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(" Aunque ya me se el desarrollo de esto pero es muy distinto verlo en la realidad, estoy muy emocionado, cierto seth")  -"si".

—Uf, ya sé... Estoy mirando el informe. No mencionan a ningún bufón.

Una voz profunda y femenina se escuchó desde el walkie-talkie.

Sus palabras provocaron un frenesí en las comunicaciones poco después.

—Esos incompetentes tontos... ¿No me digas que se les escapó algo así?

—Tranquilo. Puede que no sea así. El Bufón podría ser una variable. No es raro que pasen estas cosas.

-¡Pero!

—Tranquilo.

Cuando la voz femenina resonó nuevamente, todo ruido cesó.

—El escenario está a punto de comenzar. Ignoraremos al Bufón por ahora, pero que alguno de ustedes esté atento. Actuaremos en consecuencia.

-Comprendido.

pero antes de que pudiera procesar nada más, la atmósfera en el teatro cambió.

¡Un cambio repentino y abrumador!

"....!?"

Los aplausos cesaron abruptamente y el ruido cesó. Como en perfecta sincronía, todas las cabezas se giraron hacia el centro del escenario justo cuando se produjo un cambio.

El walkie-talkie zumbó con otro débil susurro.

—El escenario está empezando. ¡Prepárense!

¡Silbido!

Finalmente, el telón se abrió, revelando el escenario.

En el centro se alzaba un piano de cola, cuya superficie pulida relucía bajo la intensa luz de los focos. Doce sillas vacías se alineaban en el escenario, cada una ordenada en filas a la derecha.

El silencio era sofocante, antinatural, casi como si el aire contuviera la respiración.

Crujir...

Un ruido agudo y estridente rompió el silencio cuando una figura emergió de detrás del escenario. Sus movimientos eran rígidos, antinaturales.

".....!"

La figura vestía un traje negro formal, y los bordes afilados de su pajarita apenas se veían bajo su delgada figura, casi esquelética. Agarraba un violín finamente tallado, cuyas cuerdas estaban tensas y temblaban bajo sus manos.

El rostro de la figura... si es que así se le podía llamar, parecía sacado de una pesadilla. Piel reseca se aferraba a una estructura similar a una calavera, con finas y brillantes agujas cosiendo su boca y las cuencas de los ojos huecas cerradas.

Se movió hacia una de las sillas y se sentó, con su mirada hueca fija en nosotros.

—Aquí viene el siguiente.

Otra figura la seguía, esta vez una mujer con un vestido negro largo y vaporoso. Sus pasos eran firmes, pero con una gracia extraña mientras portaba un violonchelo, cuya madera pulida relucía bajo los focos.

—El bajo.

Cada figura que la seguía tenía la misma presencia inquietante. Sus movimientos eran fluidos, pero había algo extraño en ellas, como si fueran marionetas controladas por algún tipo de hilo.

El aire se hacía más pesado con cada figura que tomaba asiento. Doce sillas. Doce figuras.

La habitación quedó desconcertantemente silenciosa.

Un Fragmento Y Juegos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora