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La mañana ya había comenzado y Miguel aún adormilado se dispuso a llevar a su niña a la escuela. La pequeña sonreía felizmente mientras su papá le peinaba con dos colitas, la pequeña le comentaba felizmente a su papá como quería hacer un dibujo de su papi Alexander, Miguel solamente escuchaba y asentía sin mucho interés, cuando terminó de peinar a la pequeña agarró su mochila y llaves del auto y se fue a dejar a su niña a la escuela.

Cuando llegó a la casa fue recibido por su esposo, Alexander andaba limpiando la sala, cuando vio entrar a Miguel se acercó con una sonrisa en su rostro.

– Buenos días, cariño -le dijo dándole un beso en la mejilla.

Miguel apenas lo miro

– Mm... buenos días -respondió, pero en su voz se notaba algo diferente, más distante.

Alexander solamente sintió un pinchazo en el pecho al escuchar las palabras de Miguel, últimamente este estaba más distante, pero decidió ya no decir nada más, seguro despertó con mal humor, Miguel solamente se alejó hacia su habitación y cerró la puerta, dejando a Alexander en la sala.

La mañana siguió, no fue un día tan movido, solamente silencios en la casa, silencios que se hacían cada vez más largos, Miguel y Alex no hablaron casi toda la mañana, Miguel solamente le comento que saldría con sus amigos y que no lo espere despierto.

Alexander solamente asintió, no dijo nada más, pero era obvio que si lo esperaría, siempre lo hacía aunque prometiera no hacerlo.

Pasaron las 11:00pm... Pasaron las 12:00am... La casa se quedó en un silencio, ya casi eran la 1:30am y Miguel no volvía, hasta que una hora después Alex escuchó como la puerta se habría... Era Miguel, este entro a la casa y Alex pudo ver como este estaba pasado de copas, Miguel al verlo solamente sonrió de manera boba y se acercó para abrazarlo.

- Aaaaaaleeex... mi amooor –murmuró, acercándose torpemente para abrazarlo.

Alexander sintió como el olor a alcohol lo golpeó, pero no le tomó importancia y solamente soltó una risita, estaba feliz de que al menos haya llegado bien a casa.

Pero esa risa se detuvo al ver algo...

Porque ahí, justo donde la camisa abierta de Miguel dejaba ver un poco de su piel, había un chupetón marcado, se notaba que era reciente y también detrás de ese olor a licor, pudo sentir un olor a perfume de mujer, ese perfume era un Sweet Black de Cyzone...

El cuerpo de Alexander quedó rígido.

Miguel ni cuenta se dio.

– Te extrañe... -balbuceó Miguel enterrando su cara en el cuello de Alex.

Alexander trago saliva. El corazón le dolía, pero aún así le devolvió el abrazo. No dijo nada, no todavía, no mientras Miguel no esté en sus cinco sentidos.

A la mañana siguiente

Miguel despertó con un dolor de cabeza intenso, la resaca lo estaba matando, esta era tan fuerte que tuvo que sentarse para no marearse. Paso una mano por su rostro y maldijo en voz baja, después se levantó y se fue a buscar a Alexander.

Bajo las escaleras arrastrando los pies, pensó donde podría estar Alex y supuso que era la cocina y justo como lo pensó, ahí se encontraba, preparando el desayuno, aunque este pudo notar que Alex parecía no tener energía, se movía de forma automática y pudo ver que tenía la mirada perdida, parecía que estaba teniendo una discusión silenciosa consigo mismo.

Miguel se acercó por detrás de Alex y lo abrazo por la cintura, poniendo su mentón en el hombro del más bajo.

– ¿Estas bien? –pregunto, con su voz ronca por el cansancio.

Alexander no respondió con palabras, solamente movió la cabeza en forma de asentimiento ante la pregunta de su esposo, se quedaron en silencio un rato, no era un silencio cómodo pero tampoco uno incómodo, era un silencio pesado.

Alexander estaba perdiendo en sus pensamientos, peleando entre sí para preguntarle por el chupetón o no, hasta que finalmente se decidió.

En su voz se notaba el nerviosismo al hacerle la pregunta.

– Miguel... ¿Y ese chupetón?

Alexander al voltear para verlo, pudo ver como el color se le iba de la cara a Miguel, este empezó a temblar un poco, Alex lo noto, Miguel intentó hablar pero empezó a tartamudear, era algo que hacía cuando estaba nervioso por algo, Alex lo sabía, lo conocía como la palma de su mano.

– Y-yo... Eso, eso n-no era n-n-nada, ol-olvidate de e-eso -su tartamudeo empezó a notarse mejor mientras más hablaba.

Alexander solamente lo miro a los ojos, su mirada reflejaba tristeza, confusión, irá, un montón de emociones combinadas.

– Miguel, ese chupetón es reciente...

– N-NO! no es l-lo que, que p-p-parece... T-tú sabes que n-n-munca te sería i-infiel...

Alexander iba a responderle pero fue interrumpido por la voz de una pequeña entrando a la cocina.

– Papá! Papi! Buenos días! -se acercó corriendo hacia Miguel, este la cargo con una sonrisa en su rostro.

– Hola p-princesa, que tal dormiste? Ven, vamos a desayunar junto conmigo y tu papi -Miguel volteo a ver a Alex de reojo, pero este solamente le lanzó una mirada de que después hablarían sin la interrupción de su pequeña hija.

꒰ 𝐘𝐚 𝐧𝐨 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐭𝐢 ꒱Where stories live. Discover now