no se la podía amenazar ni sobornar fácilmente.

Los policías terminaron marchándose más por el alboroto que formaron los familiares al saber por qué estaban allí que por que lo hubiesen decidido ellos mismos. Richard los siguió hasta la entrada recalcando que si volvían a aquella propiedad sin una orden de registro totalmente en regla, pondría una querella al departamento por acoso.

Hell miró a su alrededor. Daba gusto tener tanta gente allí dentro. El enfado se le pasó en cuestión de minutos cuando empezó a charlar con los demás.

-¿Por qué los has traído? - le preguntó a su tío.

Jack Golding tenía una expresión más astuta que nunca. Sonreía y le chispeaban los ojos.

Éxtasis (Saga Adrenalina II)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang